Rara es la calle, al menos en el casco histórico de la ciudad, que no la ‘adorna’ una terraza.
Pero, hay veces que lo que hacen el mobiliario de exterior de un establecimiento de hostelería es invadir la acera completa con las mesas y sillas. Eso es lo que ocurre en la calle Palominos, donde un tramo de la acera está ocupada literalmente por los enseres.
La calle Palominos une dos puntos estratégicos para conocer la monumentalidad de Salamanca, la plaza del Concilio de Trento, donde se encuentran San Esteban -Los Dominicos- y La Clerecía y la Casa de las Conchas.
Al transeúnte le resta ir por la otra acera, caiga a plomo el sol de justicia estival, o jugársela por una calle dónde pasan vehículos.
