Unos 60.000 salmantinos se beneficiarían de la reducción de jornada si se aplica la entrada en vigor de la semana laboral de 37,5 horas, una menos de la media actual, según explicaron este jueves los dirigentes sindicales salmantinos. Los sindicatos afirman que la aplicación de las 37,5 horas es posible en la situación actual y sería beneficiosa para los trabajadores y para el país en general, tal como explicaron los secretarios provinciales de CCOO, José Antonio Gallego, y de UGT, Marcelino Muñoz.
Los sindicatos CCOO y UGT convocaron este jueves concentraciones como forma de “presión” a la patronal, que mantiene “bloqueada” la negociación” y de “toque” al Gobierno central para que la aplicación de la jornada laboral de 37,5 horas sea una realidad este mismo año.
Esos 60.000 trabajadores representan entre el 50 y el 60% de los afiliados a la Seguridad Social por las empresas privadas de Salamanca, donde se trabajan de media 8,5 horas semanales.
Gallego precisó que de los 20 convenios colectivos de sector que hay en Salamanca tres de ellos superan una jornada laboral de 1.800 horas anuales (40 semanales), y ni uno solo está en 37,5 horas. Solo el de limpieza de edificios se acerca mucho a esa cota (refleja 1.716 horas anuales cuando para tener 37,5 a la semana saldrían 1.700 anuales).
La reivindicación actual de los sindicatos solo afecta a los trabajadores del sector privado, porque los funcionarios y contratados por las administraciones públicas trabajan entre 37,5 horas semanas y 35 horas, según la administración a la que pertenezcan.
La reducción de la jornada a 37,5 horas afectaría en Castilla y León a un 88,8 por ciento de asalariados en el sector privado a tiempo completo, en concreto a 465.000 trabajadores, ya que solo 60.000 empleados tiene jornadas por debajo de ese tiempo, mientras que la media en la Comunidad es de 38,6 horas semanales.
Además, los agentes sociales defienden que “toca” y es el “momento” ya que hasta la fecha solo se han producido dos reducciones de jornadas, en concreto en 1919 cuando se paso a 8 horas diarias y en 1983 con 40 horas semanales.
En el marco de la negociación nacional, explican que no solo no hay avances, sino que está “bloqueada” por la parte empresarial, de manera que, en caso de no existir un acuerdo, piden al Gobierno que lleve la norma al Congreso para que sea aprobada y pueda entrar en vigor este 2024. “O el Gobierno actúa o vamos a aumentar la presión”, advierten.
Además, argumentan que la jornada de 37,5 horas es “un paso” para llegar a las 32 y cuatro días semanales, siempre una reducción con el mismo salario, avisan ambos sindicatos, convencidos de que “es posible” y de que “este es el momento” para acordar esta medida.