Opinión

La tortuga y la hiena

Bocetos del suceso, ocurrido hace unos 13 millones de años.
Bocetos del suceso, ocurrido hace unos 13 millones de años.

[dropcap]H[/dropcap]ace unos días os relaté la expedición paleontológica a Benavente y, en un póster, sus resultados.

Viene a cuento insistir en lo entonces hallado por haber surgido nuevas ideas de lo que ocurrió allí hace unos trece millones de años.

Se encontró en 1983 una placa de tortuga terrestre gigante, de las que desde 2014 se llaman Titanochelon bolivari. Era una pieza aislada, una primera periferal izquierda, que muestra unas mordeduras.

 

Placa 1ª periferal izquierda de Titanochelon bolivari. Mioceno medio. Benavente (Zamora) (STUS 11.400). Vista en posición invertida (visceral), mostrando huellas de mordisco de carnívoro. El lápiz indica la dirección del mordisco.
Placa 1ª periferal izquierda de Titanochelon bolivari. Mioceno medio. Benavente (Zamora) (STUS 11.400). Vista en posición invertida (visceral), mostrando huellas de mordisco de carnívoro. El lápiz indica la dirección del mordisco.

En principio se pensó que había sido mordida en vida por el juego de algún joven carnívoro, por recordar escenas de reportajes en que se ve dicha peculiaridad lúdica sobre tortugas terrestres actuales, mucho más pequeñas. ¿Qué otra cosa podía ser si estos depredadores no pueden nada contra ellas, que no tienen otra cosa que hacer para defenderse, sino introducir las extremidades acorazadas en el interior de su caparazón?

Fue Miguel Ángel Cuesta quien primero se dio cuenta de que eso no era así. Se interpretaron las huellas de los mordiscos pequeños como producidas por incisivos, y el grande, separado de ellas por diastema, por el canino. Todo parecía indicar que las huellas, que destacan en la superficie visceral de la placa del quelonio, habían sido hechas por dientes de la mandíbula superior, es decir que un carroñero estaba comiendo un cadáver que reposaba «panza arriba» y cuya pata colgaba fuera del caparazón.

Así se explicaba HASTA LA SEMANA PASADA. Y así figura en el póster, que habrá que modificar.

Las huellas pequeñas de dientes ¡no son de incisivos! La del canino si lo es de tal. Y eso ¿por qué?

En primer lugar, si fuesen de incisivos, el mordisco habría sido hecho de frente, metiendo en la boca toda la pata o la cabeza. ¡Imposible! Claro que también se la habría podido ir devorando como quien come un plátano, y tropezar con la placa cuando sólo quedaba un muñón. ¿Habéis visto en algún reportaje a alguna hiena hacerlo así? Yo no. ¿Os lo imagináis?. Yo tampoco. Creo que la hiena tendría prisa en arrancar la pitanza y retirarse con ella para evitar disputas.

Hay otra explicación más lógica, que se le ha ocurrido a Santiago Martín de Jesús. Las huellas pequeñas no son de incisivos, sino de molares, con lo que el mordisco sería paralelo y no frontal al borde de la placa. De este modo el carroñero usaría las muelas carniceras, que funcionan como tijeras, para cortar el cuello del quelonio.

Perfil de la placa STUS 11.400, invertida, mostrando su sutura ósea posterior. El lápiz señala el sentido del mordisco.
Perfil de la placa STUS 11.400, invertida, mostrando su sutura ósea posterior. El lápiz señala el sentido del mordisco.

Según esto, el espacio entre las huellas pequeñas y la grande no corresponde al diastema, sino a los premolares que, al ser más cortos, no punzarían la placa. Y se trata de los dientes superiores, pues es evidente que son los que forman la parte externa de la cizalla. Se mantiene, pues, la opinión sobre la posición invertida de la tortuga, que estaría muerta.

Hay en la Sala de las Tortugas un ejemplar de hiena de las cavernas, cuaternaria, hallada en la cueva Cocoliso, en Casafranca (Salamanca) (STUS 12.162). Se ha comparado con las huellas del mordisco benaventano y casi coinciden con lo que acabamos de escribir.

Además, la huella del canino penetra en la placa con un ángulo de 25 a 30º. Si el mordisco hubiese sido frontal sería próximo a los 90º.

Queda por resolver una cuestión. Parece que el borde de las huellas está cicatrizado, lo que supondría que la tortuga estaba viva, intentando darse la vuelta en el momento de ser lisiada. No lo creo, pero podría ser. ¿Cómo consiguió entonces volver a su posición normal? También puede ser que, arrastrado el cadáver por las corrientes, se fragmentase por las suturas óseas –que es lo usual– y la placa, suelta y algo rodada, fuese erosionada o corroída.

La placa de Titanochelon mostrando sus mordeduras y, sobre ella, maxilar izquierdo de una cuaternaria hiena de las cavernas hallada en Casafranca (Salamanca) (STUS 12.162). Obsérvese que los dientes y las huellas del mordisco en la placa casi coinciden.
La placa de Titanochelon mostrando sus mordeduras y, sobre ella, maxilar izquierdo de una cuaternaria hiena de las cavernas hallada en Casafranca (Salamanca) (STUS 12.162). Obsérvese que los dientes y las huellas del mordisco en la placa casi coinciden.

Para terminar, dejemos claro que el depredador, o el carroñero, allá en los tiempos del Mioceno, no tuvo por que ser una hiena. Colocar juntos al Titanochelon con una hiena de las cavernas es como poner a Aníbal jugando al ajedrez contra Napoleón. Pero dejo el título de esta ocurrencia así, para llamar la atención del futuro lector.
—–
Y, una vez más, repito a mis lectores que comprendan la enorme importancia de los museos paleontológicos, donde siempre puede haber alguien que corrija o amplíe lo que otros vieron y explicaron antes.

Y también que hay que ir por el mundo con los ojos bien abiertos pues siempre hay, ¡siempre!, muchas cosas, ¡muchísimas!, que descubrir.

4 comentarios en «La tortuga y la hiena»

  1. Como siempre Emiliano, después de leer tus ocurrencias me dejas sorprendida porque este mundo de la paleontología era para mí descomocido.
    Cada día me enseñas algo nuevo, me dejas pensando y ya veo que aquí sí vale decir: «donde dije digo,digo Diego» porque como bien has dicho con el paso de los años puede venir alguien y rectificar lo que se descubrió anteriormente para lo cual se necesita ser sabio, esto lo digo por lo de,»rectificar es de sabios».
    Muchas gracias amigo por enseñarnos cada día algo nuevo.Eres un buen maestro y un gran contador de historias.
    Un abrazo.

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  2. Celebro cada día el saber que lo que os escribo con tanto cariño os gusta. Ello me ayuda a seguir adelante, para haceros la vida algo más agradable.
    Un abrazo, querida amiga.

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