El pueblo más bonito de enero para National Geographic está en Salamanca

“El pueblo más bonito de enero de 2025 está en Salamanca”, según un artículo publicado por National Geographic Viajes. Se trata de La Alberca, en la comarca de la Sierra de Francia. Su iluminación, su turrón artesano, sus paisajes cuando nieva, la celebración de San Antón y su hotel con spa, inspirado en las abadías medievales, son los cinco motivos por los que la localidad es la elegida.

El texto se centra tanto en sus atractivos como en su historia, pues La Alberca “fue el primer municipio español en ser declarado Conjunto Histórico-Artístico y su arquitectura popular es la cara visible de un acervo histórico espectacular”.

El texto comienza haciendo referencia a su arquitectura tradicional y asegura que el municipio cuenta con “uno de nuestros cascos urbanos más cautivadores” debido a “la densidad de fachadas típicas con su característico patrón geométrico”.

“A su arquitectura popular le basta y sobra con tres materiales para crear un ritmo exquisito, como si fuera una secuela del arte mudéjar: sobre una planta baja de roca granítica con aires de fortaleza, luego se levantan una o dos alturas con muros de adobe y madera, formando un entramado cálido y accesible, casi como si fuera una celosía. Tampoco hay que restar mérito a la pertinaz costumbre de llenar las ventanas y balcones de flores”, continúa el reportaje.

Asimismo, el artículo también ofrece detalles sobre la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVIII, la Casa del Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia o la Hornacina de las Ánimas. Sobre ella, el texto explica que “hace aflorar una tradición quizá más sorprendente. En la Alberca, todos los días del año, al caer la noche, la Moza de las Ánimas sale con su esquila (cencerro), que toca en las principales esquinas del pueblo para luego recitar una retahíla que podemos leer en la Hornacina, y que comienza con un ‘Fieles cristianos, acordémonos de las benditas almas del purgatorio con un padrenuestro y un avemaría, por el amor de Dios…’. Dicen que es una tradición que recuerda épocas en las que nuestra relación con la muerte y los que se habían ido era más estrecha”, detalla el reportaje.