Un plan «nefasto» para el Tormes

Supuestamente el consistorio intenta poner en valor un recurso natural con fines turísticos alterando la naturaleza del mismo: complejidad del paisaje, el desorden (aparente) y la biodiversidad
Las Torres de la Catedral reflejadas en el agua del Tormes. Fotografía. Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

Desde un punto de vista estrictamente ambiental, el proyecto del Ayuntamiento de restauración paisajística y acondicionamiento de las riberas para uso recreativo y turístico entre los puentes Enrique Estevan y Sánchez Fabrés es, simplemente, nefasto. Así lo asegura la asociación Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca, por lo que han presentado alegaciones por entender que no se ajusta ni a las exigencias que se requieren de un espacio que se pretende conservar como seminatural ni tampoco a las necesidades de los salmantinos y salmantinas.

Supuestamente el consistorio intenta poner en valor un recurso natural con fines turísticos alterando la naturaleza del mismo: complejidad del paisaje, el desorden (aparente) y la biodiversidad (1). El proyecto prevé entre otras intervenciones:

Modificación de los perfiles y las cotas, se pretende hacer más accesibles las riberas con movimientos de tierra y rocas que superan los 5.000 m3, riberas que son actualmente accesibles o con un mínimo rodeo.

Tala de vegetación natural, poda y aclareo que no está identificada ni cuantificada en el proyecto.

Arboleda junto a las pistas del Puente Romano. Fotografía. Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

Utilización de un amplio abanico de maquinaria pesada; lo que dañará la vegetación natural y los suelos. A pesar de que se dice que se utilizará en las labores más imprescindibles no se sostiene que se use un despliegue tan amplio de maquinaria para usarla solo excepcionalmente. El movimiento de 5.000 m3 de tierras y la tala de la vegetación de arbustos, cañas y árboles no será posible usando solo “excepcionalmente” esta maquinaria en un plazo de ejecución de 5 meses.

Renovación de unos paseos que actualmente están en buen estado; si se encuentran en algunos tramos con hierba es porque se pisan poco, pero son perfectamente accesibles, cómodos y seguros. La renovación es absurda, contraproducente, antiestética, un despilfarro de dinero y supone el uso de maquinaria y materiales que a su vez contaminan y dañan la ribera. A lo sumo, se puede arreglar algún desperfecto, algún pequeño charco, nada más. Es mucho más agradable y sano pasear y correr por la hierba que pisar siempre pavimentos artificiales, aunque sean de jabre, zahorra, etc.

Vista con niebla desde una de las islas del Tormes. Fotografía. Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

Intervención en las islas fluviales y eliminación de dos de ellas; las islas son consecuencia de la dinámica natural del río de muchas décadas. Su flora y fauna están aisladas, por lo tanto, bastante protegidas de la interferencia humana y aportan una rica biodiversidad. Si algunos árboles están en ‘mal estado’ forman parte del ciclo de la vida y sirven de alimento o refugio a numerosas especies de aves e insectos. La intervención y ‘limpieza’ de las islas traerá consigo la inmediata proliferación de las plantas más oportunistas, es decir, se perderá gran parte de la compleja biodiversidad actual.

«El Ayuntamiento, en cambio, valora que están llenas de vegetación descontrolada, maleza, árboles secos y en mal estado, etc. El problema no está en el río, ni en las islas, está en nuestra cabeza, llena de prejuicios por no aceptar los ciclos de la vida silvestre y querer que ésta se adapte a nuestros gustos. Todas las directrices europeas sobre estos espacios van en la orientación de su conservación, en vez de intervenir sobre ellos; ciudades como Londres están gastando importantes sumas de dinero para recuperar paisajes agrestes como estos que tenemos gratis en nuestro río Tormes», explican desde la asociación Comité Antinuclear y Ecologista.

Garcillas en una de las islas. Fotografía. Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

Realización de tratamientos selvícolas “para preservar el estado natural y mejorar la calidad mediante labores de limpieza y desbroce. Eso supone alterar un proceso natural que ha durado bastantes décadas (2) y que actualmente está en un estado óptimo salvo por la basura que abandona la gente; la naturaleza no se equivoca, aunque su curso sea lento, ¡dejémosla en paz! Apliquemos la ingeniería forestal para el aprovechamiento económico de los montes no de las riberas urbanas. El Ayuntamiento pretende ganar estos espacios para que sean más utilizados, pero no se hace responsable de la basura que la gente abandona», matizan desde la asociación.

Eliminación de ‘especies invasoras’, sin especificar cuáles son ni dónde están. La tarea es poco menos que imposible. Salvo que se arrase el 100% de la ribera y se siga un plan exhaustivo de replantación con riguroso seguimiento anual, pero ni aun así el éxito está asegurado. «Volverán a salir. Precisamente los espacios mejor conservados son los más resistentes a las especies invasoras. Es la intervención humana la que las expande», señalan.

Limpieza de los cauces del Tormes y Zurguén; la eliminación de sedimentos producirá más daño que beneficio, pues forman parte del ciclo de los ríos, sirven de soporte, alimento para plantas y animales, y filtran el agua ayudando a la función depurativa natural; también aquí la limpieza se debería limitar de forma muy estricta a la eliminación de plásticos, escombros y otros elementos humanos que son los constituyen la única basura, que no tienen ninguna función, y sin embargo, afean el paisaje. Además, si los sedimentos se extraen del lecho del río volverán a depositarse en poco tiempo.

El embarcadero. Fotografía. Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

Eliminación de árboles y vegetación en las proximidades del puente Romano y Enrique Estevan porque -se dice- impiden la contemplación de los puentes. Una apreciación que el Comité Antinuclear y Ecologista tampoco comparte.

Ubicación de un observatorio junto al parque Elio Antonio de Nebrija, en el lugar elegido viven pájaros como el martín pescador, el martinete y el pájaro moscón, los dos últimos muy escasos y sensibles a la presencia humana, el observatorio los echará de esta zona; no es necesario instalar nuevos miradores, ya tenemos los puentes (tres), que sirven perfectamente para esa función, como también otros tres miradores en el paseo de San Gregorio y otro más situado al lado del museo de la Automoción.

Renovación del mobiliario urbano que se encuentra en perfecto estado.

Ampliación de la iluminación de los paseos, con perjuicio para la fauna salvaje que necesita la oscuridad y aumento del consumo energético; aunque se trate de luminarias de bajo consumo tipo LED, hay que tener en cuenta que se encenderían todas las noches.

El martín pescador junto al puente Romano. Fotografía. Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

Es verdad que las riberas urbanas presentan un aspecto de abandono, pero esto no se soluciona con una intervención como la propuesta por el Ayuntamiento con el añadido de un despilfarro de 800.000 euros. Las riberas se pueden cuidar con procedimientos más artesanales, rutinarios, de limpieza de residuos urbanos (que no se hace), quizá plantar alguna especie de aliso y sauce propia de nuestra ribera que necesita un empujoncito para recolonizar un espacio que, por ser casi urbano, ha sido muy castigado. «Unos cuidados periódicos, constantes y programados para interferir lo menos posible en la nidificación. A la vez tenemos que aprender a mirar lo natural de otra manera. Aceptando aquello que, para la mirada de algunos, es un lío y no llamando suciedad a lo que no lo es. Y solo porque no lo comprendemos», concluyen desde la asociación Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca.

Notas:

  • La Estrategia Nacional de Infraestructura Verde (Orden PCM/735/2021 de 9 de julio), prevé la mejora, conservación, restauración de la biodiversidad, y minimizar la expansión urbana y sus efectos negativos sobre la biodiversidad, los servicios de los ecosistemas y las condiciones de la calidad de vida.
  • La Guía Práctica de Restauración Ecológica de la Fundación Biodiversidad (Ministerio para la Transición Ecológica) obliga a que las intervenciones de restauración sean mínimas.
Plano de los trabajos selvicolas y desbroces.

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