El Duero y sus rocas de más de 480 millones de años

La Geoquedada tendrá lugar del 23 al 25 de mayo en el parque Natural Arribes del Duero
El Duero visto desde el Mirador de Fraile en Aldeadávila.

Daniel Hernández Barreña licenciado en Geología por la Universidad de Salamanca y dedicado a la educación ambiental desde hace más de una década, compagina su labor en el Ayuntamiento de Ávila con su pasión por la divulgación científica. Esta vocación lo ha llevado a convertirse en el presidente de la Asociación Geoda y el principal organizador de la Geoquedada 2025, un evento que tendrá lugar del 23 al 25 de mayo en el Parque Natural de Arribes del Duero.

Lejos de ser un congreso convencional, la Geoquedada es un punto de encuentro para divulgadores, estudiantes, investigadores y amantes de la geología de toda España. “Es una excusa para vernos las caras, compartir experiencias y, sobre todo, disfrutar de un entorno geológicamente singular”, explica Daniel Hernández Barreña. Esta edición, que se celebra en Aldeadávila de la Ribera, gira en torno al imponente cañón del Duero, una formación natural que esconde millones de años de historia bajo sus paredes graníticas.

Lo que nació como una reunión de oyentes del pódcast Geocastaway, que se celebró por primera vez en el Geoparque de Las Loras, ha terminado convirtiéndose en un evento con fieles seguidores. Tras pasar por Toledo en 2022 y el Geoparque de la Costa Vasca en 2023, este año se instala en Arribes, con la mirada puesta ya en 2027. “Nos gustaría ir más al sur, pero aún no hay nada decidido”, adelanta Hernández Barreña.

La elección del Parque Natural de Arribes del Duero no ha sido casual. El geógolo ya lo había propuesto en ediciones anteriores y, este año, las circunstancias lo hicieron posible. “Es un paisaje granítico muy peculiar, que representa el vaciado de la Cuenca del Duero hace unos millones de años. Además, aquí se encuentran rocas metamórficas muy antiguas, de más de 480 millones de años”, señala. Para él, este lugar no solo ofrece una belleza escénica notable, sino también un contenido científico de enorme valor.

Es una edición con bastantes novedades, entre las principales de este año destaca el enfoque en las salidas de campo. Mientras que en ediciones anteriores las charlas ocupaban casi todo el sábado, en esta ocasión solo se realizarán por la mañana, reservando la tarde para explorar el terreno. “Nos pedían más contacto con el entorno, y este año hemos tirado la casa por la ventana”, afirma. Entre las rutas destacan lugares tan emblemáticos como el Pozo de los Humos o el Picón de Felipe, donde los participantes podrán observar el paisaje “con las gafas de ver geología”.

Otra innovación es la creación de una guía geológica específica sobre la zona, más elaborada y divulgativa que en anteriores ocasiones. Esta publicación se entregará a los asistentes junto con otros materiales aportados por patrocinadores. Además, se ha organizado un concurso de fotografía geológica cuya imagen ganadora será la portada del próximo número de la revista Geoda Cine.

La Geoquedada no solo es aprendizaje y paisaje. Es también un evento para socializar y disfrutar. “Los geólogos somos gente a la que nos gusta desconectar, contar chistes y pasarlo bien”, dice entre risas. Quienes asistan no solo se llevarán conocimientos, sino también una vivencia enriquecedora y humana. Por eso, asegura, muchas personas repiten edición tras edición.

Entre las actividades más destacadas, Daniel Hernández subraya el taller nocturno del viernes, impartido por Nahúm Méndez, uno de los divulgadores geológicos más reconocidos de España. También tendrá lugar una visita especial a la Sala de las Tortugas de Salamanca, un museo que están desarrollando que guarda fósiles únicos del oeste peninsular. “Allí tenemos restos de cocodrilos corredores de hasta 4 metros. Queremos darles la visibilidad que merecen”, destaca.

Para quienes se estrenen en la Geoquedada, Daniel Hernández espera que la experiencia les deje con ganas de repetir. Para los veteranos, que sigan sintiendo que este evento mantiene su esencia y continúa creciendo. “Es una experiencia única. Queremos que las personas comprendan el paisaje, se emocionen con su historia y disfruten de una geología que también es cultura y memoria”, concluye.

Texto: Lola Alonso Talavera

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