Elegir una carrera universitaria es a menudo difícil para los futuros titulados. Desde la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) facilitan varias claves para tomar la mejor decisión, en función de las preferencias, valores, capacidades y proyección de futuro de cada estudiante. Sus expertos en orientación aconsejan tener en cuenta los siguientes cuatro puntos:
Separarse de las presiones externas
La decisión vocacional debe estar fundamentada en la persona, no en expectativas ajenas. Evitar frases como “en mi familia todos son abogados” o “esta carrera tiene más salidas” es clave para no caer en elecciones condicionadas por factores externos, económicos o familiares.
Aterrizar la vocación
Una de las primeras claves es traducir ideas abstractas en deseos concretos. Por ejemplo, pasar de “me gusta ayudar” a “podría estudiar Psicología”. Además, es importante no idealizar el concepto de vocación ni culpabilizarse por no tenerla clara desde el inicio. Muchos profesionales construyen su camino sin una vocación definida en la adolescencia.
Asumir la posibilidad de error
Equivocarse no significa haber fracasado. En un año en el que todo cambia — compañeros, rutinas, exigencias— es razonable que surjan dudas. Si esto ocurre, es fundamental escucharlas y buscar orientación. A veces, es precisamente esa primera experiencia universitaria la que permite afinar la decisión final.
Consultar planes de estudios y explorar opciones
Investigar los contenidos reales de las titulaciones, más allá del nombre de la carrera, ayuda a tomar decisiones informadas. Las páginas web de las universidades son una herramienta útil para ello. Asimismo, la Formación Profesional puede ser una vía válida para quienes buscan un enfoque más técnico o una primera toma de contacto antes de acceder a estudios universitarios.
En este sentido, es importante valorar no solo la dimensión técnica de los estudios, sino también el tipo de formación integral que ofrece cada universidad.
Pese a todo, desde la UFV recuerdan que “no hay una fórmula mágica para elegir carrera, como no la hay para otras grandes decisiones vitales”. Sus orientadores, que defienden un modelo de apoyos muy personalizado, insisten en que “elegir qué estudiar no es una meta en sí misma, sino el inicio de un camino más profundo: el descubrimiento de quién soy, qué puedo aportar y cómo quiero vivir”.
Por eso, más allá de la elección de una titulación concreta, basan su compromiso en “ayudar a cada joven a desplegar su potencial y a construir un proyecto de vida integral, profesional y personal, que esté alineado con sus capacidades, aspiraciones y valores”.





















