– ¿Sabes lo qué me han dicho? ¡Que ahora se puede detectar la humedad del suelo desde satélites…!
– ¡Hombre! Eso no es nada nuevo. La teledetección se viene aplicando para muchas cosas desde hace bastantes años…
– ¡Ya, ya! Pero lo que me ha dejado estupefacto es que se presume de que ahora se puede medir hasta una profundidad de ¡CINCO cm! ¡Que sí! ¡Que sí! ¡CINCO centímetrossss!. ¡Me parece una enorme ridiculez, porque los campesinos, con el azadón, la detectan a más profundidad! ¡E incluso sin el azadón, conociendo las plantas hidrófilas!
– ¡Bueno, bueno…! Has oído campanas y no sabes dónde. Yo no estoy informado de las investigaciones conjuntas de la NASA , pero me imagino que están encaminadas a la comparación de datos de campo y de satélite, con la vista puesta en la exploración de Marte. Supongo que será eso de lo que se trata… También he leído que el estudio de la humedad puede mejorar la predicción de condiciones climáticas extremas y ayudar a estudiar el resultado de las cosechas… en el futuro. Y respecto a los pocos centímetros que se alcanzan con los satélites, creo que se aprovecha para, con mediciones repetitivas a lo largo de todo el día, extrapolar el contenido de agua…
– ¡Aaah! Seguramente tienes razón. Pero me divierte pensar en el labrador cambiando el azadón por un mando o el teléfono móvil. ¡Ja, ja, ja! Me recuerda aquel chiste del pastor y el ejecutivo, que confundía una oveja con un perro…
– Bueno, pues ya ves que seguramente lo entendiste mal. Estate tranquilo, que el azadón es insustituible… Me has recordado la anécdota de San Jorge en Cáceres. ¿Quieres que te la cuente?
——
– Pues verás. Hace algunos años me encontraba yo en Cáceres con mis Amigos del Camino de Santiago de Zamora. Recuerdo que precisamente aquel día falleció un valiente, el gran Papa Juan Pablo II. Nos había explicado los monumentos de su amada ciudad otro amigo, cuyo nombre se me ha borrado. Y uno de ellos, emblemático de Cáceres, como La Cibeles lo es de Madrid, es la estatua de San Jorge, el patrono norbiense. Por entonces al Santo le faltaba gran parte de la lanza, que sólo conservaba la punta hincada en el dragón y lo que abarcaba la mano.
«¡Lo mismo que el tridente del madrileño Neptuno, la lanza del cacereño San Jorge era suculento manjar de los vándalos alcoholizados (se me ocurre algo más fuerte, pero no lo digo)! Creo que ahora está ya reparado el daño.
«Pues bien, aquel simpático compañero de andadura, nos dijo que la estatua era así el símbolo de los tiempos modernos, no por el gamberrismo, común a toda época y lugar donde se bebe en grupo.
«Lo era porque en esa estatua San Jorge mataba al dragón ¡CON UN MANDO A DISTANCIA!
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Y volviendo a las humedades y al agua bajo tierra viene a cuento algo que leí hará unos 35 años en uno de los dos periódicos que entonces circulaban en Salamanca. El reportaje, a toda página, estaba dedicado a alguien que había detectado un río subterráneo que recorría España desde Extremadura hasta Asturias. ¡Nada menos! ¡Y se podía extraer el agua de él con sondeos profundos!
Sentí una alegría enorme ante tal noticia, porque me hizo volver a mi infancia, cuando devoraba aquellas maravillosas novelas de Julio Verne, sembrando mi mente de imaginación, tan necesaria y ausente en los niños de hoy.
Porque los ríos subterráneos sólo existen en los paisajes cársticos, o sea, donde las calizas y demás rocas carbonatadas tienen considerable volumen y extensión. En los demás lugares el agua, bajo tierra, se mueve por las variaciones de presión cuando las rocas son permeables y porosas o, si son impermeables, cuando están muy rotas, trituradas.
Lo de la porosidad puede hacer pensar a alguien si es que las rocas son como la piel animal. ¡No! ¡No! Se trata del espacio, los huecos, que hay entre los granos o cristales minerales o entre los fragmentos. Los poros pueden estar rellenos de gas o de líquido, que se pueden desplazar hacia los puntos donde hay menor presión, si hay comunicación con ellos.
Pero me estoy extendiendo demasiado. Si quieres te hablo en otra ocasión sobre lo que es el nivel freático y otras nociones hidrogeológicas interesantes, que pueden ayudar a evitar humedades en los edificios.
¿Vale?
2 comentarios en «Humedades»
Instructivo y entretenido. Gracias, querido amigo. Un abrazo
Gracias Armando. De eso se trata, de instruir y entretener. ¿Lo consigo?
Un abrazo