Heredar una vivienda conlleva hacerse cargo de las posibles deudas vinculadas al mismo. También los impuestos también pasan a ser responsabilidad del heredero que, como tal, habrá de hacerse cargo de pagar tanto la plusvalía y como el de sucesiones, que se debe abonar en un plazo de seis meses y cuyo precio varía de una comunidad autónoma a otra. Por todo ello, convertirse en dueño de una vivienda tras heredarla no siempre es una buena noticia para todos, al menos desde una perspectiva económica.
Por eso son muchos los herederos que optan por vender el inmueble para quedarse con el resto de bienes (la ley impide aceptar una herencia de forma parcial en España), e incluso hay quienes renuncian al piso o casa en cuestión. En concreto, España registró casi 55.000 renuncias, de las cerca de 348.000 sucesiones tramitadas, según cifras del Consejo General del Notariado.
“Si el porcentaje de renuncias viene dado por el coste que tiene esa aceptación, tendríamos que hacer un análisis para ver dónde está el problema”, advirtió el notario del Colegio Notarial de Cataluña Juan Gadón, este martes en TVE.
El número de sucesiones ha aumentado desde 2018, al tiempo que el de renuncias se mantiene estable. Es la situación económica familiar la que termina determinando si heredar un techo es un regalo o una carga económica imposible de sobrellevar, según asegura Gadón, quien descarta que la edad sea un factor determinante a la hora de tomar esta decisión.





















