La Feria de Día de Salamanca 2025 se celebrará del 4 al 15 de septiembre, con veintiocho establecimientos y casetas ubicadas en las zonas del Parque de la Alamedilla, la Plaza de los Bandos, la Plaza del Mercado, la Calle Rector Lucena y la Rúa Mayor.
Esta feria, que en su momento culminante llegó a tener más de 140 casetas, perdura en el tiempo, pese al aumento de detractores y el descenso de clientes, que se hartan de más de lo mismo (caro para lo que ofrece) y convirtiendo en una taberna el centro de Salamanca.
La nueva edición ya empieza a notarse en la ciudad del Tormes. Estas son las primeras casetas en La Rúa y Los Bandos.





















5 comentarios en «Las casetas vuelven al centro de Salamanca»
La Mallor mierda. Que las saquen para el Recinto ferial
La presencia de ferias de día en el centro de las ciudades puede parecer, a primera vista, una actividad positiva: dinamiza la economía, atrae visitantes y ofrece una opción de ocio para locales y turistas. Sin embargo, también genera una serie de inconvenientes que justifican su traslado a zonas más adecuadas. Entre los principales problemas destacan la suciedad, la falta de higiene, el deterioro del patrimonio urbano y las molestias a los vecinos.
En primer lugar, la acumulación de residuos es una constante en este tipo de eventos. Las calles terminan llenas de vasos plásticos, restos de comida y basura que no siempre es recogida a tiempo. Esta situación no solo da una imagen negativa de la ciudad, sino que además contribuye a la proliferación de plagas y malos olores, afectando la salubridad del entorno.
Además, el consumo masivo de alimentos y bebidas en la vía pública genera condiciones antihigiénicas que son difíciles de controlar. Aunque existan normas, no siempre se cumplen adecuadamente, y el control sanitario se vuelve insuficiente en espacios que no están diseñados para este tipo de concentración de personas.
Otro aspecto fundamental es el impacto que este tipo de eventos tiene sobre el patrimonio histórico y arquitectónico del centro urbano. El tránsito constante de multitudes, el montaje de estructuras temporales y la posible aparición de grafitis o actos vandálicos deterioran edificios históricos y monumentos que deberían estar protegidos. El centro de una ciudad suele ser su corazón patrimonial y cultural, y su uso debe estar orientado a la conservación, no a la sobreexplotación.
No se pueden ignorar tampoco las molestias a los vecinos. El ruido, la ocupación del espacio público y los problemas de movilidad generan un malestar que afecta directamente la calidad de vida de quienes viven o trabajan en la zona. Muchos residentes deben soportar música a alto volumen durante horas, calles bloqueadas y problemas para acceder a sus propios domicilios o negocios.
Por todo esto, trasladar la feria de día a zonas especialmente habilitadas fuera del centro permitiría mantener los beneficios económicos y sociales de estas actividades, sin perjudicar el entorno urbano ni la vida cotidiana de los ciudadanos. Es una cuestión de equilibrio entre la diversión y el respeto por el espacio común.
«Los amigos del Alcalde no son mis amigos». Cuatro hosteleros se lo llevan crudo con el beneplácito del Ayuntamiento y pagan el 99 % de los hosteleros con las críticas de los ciudadanos por estos atropellos.
No todos los hosteleros comulgan ni se benefician del chiringuito.
Vecinos confinados en sus casas, sin posibilidad de huir de la decisión del ayuntamiento de consentir un año más las casetas de ferias en el centro de la ciudad. Hartos del ruido musical. No hay vergüenza. Esa gente que gobierna la ciudad no merece más que nuestro desprecio
Que impotencia se siente como ciudadano al ver que ni el alcalde ni los concejales tienen un mínimo de sensibilidad y respeto hacia los vecinos que hemos de sufrir sus decisiones de instalar casetas de feria bajo nuestras casas. Una ciudad llena de bares, que ha perdido el comercio tradicional, dificultando una vida normal en favor de un turismo interesado. No les basta con ocupar calles y plazas que dicen ser peatonales. Han de instalar bares portátiles ocupando hasta el último hueco libre. La música y la fritanga se mete en nuestros dormitorios. No hay respeto ni a niños ni a ancianos ni a enfermos… Todo sea por la pasta, para unos cuantos. ¡Que asco de dirigentes! ¡¿Como pueden votaros?!