Los brotes de Trump no son verdes, son marrones, tirando a negro.
Había en nuestra derecha una necesidad perentoria, urgente, de poder aplaudir a Trump en algo, pillarlo en algún logro positivo, aunque fuera involuntario y por error, más que nada para justificar de alguna forma y un poco a la desesperada, la cantidad de trumpianos que han brotado en su seno, en un terreno además siempre fértil para los gánsteres de distinto formato: trama Gürtel, caso Bárcenas, Operación Púnica, Caso Lezo, Caso Palma Arena, Caso Nóos, Caso Fabra, Operación Kitschen, la policía «patriótica» (del PP), que gastó dinero público de todos los españoles en la guerra sucia contra PODEMOS… Qué se yo… En realidad la lista de los casos aislados de esta corrupción sistémica es tan voluminosa, que la mayoría de los estudiosos se ven en la necesidad de ordenarla alfabéticamente.
Pero decía que a pesar de esa urgencia de empezar a aplaudir a Trump en algo, no veían en nuestra derecha el momento de comenzar, todos al unísono, los aplausos, porque el personaje (Trump) se las trae y no se presta a tales ovaciones, salvo que estén muy bien pagadas y se haya perdido ya del todo el decoro. Como así parece.
En cualquier caso, es sabido que Trump tiene en Ayuso una admiradora entusiasta y entregada, casi una animadora del MAGA, que reclamará para este personaje sin dudarlo aplausos y condecoraciones, en su objetivo compartido de hacer grande a América otra vez. Aunque sea a expensas de la persecución y expulsión parapolicial de los inmigrantes hispanos.
No dudará tampoco un instante, la líder madrileña, en apretar las tuercas al gobierno español para que gaste más dinero público de los españoles en mejorar la industria bélica americana. Siempre a las órdenes de Trump y sus negocios, aunque sea a costa del Estado del bienestar de los propios españoles.
Ahora que Trump ha decidido detener el genocidio en Gaza (ya veremos) después de alimentarlo con armas, como dueño del grifo de donde manan las bombas y los muertos que estas producen, y que incluso ha logrado que algunos líderes despistados (o ciegos voluntarios) llamen a esta pausa en la matanza indiscriminada de civiles, periodistas, y sanitarios, «parar una guerra», nuestra derecha, que estaba esperando la ocasión, se ha puesto a aplaudir a rabiar en perfecto concierto sumiso.
Nadie ignora sin embargo que Trump es un megalómano y una fabrica de odio que excreta decisiones según se acueste o se despierte. De odio sobre todo contra sus propios ciudadanos, a los que acosa ya con fuerzas militares.
Todo el que piense de forma diferente a como él lo hace (si es que lo hace) es un enemigo, no un ciudadano. Lógico por tanto que traduzca sus ensoñaciones más íntimas de dictador en un vídeo generado por inteligencia artificial en el que, representado él mismo como rey absolutista y piloto de un caza, descarga bombas de mierda sobre sus ciudadanos manifestantes.
Siete millones de ciudadanos manifestantes que no se resisten a ser vasallos de un botarate megalómano y que expresaban, hace unos días, su protesta contra el autoritarismo iliberal de Trump en miles de ciudades estadunidenses.
Si al rey Trump no le importa un carajo que se descarguen toneladas de bombas sobre civiles inocentes (él ahí solo ve negocio), no le va a importar mucho más representarse a sí mismo de esa guisa tan poco inteligente: un rey o dictador que descarga sobre sus propios ciudadanos bombas de mierda.
Toda una metáfora colorida. O si lo prefieren, todo un síntoma escatológico.
En todo caso, parece que al líder del mundo occidental no le importa representarse como lo que es: un niño malcriado y abusón que si te estrecha la mano es para tirar de ella e intentar rompértela.
En el ámbito infantiloide de sus admiradores y admiradoras nacionales, entre los que destacan Abascal y Ayuso, es posible que el video en cuestión haya hecho gracia y muchos estarán ya aplaudiendo esa acción bélica en forma de chiste. Y hasta es posible que estén deseando imitarlo.
Aquí no basta ya por tanto con analistas políticos. Aquí se necesitan ya de forma urgente psicoanalistas.
























1 comentario en «Los brotes castizos de Trump»
El Sr. Trump, será excéntrico, raro, etc, lo que quieran ustedes, pero le votaron 75 millones de estadounidenses, no creo, que todos estuvieran confundidos cuándo le votaron. Además ha demostrado interés, por ejemplo recientemente, en la matanza de cristianos incluidos niños en Nigeria con medidas coercitivas hacia Nigeria por estos hechos, cosa que no ha hecho,que yo sepa, nuestro actual gobierno del Reino de España, condenando matanzas de cristianos en Nigeria y en otras partes del mundo.