Políticos hay que adornan tan bien lo que no saben y lo defienden con tanto fervor que son aplaudidos, votados y alzados al poder. Gente que ejerce de manera prepotente, jerárquica y excluyente. De sus adversarios hacen mofa, de los que no les dan la razón, frustrados, y llaman corruptos a los que le piden cuentas de su gestión. Figurantes que acaban generando más problemas de los que resuelven.
Simples y fantasiosos que, pese a crear mal ambiente y propiciar enfrentamientos, consiguen ser tomados por guías estupendos, porque se manejan bien ante el público con discursos ampulosos y son diestros manipuladores de los sucesos de cada día. Personajes, algunos de triste actualidad, que, por incompetentes, contradictorios y engolados, a poco que se les rasque el lustre con que se envuelven se derrumban.
Así estamos, dependiendo en alto grado de ineficaces y aprovechados que con sus ambiciones y abusos ponen en riesgo el Estado que dicen defender. Cínicos e inoperantes que intencionadamente demonizan el presente y hacen incierto el futuro para crear inseguridad y proponerse como salvadores. Oponerse a eso es necesario y de razón, porque, ya saben: ignorar el mundo en que se vive conduce a padecer otro peor.
Licenciado en Geografía e Historia, exfuncionario de Correos y escritor
Aliseda, una puta coja (2018)
Lluvia de cenizas (2021)
Puesto a recobrar el aliento (2023)
Sombras en el jardín (2024)
























1 comentario en «Frenar el ir a peor»
Los políticos en España tradicionalmente emergen en comunidades, bien por tradición familiar, o por erigirse en salvadores de la patria.
Necesitamos personas honradas y formadas que nos dirijan, pero a estos los marginan y expulsan sin darle opción a llegar a cuotas de poder.
ASÍ ESTAMOS Manolo