Leíamos estos días que Trump ha dado órdenes programáticas para acabar con Europa, de forma que se apoye a la ultraderecha europea, cuyo objetivo final es ese. Esto es lógico porque a Trump le interesa debilitar a la competencia, y en ese sentido le interesa una Europa débil y rota. Lo mismo que a Putin.
El gran capo americano hace todo lo que puede para cumplir con ese programa, y por eso nos impone aranceles, nos obliga a la compra de sus armas, y en definitiva exige que el dinero de los ciudadanos europeos se gaste en fortalecer la economía de los ciudadanos estadounidenses.
Y para cumplir esos objetivos geopolíticos y mercantiles, uno de cuyos ejes como decimos es la destrucción de Europa, tiene entre nosotros a colaboradores entusiastas: por ejemplo Abascal y Ayuso, junto a otra ultraderecha europea cada vez más crecida y potente.
Pero es que entre los mismos dirigentes de Bruselas o de la OTAN, también los tiene, lo cual ya es una paradoja incomprensible. No sorprende tampoco ya demasiado, porque nuestro tiempo es un tiempo volcado hacia el disparate y la irracionalidad.
Y por si fueran pocos los que, disfrazados de amigos y aliados, quieren acabar con Europa (Trump, la ultraderecha que se dice europea… etcétera), lean este otro titular: «Rusia celebra el plan de Trump para fragmentar la Unión Europea». ¿Podremos con tantos?
Habrá que empezar por unirse contra esa amenaza, porque si no lo hacemos la empresa se me antoja imposible y Europa estaría condenada a desaparecer más pronto que tarde. Imagínense por un momento -un momento de lucidez- esa posibilidad.
Parece por tanto definida y en funcionamiento una quinta columna (ultraderechista) contra Europa, apoyada y financiada por potencias extranjeras y con posibilidades cada vez más creíbles de lograr su fin: destruir a Europa desde dentro.
¿Qué hacer ante esta situación que ciertamente parece desesperada y urgente, considerando que las urnas siguen funcionando (de momento) y el juego de alianzas es perfectamente democrático? ¿Es necesario decirlo?
Parece claro que todas las fuerzas políticas que crean en la democracia, en el proyecto europeo, y en la posibilidad de que este se reforme para ponerse al servicio de la mayoría de los ciudadanos, deben unirse contra esa quinta columna ultraderechista cuyo objetivo es destruir a Europa.
Y para esto es urgente que esas fuerzas que aún creen en el proyecto, reflexionen sobre la trayectoria seguida hasta ahora, muy intoxicada por el dogma neoliberal y cuyos resultados favorables a unas élites minoritarias y distanciadas, no han convencido a la mayoría de los ciudadanos, y nos han traído el “austericidio”, el Brexit, el auge de la ultraderecha, y otros riesgos de ruptura similares.
Llámenlo si quieren «cordón sanitario» o utilicen otra expresión, pero en cualquier caso es una cuestión de supervivencia unirse contra esa amenaza, cada vez más real.





















