Opinión

El populismo, del que tanto se habla (IV)

[dropcap]A[/dropcap] principios de marzo empezamos la publicación del presente artículo, del que hoy libramos la cuarta, pudiendo decir que he recibido una serie de comentarios sobre el tema. Y más que cabe esperar, si se considera por los lectores de La Crónica, que en España hay partidos antisistema y populistas, con no poco riesgo de una cierta estabilidad política.

4. EL POPULISMO VENEZOLANO

En el caso de Venezuela -el populismo hoy más relevante, y ya en su fase de «chavismo-madurismo»-, como en otros populismos, no hubo una ideología de clase a partir de la cual se diseñara una estrategia de lucha por la instauración de un nuevo tipo de sociedad, a pesar de las invocaciones al socialismo del siglo XXI y las prédicas de Chávez mezclando a Cristo con Marx, y su más que seria admiración por el castrismo.

A. La conquista del poder por Chávez

Chávez llegó al poder con el apoyo de diferentes organizaciones políticas, todas ellas de izquierda y con concepciones que iban desde el radicalismo más añejo, el del Partido Comunista Venezolano (PCV), hasta las más moderadas posiciones del Movimiento al Socialismo (MAS), Patria Para Todos (PPT) y Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), incluyendo al propio partido inicialmente fundado por Chávez, el Movimiento Quinta República: toda una coalición electoral, pues, que se denominó Polo Patriótico, y que fue la base de su primera candidatura presidencial.

Chávez preconizó el cambio para la gente y el final del sufrimiento, en la consagración de sus ilusorias doctrinas. Y con su oratoria simple y directa y su apelación a la defensa de los derechos de los más necesitados, llegó al poder, casi acabando con los dos partidos tradicionales de Venezuela: Acción Democrática (Adeco), socialdemócratas, y Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei), socialcristiano. Fue así como Chávez cerró el teatro bipartidista, con la anuencia de la gente, que ya estaba cansada de corrupciones, ineficiencias y, en definitiva, de todo lo que no era el «buen gobierno» prometido por Chávez.

Precisamente eso es lo que aparece en la respuesta a la pregunta de cómo surgió el populismo del chavismo, en la expresión de Jesús «Chuo» Torrealba, secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD):

«En los años ochenta, Venezuela vivió una crisis económica y social que no recibió una respuesta adecuada por parte de las formaciones tradicionales [Adeco y Copei]. Entonces surgieron de modo oportunista en el panorama político una serie de personajes que lograron convertir el resentimiento de la población en combustible para sus propuestas antidemocráticas. Por ese camino, y de modo democrático, llegaron al poder años más tarde para desmontar la democracia. Eso ocurrió en Venezuela. Si ocurre algo parecido en la península ibérica, no debe extrañarnos, porque quienes fueron entonces a mi país a hacer política son ciudadanos españoles».

 

[pull_quote_left]Diecisiete años después de aquel triunfo deslumbrante de 1998, Venezuela está hoy en bancarrota, con escaseces de lo más elemental, al tiempo que en gran medida la libertad y los derechos son un sueño[/pull_quote_left]Pero, del dicho al hecho, hay mucho trecho, y diecisiete años después de aquel triunfo deslumbrante de 1998, Venezuela está hoy en bancarrota, con escaseces de lo más elemental, al tiempo que en gran medida la libertad y los derechos son un sueño: la prensa libre ha sido aniquilada, los derechos fundamentales se violan cada día desde el poder, Caracas es la segunda ciudad más peligrosa del mundo, y proliferan los chivatos de una policía cada vez más a lo cubano/castrista.

En diecisiete años se han cerrado más de 7.000 industrias y la pobreza se extiende como una mancha de aceite, en tanto que la cesta de la compra subió un 90 por ciento en 2013/2014, y en las farmacias no hay ni siquiera paracetamol. Aumentan los exiliados, y el viaje chavista a la ilusión ha terminado en una pesadilla, de la que algunos sueñan que se saldrá con un golpe de los propios militares chavistas, o por unas elecciones más que difíciles, debido al aparato represor que se ha creado.

Esa es la realidad de la Venezuela del chavismo y la revolución bolivariana. Y en ese viaje, al comandante le acompañaban en su tripulación algunos asesores que hoy están en Podemos. Por ello, dice Melchor Miralles, si en el diagnóstico de la enfermedad que padece España es difícil no coincidir con Podemos en algunas cosas -aunque no sea en la forma que ellos proponen-, las recetas chavistas que se venden para curar al enfermo no son las adecuadas. La enfermedad de España es grave, pero el remedio del chavismo sería letal.

B. La visión de Monedero sobre Chávez y su crítica

Frente a la visión objetiva de lo que es el chavismo y el falso bolivarianismo, Juan Carlos Monedero, que fue asesor del ejecutivo chavista y que es uno de los cerebros de Podemos, asegura que Hugo Chávez se hizo con el poder, en las elecciones celebradas en 1998, gracias a un discurso nacionalista popular, que se basaba en la recuperación de la soberanía popular, el pago de la deuda social pendiente con el pueblo y el fin de la corrupción. Pero con tales reconocimientos para un chavismo que ha llevado a tan gran deterioro en Venezuela, no es extraño que el asesor hispano de Chávez no sea muy considerado allí -entre los que están en la oposición al régimen-. En esa dirección, el ya citado Jesús «Chuo» Torrealba, tiene una percepción muy personal e inquietante del chavismo según Podemos:

«Sí, ese señor [Monedero] se presenta como un profesor universitario súbitamente interesado por la política española, pero durante cierto tiempo actuó en Venezuela como portavoz de un régimen que no respeta las libertades cívicas. Cuando oigo ahora decir a líderes de Podemos que su modelo no es Venezuela sino los países nórdicos, me entran ganas de reír. En Noruega se destina el dinero del petróleo a la salud y a la educación, no a gastar millones en financiar a una franquicia ibérica [como la de Podemos]».

 

Hay crisis, y no de abastecimiento sino de escasez de productos básicos, mucho antes de la caída del precio del crudo. Y esa crisis económica ha agudizado la conflictividad social. El año pasado hubo en Venezuela 25.000 muertes violentas a manos del hampa. Antes de la llegada de Chávez al poder, en 1998, tuvimos 4.000 asesinatos y ya parecía una cifra muy alta. Nueve de cada diez quedan impunes. El problema es que ante esa situación el gobierno no tiene otra respuesta que la represión pura y dura.

Otro testimonio es el de Miguel Henrique Otero, hijo y nieto de periodistas venezolanos, y director de El Nacional, fundado en 1943 -único gran diario independiente de tirada nacional que queda en Venezuela-, que manifiesta que a muy duras penas ha conseguido sobreponerse al control chavista y a su presión durante los últimos años. De visita en España, Otero alerta de la situación que vive su país, sumido en una crisis económica y en la necesidad de un cambio de modelo, que pasa por la salida del ejecutivo de Maduro y del chavismo:

«El problema de todos estos líderes carismáticos, populistas, es que no caen en paracaídas, existen porque lo que hay no es bueno. Después, las promesas que hacen respecto a la realidad están muy alejadas, son unos grandes mentirosos. Chávez llega al poder con la idea de implantar la tercera vía de Blair, y cuando se consolida, se vuelve cubano. No se lo podía imaginar nadie. La situación es insostenible. Estamos ante una crisis económica de grandísima profundidad, que con la caída del precio del petróleo se multiplica por 20″.

 

C. Chavismo en España

[pull_quote_left]El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela se mostró seguro de que «más temprano que tarde el chavismo se instalará en la Madre Patria»[/pull_quote_left]Y por si fuera poca toda la aportación hasta aquí sobre el chavismo populista, en relación con que Podemos puede convertir a España en la «plataforma de su difusión en Europa», traemos a colación el testimonio del embajador venezolano en Madrid, Mario Isea, que, de forma muy poco diplomática, en un informe que entregó el 24 de noviembre de 2014, durante una reunión privada, a los diputados del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), abogó por que el gobierno de Caracas, en lugar de normalizar las relaciones con el ejecutivo de Madrid, mantenga la confrontación y movilice los contactos internacionales para acallar las protestas por el encarcelamiento del dirigente opositor al chavismo, Leopoldo López.

En análogo sentido, no es raro que el 31-I-2015, tras la concentración multitudinaria en la Puerta del Sol de Madrid, al otro lado del Atlántico, Diosdado Cabello, segundo al mando en el chavismo venezolano, celebrara «el ascenso del populismo en Europa». En concreto se refería a Syriza en Grecia y al partido que lidera Pablo Iglesias en España. Y al propio tiempo, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela se mostró seguro de que «más temprano que tarde el chavismo se instalará en la Madre Patria».

Evidentemente, cuando Podemos quiere suavizar su discurso en favor del chavismo, lo que menos le conviene es que Cabello diga a las claras que sus buenos amigos son abanderados del chavismo puro y duro, porque, por muy desilusionados que estén los españoles con los fallos innegables del bipartidismo tradicional, sin duda todos los días ven y leen noticias acerca de la grave crisis que atraviesa Venezuela, que no es precisamente hoy un modelo a admirar.

Continuaremos la semana próxima.

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