[dropcap]M[/dropcap]e imagináis como jugador de rugby? ¿Noo? ¡Pues os equivocáis! Fui famoso en ese mundillo tan entrañable, donde todos son amigos, duros en el combate, ¡sí!, pero siempre poseídos por la nobleza del buen sentir, de apoyar al compañero y no ensañarse ni ser enemigo del contrario. ¡Y de respeto absoluto a las decisiones, puede que erróneas, del árbitro!
Fui buen jugador, pero a ratos. Sólo me salía bien el partido si lucía el sol. Mi defectuosa vista me impidió llegar a más. Pero creé equipos, el C. R. Argüelles (que fue campeón de Castilla y 3º de España de 2ª división) y el Geólogos R. C., luego germen del Olímpico 64. Y fui entrenador y árbitro y federativo de muchas cosas. Metí 4 ensayos. ¿Sabéis lo que se siente al ensayar; «¡he sido yo el que lo hizo!»? ¿O al dar el balón al compañero que ensaya? Es algo difícil de expresar. ¡Ya lo escribió nada menos que Winston Churchill! Creo que el rugby fue para mí y para los que conmigo compartieron tan noble deporte una gran escuela de la vida. ¡Una inolvidable etapa que pasó, pero que dejó su rescoldo y su aroma para siempre! ¡Qué tardes aquellas, cuando en el campo del Paraninfo, pasábamos de espectadores a jugadores, porque faltaba alguien en algún equipo!
Pero vayamos a mi fama. Estaba un día de 1963 con mis compañeros, estudiantes de Geología, en Andorra. ¡De excursión, no de evasión! Gozábamos de unas vacaciones en un albergue del S. E. U. en Alp, albergue que se dedicaba a prácticas de Geología, organizado por uno de nosotros, que tenía no sé qué amistad con alguien muy arriba en la jerarquía de Falange.
En el escaparate de una tienda de deportes vimos un balón playero. Entramos y charlamos de rugby, de nuestro equipo, de conocidos comunes. Y aquel nuevo amigo nos pregunta: –«¿Cómo está Margarito?», un redondo jugador, eterno estudiante de Ciencias, que se matriculaba todos los años sólo para jugar en el equipo. ¡Jamás iba a clase!. «-¿Y Tachunta?«, altísimo y peculiar. «-¿Y el Lupas?, maravilloso medio de melé. Todos ellos pasaban de los 30, formaron parte del gran Atlético de Madrid, y seguían jugando por verdadero amor al rugby, formando una gran familia, el «Casasola».
Y ahora vino lo bueno:-«¿Y habéis oído hablar de Emiliano?». -¡Pero.. si Emiliano soy yo! -contesté. No sabía que mi fama era tanta. ¡Seguramente me confundían de nombre con aquel gran baloncestista del Real Madrid!
Y ahora os voy a contar por qué fui famoso, donde estuvo mi leyenda.
Primera: Yo no veía nada bien. Miopía Magna. Si estaba nublado, al quitarme aquellas gafas de culo de botella, «no veía a tres en un burro» Pues bien, un día, en lugar de correr a coger el balón lo hice DETRÁS DE UN PERRO que se había metido en el campo. Ocurrió en Valladolid. Decían eso. ¡Pura exageración! Y ahora que hablo de Valladolid recuerdo que el campo estaba cerca del cementerio y veíamos pasar carruajes fúnebres tirados por caballos negros. ¡Lagarto, lagarto!, decíamos.
Segunda leyenda: La otra anécdota que recorrió España dicen que me ocurrió en una «touche». Como muchos de mis lectores no saben qué es eso les explicaré que cuando el balón sale fuera del terreno de juego, los jugadores forman dos filas paralelas perpendiculares a la línea lateral y un jugador lanza el balón entre ellas. Yo era el encargado de hacerlo. Pues bien, una vez, en lugar de enviar el balón entre los jugadores, ¡LO TIRÉ HACIA EL PÚBLICO! ¡Pura leyenda, fruto del cariño que me tenían! ¡Jamás pensé que fuese una burla sobre mi defectuosa visión!
¡Tiempos felices de la juventud, que viví apasionadamente con mis amigos rugbystas! ¡Viva el rugby, deporte de rufianes, jugado por caballeros!
5 comentarios en «Rugby»
Querido Emiliano,
Nos tienes acostumbrados a leer en tus noticias acontecimientos del pasado remoto, incluso de hace algunos millones de años, pero con la de hoy nos llevas todavía más allá. Allende las fronteras del Pleistoceno hoy nos has transportado a tiempos míticos, y encima presentas una foto que lo atestigua. Tu noticia de hoy es un descubrimiento: algo así como si apareciese una edición original de la Iliada con el retrato de Aquiles.
Algunos de los jugadores de la foto y de los que hablas pasaron décadas en los campos de Rugby en donde demostraban su generosidad y su entrega. Sus gestas eran conocidas en toda España y parte del extranjero. En Oviedo fue Emilio Cilleros, del CAU, quien sembró la afición por este deporte que dió grandes jugadores y equipos como el Oviedo Rugby Club. En los años setenta y tantos nos contaba las gestas del gran Margarito y de Tachunta y tu aventura corriendo detrás de un perro…
Hoy el rugby es, seguramente, más perfecto. Como casi todo. Entonces era más divertido.
Un fuerte abrazo,
Emilio
Querido Quasitocayo ¡Te debes haber llevado una gran sorpresa al saber que aquel personaje legendario que corrió detrás de un perro era yo! ¡Pues así es! Puede que me anime y os cuente más cosas de aquellos tiempos, de Cortázar, de Ricardo Madrid, de Calderón (el hijo del Presidente del Atlético, el mejor pateador que conocí), de Corujo, de Cuadra Salcedo, de Médel, y de tantos otros que compartieron conmigo la pasión por el balón oval. Por ejemplo, cuando, siendo árbitro, expulsé a 11 jugadores de un equipo y a un linier. ¡La que se armó!
Un abrazo
He pasado un rato estupendo,leyendo tus aventuras con el balón oval,no sabía de esta pasión tuya.Un abrazo .
Pues ya ves, querida Azucena. Siempre puse, en todo lo que hice, mi máximo empeño en hacerlo bien. Si no es así no merece la pena. Mi etapa rugbystica fue de grandes amistades con gentes de una enorme nobleza. Lo pasábamos todos muy bien, y no me refiero sólo a los jugadores de mi equipo. Después de los partidos estallaba una gran camaradería y amistad, que siempre celebrábamos juntos. Incluido el árbitro, directivos, todo. Y el público. Os tendré que contar más anécdotas…
Pues sí, Emiliano, te animo a que cuentes más anécdotas de aquella temporada. Por ejemplo esa historia tan curiosa que nos contaste una vez sobre Santiago Bernabeu y su relación con el rugby, cuando se jugaban partidos de rugby antes de los clásicos de fútbol en el estadio de Madrid y la curiosa comparación entre fútbol y rugby. Si mal no recuerdo de tu anécdota se podía deducir que el fútbol era más propio para adoctrinar a las masas, pero sería necesario que la contases por este medio para que pudiésemos luego apreciar los detalles…
Un fuerte abrazo y seguiremos al tanto de tus noticias…
Hasta pronto,
Emilio