[dropcap]E[/dropcap]l pasado 1 de mayo iniciamos el presente artículo, que termina hoy con su segunda entrega. En la que nos fijamos, especialmente, en dos aspectos muy novedosos de la economía española: el cambio de modelo de desarrollo, y la evidente internacionalización del panorama económico en todas sus ramas productivas de bienes y servicios.
4. EL CAMBIO DE MODELO DE DESARROLLO:
MÁS INTERNACIONALIZACIÓN, MENOS CONSTRUCCIÓN
Siendo pertinentes las informaciones económicas que veíamos en la primera parte de este trabajo, lo más notable a destacar es que el actual crecimiento de la economía española (que ciertamente, aún tiene que cubrir más de la mitad de la renta perdida durante la crisis de nunca acabar), está haciéndose con un nuevo modelo de desarrollo. Muy distinto del anterior que recibía sus más fuertes impulsos de la industria de la construcción.
Sobre el cambio de modelo cabe reflexionar recordando la circunstancia de que si en 2006, los visados de los colegios de arquitectos registraron algo más de 900.000 viviendas iniciadas, en 2013, último año del que hay cifras completas, no llegaron ni a 40.000. Lo que refleja el auténtico colapso de un sector que era, insistimos, el motor de nuestra economía. En cambio, ahora significa macroeconómicamente el 5,5 por 100 del PIB, frente al 11 que era en 2007. Debiendo señalarse que por primera vez en mucho tiempo estamos en un nivel constructor similar al del resto de la UE.
[pull_quote_left]En este punto hace que ya nos situemos en un modelo de crecimiento basado en la internacionalización de la economía española.[/pull_quote_left]La construcción en 2007 empleaba a casi tres millones de personas, y actualmente, sólo da empleo a un millón, sin previsiones de una recuperación espectacular: todavía es mucho lo que queda por resolver en términos de stock de viviendas sin vender. Si bien se dan algunos indicios interesantes de avance, como sucede con la rehabilitación (que en España es de sólo 0,75 por 100 anual del total stock, frente a dos en la media comunitaria), y asimismo, con el alza de las compraventas de viviendas, especialmente usadas. Además, hay una tendencia interesante de que vamos a una mayor proporción de alquiler, lo que contribuirá a ir reduciendo el quietismo laboral de la sociedad española por el efecto de la vivienda propia.
En cuanto a la construcción en su conjunto de cara al futuro, Juanma Lamet manifiesta que después de siete años de recesión y resaca:
El mercado de la vivienda comienza a cambiar el paso. La concesión de hipotecas, las ventas y el valor de los inmuebles residenciales ya crecen, aunque lo hagan desde cotas muy bajas. De hecho, el precio de la vivienda subió en ocho CC.AA. en el primer trimestre de 2015, según los datos estadísticos de la Sociedad de Tasación. Esa noticia positiva se suma a la que dio el INE: las compraventas de inmuebles residenciales subieron un 15,5 por 100 en febrero, y lo hicieron en nada menos que 14 autonomías.
Tras ese precedente sobre la construcción, volvemos a insistir, en este punto hace que ya nos situemos en un modelo de crecimiento basado en la internacionalización de la economía española. Con exportaciones de bienes (240.000 millones de euros en 2014) y servicios (no menos de 100.000 millones en el mismo año) que en el 2013 y 2014 nivelaron la balanza por cuenta corriente, con una fuerte expansión en frentes como ingeniería, construcción, servicios urbanísticos, transportes, banca y seguros, etc.
En ese cambio de modelo, coincidimos con el Prof. Rafael Pampillón, de la Universidad de Alcalá de Henares, quien subraya “la necesidad de reforzar ese patrón de crecimiento basado en las exportaciones y en la producción de bienes y servicios de alto nivel tecnológico; para continuar reduciendo los desequilibrios en las cuentas públicas y del mercado inmobiliario, y mantener el equilibrio del sector exterior”.
La clave de esta evolución, por la que todavía no cabe tirar cohetes, radica en la ecuación de competitividad; con sus dos términos de productividad y tipo de cambio del euro. En el primer caso, el aumento ha sido de un 25 por 100 (del 35 en las empresas del Ibex), por la reforma laboral que permitió adelgazar nóminas manteniendo producciones para la exportación más que nada. Y en segundo lugar, por la política del BCE de depreciar el euro para hacer más factibles nuestras exportaciones; con una caída respecto al dólar del 30 por 100 respecto del nivel que tenía en 2008 (de 1,50 a 1,06 dólares por euro).
5. OTROS FACTORES DE LA INTERNACIONALIZACIÓN
Que la referida internacionalización avanza, también se aprecia, en los últimos meses, por el hecho de que las empresas españolas están embarcadas en lo que es una nueva fase de expansión internacional, confirmando así la recuperación de la economía y la renovación de la confianza empresarial. En cinco meses (noviembre 2014/marzo 2015), se anunciaron operaciones por más de 19.000 millones de euros. En ese sentido, Repsol adquirió el 100 por 100 de la canadiense Talisman Energy, BBVA aumentó el 25 por 100 al 40 por 100 su participación en el banco turco Garanti, y en el mes de marzo Banco de Sabadell absorbió las 631 sucursales del británico TSB; en tanto que Corporación Logística de Hidrocarburos (CHL) compraba una red de oleoducto de 2.000 kilómetros y 16 instalaciones de almacenamiento en Reino Unido. Por mencionar sólo algunas de las grandes inversiones recientes. En definitiva, las compañías estrella de la Bolsa española apostaron hace años por la internacionalización del negocio y la apuesta se refleja cada vez más en sus cuentas.
[pull_quote_left]El crecimiento español, como el de toda la Eurozona, está amenazado por diversidad de posibilidades, como la desaceleración en Asia, o lo que pueda pasar con Grecia.[/pull_quote_left]Por otro lado, señalaremos que, el conjunto de las compañías del Ibex facturó 432.031 millones en 2014, siendo el 61,5 por 100 de esas ventas de su negocio internacional; frente al 59,9 por 100 de 2013. Y eso que la aportación del negocio exterior de las grandes cotizadas habría sido bastante mayor sin las fuertes depreciaciones de algunas divisas (Venezuela, Brasil, Argentina, México, etc.) respecto al euro; un factor que perjudicó a empresas con fuerte presencia en tales países como Telefónica, Santander, Gas Natural, BBVA, Iberdrola, Mapfre e Indra, entre otras.
Otro aspecto de la internacionalización en curso es la actitud española adoptada ante el caso de China, al crear su Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB, por sus siglas en inglés), la primera institución financiera multilateral que no estará dominada por Estados Unidos o alguno de sus aliados: 45 países han solicitado ser miembros fundadores de la institución -entre ellos España-, pese al rechazo explícito de Washington DC, al que sólo ha seguido el gobierno de Tokio.
Por lo demás, el crecimiento español, como el de toda la Eurozona, está amenazado por diversidad de posibilidades, como la desaceleración en Asia, o lo que pueda pasar con Grecia.
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