El Ego y sus consecuencias

Escultura de Óscar Alfredo Barros.

[dropcap]E[/dropcap]l que no sepa sujetar su “ego” está perdido, porque galopa por la vida en un corcel desbocado que no le permite otra cosa que estar pendiente de ese abismo al que irremediablemente le precipita. Los dominados por su “ego”, desperdician su valía en ruines objetivos pasajeros, mientras otros más duraderos y que darían sentido a su vida, no los ven. Cuanto más se alimente el “ego”, más pequeña se hará la persona, porque es el cáncer intelectual que elimina cualquier atisbo de entendimiento con los demás y, ello, conduce al rechazo de toda convivencia que no venga acompañada del aplauso. Al que su “ego” le aparte de la realidad y cegando su razón, le haga pensar que su pedestal es el más alto, está eliminado por completo.
¿A qué vienen estas disquisiciones?
Sencillamente tratan de salir al paso a esos diletantes y trotamundos a los que no se les puede contradecir, porque de forma inmediata te buscas su enemistad, y a los que, desde el poder que entre todos le hemos dado– posiblemente ahí se encuentre el fallo- son capaces de dictar normas que acallen a cuantos, haciendo uso de su legítimo derecho, afean su conducta, aunque sea a voces, a falta de escenarios sofisticados con decibelios pagados en ocasiones con dineros cargados de sospechas.

Curiosamente el “ego” suele presentar su mejor cara cuando necesita introducirse en cualquier rebaño de su apetencia, para transformarse en lobo en cuanto sea admitido, enseñando los colmillos de inmediato.

Tiene el “ego” especial soltura para, en cualquier situación que se encuentre, buscar los medios de entablar amistad y cercanía con los “poderosos del grupo”, a sabiendas que pueden ser el manantial donde sacien sus ambiciones desmedidas.

Para tener éxito en sus estrategias, suelen tener dos caras, una de desprecio y altivez con los que consideran “de abajo” y otra de simpatía y complacencia con los “de arriba”.

Pero, y aquí viene la moraleja, el “ego” lo que más teme es el encuentro con esas personas que “están de vuelta” y que, despojados de la carga que supone “creerse algo”, le pasen el paño del “servicio a los demás”, porque el “ego” solo vive y alimenta al que lo posee. Cualquier acto de generosidad que venga de estas personas, en el fondo, siempre lo hacen repercutir en mayor beneficio suyo, aunque utilicen caminos colaterales.

Creo que a las personas sabias y doctas hay que respetarlas y protegerlas, como a cualquier otra que atesore una virtud o capacidad, pero sólo hasta donde su “ego” no los haya fagocitado. Porque a partir de ese momento están bordeando un abismo que las personas normales deben abandonar.

Menos “ego” y “más servir” a los demás. Aquí esperamos desde la otra orilla a que lleguen hasta nosotros embarcados en la humildad.

Por: Benito Blanco Prieto

2 comentarios en «El Ego y sus consecuencias»

  1. EL TEMA SOBRE EL EGO, ES DEMASIADO INTERESANTE…AUNQUE BREVE LO PRESENTARON SOCIALMENTE CON ALGO DE ATRACTIVO….¿SERÍA POSIBLE QUE PRESENTARAN ESTE TEMA DE UNA MANERA AMPLIA CON ENFOQUE AL PERJUICIO EMPRESARIAL?….

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