Los puentes de los billetes de 5, 10, 20, 50, 100, 200 y 500 €
Existen muchos y diversos tipos de monedas y billetes. Cada uno de ellos podemos decir que tienen una característica común y es que los elementos que tienen dibujados pertenecen a algo que se relaciona con el país de origen al que pertenecen. Pero eso con los billetes de euro no pasa.
El 1 de enero de 2002, el euro se convierte en moneda única para 19 países de la Unión Europea. Las naciones podían decidir qué elemento grababan en las monedas, pero los billetes de circulación serían para todos iguales.
De esta manera, seguramente que alguna vez, se han fijado en los puentes que aparecen dibujados detrás de los billetes de euro. Además, seguro que también se habrán preguntado si esos puentes que están dibujados existen realmente. Pues sí y pues no.
Y los puentes se convirtieron en realidad
La respuesta es simple y es que primeramente en 1996 estos puentes no existían realmente, pero en 2011, el artista y diseñador austriaco, Robert Kalina, se le ocurrió construir a escala los siete puentes imaginarios que corresponden a esos siete billetes de euro que hoy existen. Cada uno de los puentes tiene los colores originales de los propios billetes: gris, rojo, azul, naranja, verde, amarillo y morado.
Y la pregunta es: ¿Dónde se encuentran estos siete puentes? Tras varios meses de trabajo, estos puentes se levantaron en Spiikenisse, un nuevo barrio residencial de la ciudad de Rotterdam.
Así mismo, cada uno de estos puentes representa a un periodo cultural europeo diferente: el billete de 5 euros es clásico, el de 10 euros románico, el de 20 euros gótico, el de 50 euros renacimiento, el de 100 euros barroco, el de 200 euros modernismo y el de 500 euros contemporáneo.
Estos puentes se han convertido, hasta el momento, en un reclamo turístico tanto para los que viven allí como para los turistas que vienen a visitarlo. Y cuando saben toda la historia, sacan sus billetes incrédulamente para comprobar y sorprenderse de que lo que están viendo es lo mismo que está en los billetes.
Por: Pilar Herrero
