[dropcap]H[/dropcap]ay en Santa Marta de Tormes, población cercana, inmediata a Salamanca, una calle con el curioso nombre de «la Confusión».
Al verla por primera vez me recordó aquellas películas de Charlot con su «calle de la Paz», en la que todo eran peleas. O aquella otra calle salmantina, la de Adela Lastra. ¿Quién fue esta Adela? ¡Nadie! ¡Era una abreviatura de «Arroyo de la Lastra! Creo que ahora han subsanado la confusión. ¡Mal hecho! ¡Yo lo hubiese dejado como «A de la Lastra» por lo anecdótico!. O aquellas calles madrileñas tituladas «Sal si puedes» o «Válgame Dios» –con historias que puede que os cuente algún día–, y tantas otras que habrá en vuestra patria chica.
Me dicen que la Calle de La Confusión se llama así porque penetras en ella y no sabes por dónde salir. ¡Exageraciones! ¿Cuál es el origen del nombre? Si lo sabéis, decídmelo, por favor.
Sea lo que sea, a mi me parece un homenaje al Hombre. ¿Quién no se ha confundido alguna vez? Yo lo suelo hacer varias veces al día, y a veces pienso que mi vida es una equivocación total ¿Y quién no lo ha pensado alguna vez?
A lo mejor me estoy equivocando ahora mismo, al escribir esto, pues más de uno me tildará de «pesado».
¿No os han confundido alguna vez con otra persona? Cuando mi nombre era muy conocido en el mundillo del deporte a veces me relacionaban con el baloncesto, donde destacaba el gran Emiliano Rodríguez. Más tarde, cuando me dio por lucir bigote y patillas, llegaron a ver en mí a José María Iñigo, e incluso salí en un periódico como tal, en una foto en la que me acompañaba mi esposa.
Pues ¿y en la Prensa? Aquí los errores –a veces disfrazados de erratas– son lo habitual. ¿Recordáis la «Cárcel de Papel» de la inolvidable Codorniz? En un número de ella leí que mi amigo Fernando Sanz, cuando dejó su cargo de alcalde de Coca, «dio con un canto» al que le sucedió. Fue el diario de Segovia el que puso el «con».
A veces las confusiones han hecho historia. Tal es el caso de la indiscreción –provocada, urdida por Bismark— que motivó el inicio de la Guerra Franco-Prusiana y supuso la caída de Napoleón III.
Otra confusión, salmantina, inédita, de telegramas entre Felipe Lucena y Antonio Arribas, hizo que la Sección de Geología de la Facultad de Ciencias comenzase un año antes de lo previsto, en un momento en que únicamente había dos profesores para dar las clases, Antonio Arribas y yo. Hubo que recurrir a una solución de urgencia, encargándose de impartir la asignatura de Cristalografía Eduardo Neira, que entonces vivía en Zamora. Yo di las clases de Geodinámica Externa a aquella primera promoción con 7 alumnos. Después llegaron Luis Carlos García de Figuerola y los demás.
Esto es lo bueno de las confusiones: que te hacen reaccionar para arreglar el entuerto creado, o al menos, intentarlo.
Se dice aquello de «mantenerla y no enmendarla». Puede que en algunas circunstancias de la vida sea conveniente hacer así, pero en general, a mi me parece un error, una equivocación que puede generar más CONFUSIÓN. Sobre todo en Ciencias. El no reconocer los errores cometidos te puede producir mala fama.
Bueno, ¡según y cómo! Hoy se ven y se leen muchos disparates que dan un gran renombre a quien los dice. ¡Hay tantas noticias tan mal interpretadas, tan escandalosas!
Por ello no tiene nada de particular que muchas personas sientan, en estos turbios momentos que nos ha tocado vivir, una gran CONFUSIÓN.
¡Pues sepan estas personas –confundidas o confusas– que en Santa Marta de Tormes tienen su calle!
4 comentarios en «La calle de la Confusión»
Querido Emiliano,
Pues muchas gracias por toda esta información y ya iremos a la calle de la Confusión, en Santa Marta. Allí pondremos una capillita con un ejemplar de El origen de las Especies, obra cumbre de la confusión.
Un fuerte abrazo,
Emilio
La verdad es que te encuentras por ahí nombres sorprendentes. En un pueblo de Galicia vi una calle dedicada a un señor de apellido HORROROSO. Sería interesante hacer un catálogo de nombres raros de calles, como lo hay de lápidas mortuorias o en la entrada de cementerios. ¡Sería muy curioso!
Un abrazo.
Vivo justo en frente de la casa q da nombre a la calle de la confusión, ¿ porque se le puso este nombre a la calle?, es sencillo, en su día cuando se empezó a construir este barrio q era una enorme era, donde se trillaba el trigo, y toda clase de cereales, se construyeron casas bajas, con el tiempo se fueron tirando las casas bajas y se levantaron edificios más altos de tres o cuatro alturas q es como se ve ahora en la foto, ¿ qué fue lo q paso? Q cuando se hizo el trazado de las calles alguien no se dio cuenta de q había autorizado la construcción de aquella casita baja ocupando parte de una calle, y esta es razón por la cual se le puso a la calle el nombre de la confusión.
Esta es mas menos la historia de la calle de la confusión de Santa Marta de Tormes.
Muchas gracias por la explicación. Pero el saberlo le quita el embrujo, la poesía, el misterio… A lo mejor me da por ensoñar otro origen más literario… ¿Por qué no? Desde luego, yo rogaría al ayuntamiento de Santa Marta que no se le ocurra cambiar nunca el nombre de la calle. ¡Tiene un encanto enorme!
Un abrazo