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Dos físicos con mucha química

Jorge Quintanilla Tizón y Silvia Ramos Pérez, dos físicos salmantinos que trabajan en la Universidad de Canterbury, Inglaterra.

[dropcap]J[/dropcap]orge Quintanilla Tizón y Silvia Ramos Pérez son dos Salmantinos que se conocieron a los 14 años en el Instituto, unieron sus vidas personales y profesionales y hasta el día de hoy siguen juntos. ¡Son Físicos con mucha Química!

Trabajan en la Universidad de Canterbury (Reino Unido) como docentes e investigadores.

Su amplísimo currículum comenzó en la Universidad de Salamanca donde se licenciaron en Ciencias Física después de disfrutar de una beca Erasmus en Bristol. Sin duda alguna, esta experiencia les abrió la mente y la curiosidad. Alcanzaron su Doctorado con la beca Marie Curie de la Unión Europea.

Trabajaron en diferentes programas Post-Doc en Universidades de varios países. Jorge Quintanilla fue a Brasil y Silvia Ramos a Francia sufriendo la prueba de fuego de la separación, pero venció el amor y finalmente viven y trabajan juntos con su preciosa hija de tres años.

Es un gran orgullo saber que estos dos Físicos de gran renombre internacional sean de Salamanca, pero por otro lado entristece que talentos como los suyos estén trabajando e investigando en otro país que sí aprecia sus talentos y el fruto de sus investigaciones.

Trabajan en un área que se llama Física de la Materia Condensada. Lo que quiere decir es que hacen lo contrario que los Físicos de Partículas que intentan descubrir las partículas de las que está hecho todo (por ejemplo, el bosón de Higgs). En cambio, Jorge y Silvia intentan descubrir qué pasa cuando pones muchas de esas partículas juntas. Esto es importante porque cualquier material está siempre compuesto por billones de billones de millones de partículas.

En concreto, a ambos les interesa mucho comprender el comportamiento de la materia cuántica, es decir, materiales donde la naturaleza cuántica de las partículas constituyentes juega un papel especial. Esto suena muy exótico, pero en realidad cualquier metal está en esa categoría: los electrones que fluyen cuando un metal conduce una corriente eléctrica son partículas cuánticas. Donde se ponen las cosas interesantes es cuando las interacciones entre las partículas juegan un papel importante. Entonces se pueden dar nuevos estados de la materia.

Igual que el agua puede estar en estado sólido, líquido y gaseoso según sus condiciones de presión y temperatura, los materiales cuánticos pueden entrar en estados realmente exóticos, tales como la superconductividad. Éste es un estado que se alcanza por lo general a muy bajas temperaturas. En él un metal pierde toda resistencia a la transmisión de corriente eléctrica y levita en un campo magnético. A veces un material entra en un nuevo estado pero ni siquiera sabemos cuáles son sus propiedades.

Para investigar esas cuestiones Silvia usa aceleradores de partículas que generan luz (es el caso de un sincrotrón) o partículas (una fuente de neutrones o muones) especiales que pueden hacer atravesar un material o depositarse en él. Estudiando el comportamiento de esa radiación o partículas dentro del material aprendemos cosas sobre su comportamiento a escala atómica. Y Jorge utiliza teorías para intentar extraer de tales observaciones información útil sobre los materiales o para predecir el resultado de futuros experimentos. O sea que Silvia juega con equipo que cuesta cientos de millones de euros y Jorge con un papel, un lápiz y un portátil.

Están motivados y son extremadamente curiosos.

Saber que nuevos estados de la materia pueden existir y cuáles son sus propiedades es una pregunta fascinante y realmente no se necesita estar buscando una aplicación concreta para querer contestarla. Por otra parte, históricamente esta área ha tenido muchas aplicaciones y se espera que las siga teniendo en el futuro.

Gracias a Silvia y a Jorge por aportar, desde la investigación y la ciencia, todos sus conocimientos para una sociedad sedienta de personas tan excelentes y, aunque están muy felices trabajando en la Universidad inglesa, deseamos de corazón que algún día hagan las maletas y compartan con Salamanca todo su saber y experiencia.

Por: Natividad Cabezas

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