Una científica de la Universidad de Zaragoza ha inventado un enfriador de latas y botellas que no requiere energía eléctrica ni hielo.
Se trata de Paola Fotás y de su Aisber, el artefacto que permite enfriar una bebida en cualquier lugar y circunstancia. Una lata puede pasar de los 40º a los 2º en diez minutos y de los 20º a los 10º.
El enfriador se vende en packs de tres unidades, como mínimo, y cada una viene a costar entre 3 y 5 euros, según el pack.
Aisber está formado en su parte interna por bolsas con cavidades separadas, que contienen líquido y sales. Al presionar sobre la cavidad que contiene líquido, el sellado que separa ambas cavidades se abre, produciéndose la mezcla de componentes que activa el enfriamiento. La energía necesaria para la disolución se obtiene del calor exterior que es absorbido, de forma que la temperatura disminuye rápidamente.
La solución estaba ahí
Los procesos de disolución de sales en agua son muy comunes y se producen en la vida cotidiana cada vez que añadimos sal o azúcar a la comida o la bebida. “En muchos casos, la disolución de sales conlleva un aumento o disminución de la temperatura aunque, al utilizar cantidades pequeñas, no nos damos cuenta. A veces, incluso sin ser conscientes, aumentamos la energía del sistema para facilitar la disolución, ya sea agitando con una cucharilla o calentando la mezcla”, indica la empresa.
Aisber funciona de un modo similar. Al producirse la disolución de sales en agua, la mezcla se enfría rápidamente actuando como refrigerante de la bebida y se puede acelerar la disolución (y, por tanto, el enfriamiento) facilitando la mezcla de los componentes y girando el enfriador una vez ha sido colocado.



















