Día D, hora H, para dejar de fumar

Este no es un blog de autoayuda al uso. Tampoco es un texto de consejos médicos. Ni siquiera es una conversación entre médico y paciente. Son, por encima de otras cosas, las reflexiones personales de una fumadora impenitente de cigarrillos, Lira Félix Baz, y de un médico, Miguel Barrueco, que trata de ayudar a los fumadores a dejar el tabaco como jefe de la Unidad de Tabaquismo del hospital Clínico de Salamanca.

Siempre hay un momento en el que un fumador quiere dejar el tabaco. Aprovéchalo, porque es como los trenes… (10º Post)

[dropcap]A[/dropcap]hora viene lo más significativo: Determinar el día y la hora de abandonar el vicio. O lo que es lo mismo, el día del estreno de la obra en la que se va a representar tu nueva vida. Fijaros si es importante este momento. Todos y digo bien, todos los ex fumadores a los que le preguntéis, saben el año y el día que dejaron de fumar y casi con total exactitud, la hora y el lugar donde se fumaron el último cigarrillo.

Es tan brutal lo que le hace el tabaco a la mente, que no te olvidas de él nunca.Lo que decía antes, el tabaco es muy egoísta. Pero nosotros debemos serlo mucho más. Además cada vez rondaban más por mi mente las enfermedades.

Los flases iluminaban mi mente con palabras como cáncer, operaciones, hospitales… y os aseguro que no soy ninguna hipocondríaca, más bien una optimista vital incorregible.

Ha llegado la hora de alzar el telón. El Día D y la Hora H, que para mí era la séptima representación, pero que cada vez lo afrontas de una manera distinta, aunque sí tengo que decir que hay situaciones comunes.

Como por ejemplo: El primero, segundo día, incluso varias semanas después de haber dejado de fumar, no cambian algunas de las sensaciones que sientes por las mañanas. Es decir: Cuando fumamos, me atrevería a decir que el 99 por ciento de los fumadores, tenemos el mismo ritual mañanero, vamos a la cocina y llenamos un vaso con agua, porque la garganta está acartonada, a continuación nos sonamos la nariz, completamente reseca. Lo siento, pero es así. Estos gestos matutinos tardan un buen tiempo en desaparecer.

Pero hay cosas que mejoran, como por ejemplo: subir una escalera con peso que resultaba una tarea fatigosa, comienza a ser más liviana. ¡Y qué decir de correr hacía la parada del autobús porque estás a punto de perderlo! Tardaba diez minutos en recuperar el resuello, de ahora en adelante, serán nueve y medio y así sucesivamente.

En esta séptima ocasión, la motivación para dejar de fumar podía ser porque no podía correr, porque me fatiga mucho, porque el tabaco no conduce a ninguna parte o porque estaba harta de ser una esclava del vicio, cualquiera de ellas es válida o incluso otras que ahora no me vienen a la mente. Sólo tenía un miedo. Había recaído muchas veces, por lo que me dije a mi misma que no podía sola y que en esta ocasión iba a necesitar ayuda.

Todos estos argumentos se cruzaban por mi cabeza. Y cosas por el destino, un día me encontré con una amiga periodista que cubre la información de sanidad para www.saludadiario.es Tomamos un café. Los periodistas siempre tomamos café u otra bebida con más misterio, -pero, es otro de los mitos que nos llega desde el cine-, y le pregunté: ¿Sigue existiendo la Unidad del Tabaquismo? Sí, respondió ella. ¿Cuánto tardan en darte una entrevista con el médico?

No lo sé. Un mes más o menos, pero antes tienes que solicitar cita en tu centro de salud, me informó.

Así lo hice. Y llamé al hospital. No era un mes, eran más de dos. Al principio mi irritó muchísimo. No es lógico que cuando tomas la decisión de dejar de fumar tengas que esperar dos meses hasta que te reciben, ¿o sí lo era? Estaba convencida y quería dejar de fumar, pero me ponían un sinfín de trabas para que continuara encendiendo un cigarrillo tras otro.

Durante los dos meses de espera no deje de fumar y mi subconsciente continuo enviándome mensajes del tipo: ‘este cigarrillo, justo éste, puede que desencadene el cáncer’. No obstante, cual naufrago que se agarra a una tabla en medio del mar, yo respondía: ‘la primera semana de enero tengo la cita y ese día lo dejo’. Año nuevo, vida nueva. Parecía que la fecha de la cita se ajustaba perfectamente al dicho popular. Así llegó Navidad y pasaron las fiestas, sólo quedaba Reyes.

Continuará…

Este blog está protegido por los derechos de autor. Queda prohibida la reproducción total o parcial de este texto. (SA-79-12)

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