[dropcap]A[/dropcap]ntes de que se lance la traca de los festejos patronales, Salamanca ya se ha emporcado con esos indecentes tabernuchos que tanto satisfacen los gozos de las gentes y de la autoridad. La apertura de garitos –son capaces de haber rotulado a eso “feria de día”—copa más días cada año, aunque lo que realmente importa es que en una ciudad “como ésta” ni un solo día esa cochambre debería ocupar los espacios en que se asienta. Quiero explicar por qué me refiero a una ciudad “como ésta”. Significa que Salamanca no es una ciudad cualquiera, sino que vivimos en una urbe que debe ser elitista en cuanto a la exigencia del tratamiento de los espacios privilegiados que nos han llegado desde los siglos pasados, herencia de la que todo quisque se enorgullece, y que por fortuna logró salvarse de las escalonadas y excesivas aberraciones cometidas contra ese patrimonio. Y si no entendemos esto –ciudadanos, primero; autoridad, después– ya podemos jubilarnos de aspirar a considerar que Salamanca pinta algo en el mundo. Y el caso es que realmente lo pinta, por suerte y a pesar de nosotros, que a veces tanto hacemos por reventar ese privilegio por el que tanto disputan otros lugares conscientes de lo que eso representa.
Salamanca, la ciudad que nos ha llegado incluso con sus llagas, es una ciudad singular. Singular, con lo que ese término significa. Salamanca cuenta con una personalidad bien definida: no es que sea solamente una ciudad universitaria, es que, por encima de eso, es una ciudad en la que pesa el humanismo y el entrecruce de los siglos plasmados, a modo de relato del recorrido secular, en los edificios que se mantienen (romano, románico, clásico, renacimiento –y perdonen algunos–, plateresco, gótico, barroco, neoclásico… y todo lo demás), piedras que respiran ciencia e historia, una historia potente durante siglos, templada en ocasiones y hasta a veces vergonzosa. Todo eso se encuentra bastante estudiado y documentado.
Bien, si esto es así –¿alguien se opone al elemental panorama?; en tal caso, que lo manifieste libremente, y debatiremos–, ¿por qué en esta ciudad se celebra esa maldita “feria de día” con tanta fruición? Porque, ciertamente, la amparan quienes (para ir, simplemente, a una referencia elemental) permanentemente alardean de ese tópico-realidad de “Salamanca, patrimonio de la humanidad”. ¿O no es cierto que “la autoridad” y la gente del gremio de hostelería siempre tienen en sus bocas recurrentes esa cantinela? ¿Y si es así –como lo es: unos por gloria política, otros por intereses de bolsillo–, por qué (en la mente me saltaba “por qué coños”) destrozan la Salamanca monumental, no sólo en su imagen, sino en su esencia?
[pull_quote_left]Ya huele a panceta y a mierda en esta ciudad. Ya sé que ahora los pinchos son más finos, ¿pero el Ayuntamiento, la Junta, se han lamido los fondillos sanitarios de lo que ya huele ahora mismo al lado de esos garitos?[/pull_quote_left]La destrozan –y lo han advertido personas de respeto no contaminadas con “el salmantinismo”, con situaciones partidistas, sino de llegar y ver lo que se han encontrado– quienes permiten que se asienten (y quienes lo asientan) tabernuchas indecentes ante la Casa de las Conchas y la Clerecía, ante los Dominicos, ante Monterrey y las Agustinas-la Purísima, las Úrsulas, la torre del Clavero-plaza de Colón, las inmediaciones de la plaza de Anaya-la Rúa. También, faltaba más, ante el colegio Francisco de Victoria, con el cordón agresivo en torno a la iglesia de San Juan de Sahagún, y esa línea delirante en el parque de La Alamedilla: todo ello, allí donde los niños van y vienen y el mensaje que reciben es alcohol que te crió a todo pasto.
Ya huele a panceta y a mierda en esta ciudad. Ya sé que ahora los pinchos son más finos, ¿pero el Ayuntamiento, la Junta, se han lamido los fondillos sanitarios de lo que ya huele ahora mismo al lado de esos garitos? Aparte de que esos mandos, tan conservadores, ¿cómo pueden consentir que las excesivas músicas y demás tabarras rompan las tradicionales (es su mundo) vidas de recogimiento de dominicos y agustinas, pinto el caso, por no aludir –esencial– al ciudadano normal con sus derechos de respeto? ¿Por qué las exigencias sanitarias elementales que se les reclaman, y sancionan, a los locales “fijos” no se les demandan a esos garitos ambulantes?
Otra esencia: se señala como un logro que la repelente (¿se nos permite que algunos la consideremos como tal?) “feria de día” haya supuesto la revitalización de “la ferias”. ¿Eso que vemos hiriendo de muerte a la ciudad se considera revitalización? Lo hiere de muerte por destrozar los espacios que deberían considerarse “exquisitos” –no por elitismo, sino por su esencia secular– y, por ello, intocables con la contaminación de porquería que supone un tabernucho como los que se han permitido asentar en lugares “exquisitos” europeos. ¿Esos casetos es lo que representa la gran aportación de revitalización de los festejos patronales, esas son las ideas para que las gentes disfruten de su ciudad: vino y agresión a los espacios que la distinguen?
[pull_quote_right]He estado en Valladolid, en Burgos, en Santander cuando funcionan esas casetas, y no he tenido problema en consumir en ellas; jamás he ido, ni lo haré, en esta Salamanca. Porque esas casetas nunca he visto que hayan dañado aspectos ambientales, no ya monumentales, como ocurre en Salamanca, para vergüenza esencial.[/pull_quote_right]Esencia proclamada, pues, de nuestras ferias: las tabernas, los garitos. Ya sé que me van a decir que en otras ciudades también se montan esas ofertas. Vale. Me refiero a un ámbito cercano, similar: he estado en Valladolid, en Burgos, en Santander cuando funcionan esas casetas, y no he tenido problema en consumir en ellas; jamás he ido, ni lo haré, en esta Salamanca. Porque esas casetas nunca he visto que hayan dañado aspectos ambientales, no ya monumentales, como ocurre en Salamanca, para vergüenza esencial. Además, en esos puntos muestran el buen gusto de que las casetas presentan un diseño uniforme…, y en Salamanca cada una es hija de su padre y de su madre, casi siempre padre y madre de pésimo gusto, que es lo que faltaba, para añadir oprobio. Y es que ese es uno de los datos: la tolerancia aberrante con las casetas en puntos intocables por definir a esta urbe. ¿Por qué? ¿Por qué se desgracia a esta ciudad con ese trato asqueroso (insisto: asqueroso) a su condición de ciudad especial, que, por tanto, requiere un trato especial, incluso desde un punto de vista egoísta? Resulta que desde el orden se condena una pancarta en una ventana de la Plaza Mayor (conste que, con independencia de la denuncia atinada, a mí tampoco me agrada, pero antaño me pareció aberrante aquella “del Archivo”, que ya abrió la veda y justifica todo), y mientras tanto, se autorizan con agrado estas casetas tabernarias absolutamente indecentes que hieren directamente espacios monumentales esenciales en esta ciudad. Una ciudad diferente. Y, ojo, señores del Ayuntamiento, señores de la Hostelería: ustedes están proclamando a diestro y siniestro, ustedes están viviendo de esa Salamanca esencial, universal, de esa Salamanca que les mantiene. Pero a esa Salamanca que tanto cantan, la están jodiendo.
[pull_quote_left]Esta sociedad salmantina tolera todo, no tiene ni la más leve idea de por dónde va el futuro, y la clave está en que cada día somos más los viejos y apenas quedan los jóvenes del futuro. Pero eso sí: todos con gozo en los tabernuchos de esa increíble “feria de día”.[/pull_quote_left]Si ustedes, autoridad e intereses hosteleros, aspiran a que se mantenga su permanencia de negocio (sería risible pedirles a ustedes, unos y otros –aunque sea lo que les convenga hacia el futuro–, que aspiraren al sentido de “cultura” real que representa Salamanca), es evidente que a la gozosa “feria de día” le meterían un petardo glorioso. Pero no ocurrirá tal, y lo tengo muy claro: esta sociedad salmantina tolera todo, no tiene ni la más leve idea de por dónde va el futuro, y la clave está en que cada día somos más los viejos y apenas quedan los jóvenes del futuro. Pero eso sí: todos con gozo en los tabernuchos de esa increíble “feria de día”. (Para que no se me considere “negativo”, y contribuir a la esencia del gozo ciudadano, aporto algunas ideas: que el festejo de las casetas repelentes comience el mismo día en que se coloca La Mariseca y llegue hasta el tradicional San Mateo…, y que las casetas, para qué disimular, se apoderen de la Plaza Mayor. Sería la gloria. Qué gloria. Gloria divina).
A eso caminamos, queridos amigos. A mí –¿se me autoriza, por favor?– no me gusta ni un pelo. Ni un pelo. Pero la realidad, para qué negarlo, es otra: Salamanca goza con sus casetas infectas.
— oOo —
39 comentarios en «El asco de Salamanca»
No podia estar mas de acuerdo.
Buena forma de expresar lo que muchos pensamos
Bueno antes hera .feria del ganado .por un poco de distracción no pasa nada .y eso q yo no voy de casetas .
¿Y cual es vuestro modelo de fiestas?? teatro, debate político, y lecturas de Becquer?? La ciudad hace aguas, pero la esencia es la una ciudad universitaria, a ver si en tiempos del Lazarillo te piensas que no se corrian juergas, ahh y el suelo era de tierra.
Muy buen articulo ¿ pero no multaban por beber en la calle ?pero si pagan un inpuesto por poner las cutres casetas al ayuntamiento si pueden y donde están los inspectores de Sanidad ¡todo Bale ! Yo he tenido una cafetería 25 años y no he visto tanta cetrería ( se bebe en la calle se mea en la calle hasta se folla en la calle ) todo bale y el al café tan contento .luego dicen que son puestos de trabajo .Nooo son horas de mierda mal pagadas y muy mal remuneradas que están haciendo con esa ciudad cultural valla mierda.educación cívica 0 salamanca 10
¡Ignacio pareces un amargado! Sal y disfruta un poco de estos días de fiestas.
Las casetas que dices que te gustan, de Valladolid, Burgos o Santander, también tienen las propias quejas de vecinos y habitantes.
Totalmente de acuerdo con el magnífico escrito de Nacho Francia. En la casa donde vivo, un segundo piso, no se puede respirar del mal olor q sube x la puerta del garaje ( a «micciones») , (dan ganas de vomitar), y del maloliente olor a grasaza q sube x las ventanas. Y que decir del ruido infernal a soportar horas y horas.!
Calle Rua M.
Ayyy pobreeee…….. Pues nada te cambio tu piso de la Rua por el mio en Pizarrales!!!!! Ni te vas a enterar que estamos en ferias………..
Lo siento, pero este articulo me parece aburrido. Más de lo mismo, parece que lo popular no gusta. Cualquier tipo de innovación siempre es cogida con escepticismo, apelando a la nobleza y a lo sagrado de los edificios de esta ciudad. Palacios e iglesias construidos por las clases dominantes para demostrar su poder y donde el conocimiento, en sus orígenes, esta reservado para una minoría de la población.
Pues nada, señores y señoras, dejemos el centro y sus reliquias para sus vecinos y el restos nos quedamos en nuestros barrios oliendo a panceta.
Nacho, tu artículo rezuma mala leche. Si lo que quieres es una Salamanca con monumentos, pero muerta, entonces te equivocas. El Patrimonio y las maravillas de esta ciudad no sirven de nada sin vida. Y esa vida la dan, te guste o no, la Feria de Día, la Nochevieja Universitaria etc. ¿Quieres que nada evolucione y estemos como en el siglo XIX? Que yo sepa en todos los años que se han puesto casetas no ha habido ningún daño al patrimonio. Más daño hizo la basura del FÁCYL con sus corbatas en la Casa de las Conchas. Esto no puede ser un «mírame y no me toques». Además la gente responde, llena la ciudad y le gustan estas iniciativas. No vayas en contra del sentir popular que además no provoca ningún daño. Lo que se ensucia se limpia y se acabó. ¿O no limpias tu mesa después de que hayas invitado a unos amigos a cenar? Con artículos así lo que fomentas es la Salamanca provinciana, cascarrabias y amargada que algunos luchamos por erradicar del mapa.
Lo dejan todo echo un hasco entre las obras y la mierda de las casetas salamanca da pena y la gente es muy guarra.
Las ciudades son para vivir son para disfrutarlas para estar con la familia amigos y otras gentes disfrutando de la vida, que molesta una semana al año unas casetas donde disfrutar de esto, tenemos una ciudad fantástica para disfrutarla jóvenes y mayores. El que vive en el pasado no disfruta el presente, amigo sal y disfruta y sino entiende que los demas queramos disfrutar de Salamanca.
Cochambre charra no damos más de sí. Estos son los «hosteleros» que tenemos y así somos nosotros.
No nos engañemos…
Acertado artículo. Es la opinión de alguien que sufre esta situación año tras año, porque vive y trabaja en el centro histórico de esta preciosa ciudad. Por donde nos movamos, topamos con las dichosas casetas, con sus olores y ruidos, la basura al día siguiente… A cualquier turista le diría… señores, vengan a ver Salamanca, pero no en el mes de septiembre. Y que conste: ¡me encanta divertirme!
Menuda sarta de mamarrachadas…lo primero, que comparaciones son las que haces? No tienen ningun sentido, ademas tus metaforas y lenguaje rebuscado…dan que pensar, que claramente has salido mal parado con la feria de dia…
Venga hombre, es una semana, dejad de dar el chapapote, siempre estáis igual los bienquedas
Siq estais negatibos salir y disfrutar q solo se vive una vez
Estoy de acuerdo con el escrito, Salamanca es ciudad culta , especial y como tal hay que tratarla .He vivido en esta ciudad mucho años y las ferìas me encantan pero todo no vale o no debería .
Gracias, Nacho
Estoy de acuerdo con el articulo. Hasta hace unos años q nos trajeron las casetas de la cercana » Valladolid» vivíamos las ferias de otra forma. Mas aburridas no se pero mas limpios si. Somos unos copiones pero de malas ideas, encima de q cada vez nuestras ferias se están adelantando véase feria de ganado, y antes acababa en San Mateo y ahora se adelanta. Nos conformamos con todo, como las ovejas.
El que no quiera que no vaya,claro molestan a la burguesía,pues eso diFrutemos de ellas la plebe al fin y al cabo , ellos se van a morir igual, ayyy pobrecitos id a los toros !!!! Que normalmente eso OS gusta
Estoy de acuerdo. Ya hace años que ni aparezco por ellas, pero además de todo lo que dices, la competencia desleal de la que hacen gala los hosteleros favorecidos con la lotería de poner LA CAGADA en la calle, mientras otros hosteleros, más respetuosos con el entorno, no compran papeletas de esa lotería y encima tienen que dejar que los usuarios de la panceta que vayan a mear a su local (si es que tienen esa deferencia con el entorno) sin dar las gracias. Un asco, como casi todo lo que rodea a la rancia charrería.
Estoy totalmente de acuerdo
hay q ser un amargado de la vida para escribir lo q escribes, deberia d darte verguenza, si a ti no te gusta te largas d salamanca, ni sikiera se si eres d aki, aunq tampoco me importa, personajes como tu,nos sobran, solo deberias pensar q hay gente q se saca un dinero trabajando estos dias y q hay mucha gente a la q nos gusta este tipo d ferias, encierrate en casa en lo q duren y deja vivir y disfrutar a la gente q esto no hace daño a nadie
Vive y deja vivir!
Esta muy bien hablar de la historia de Salamanca de sus monumentos de su cultura todo muy bonito . Te has preguntado cuantos podemos trabajar (aunque sea una semana solo) y poder ganar algo de dinero .Seguro que tu no lo necesitas
Vergüenza es que a un personaje de este tipo le dejen hacer una crónica así, si no te gustan las casetas quédate en tu casa cultivando margaritas pero no te quejes de una cosa a la que acuden miles de personas y donde te acabas juntando hasta con viejos amigos, vergüenza es que un tio como tu trabaje en un periódico que leen a diario los salmantinos y en vez de apoyar a la gente que busca incentivar unas fiestas y sacarse su dinero critican, co nla de trabajo que dan las casetas aunque sea para unos dias y el dinero que esa gente se gana y luego lloramos….en fin
A veces, otorga más cultura una vida social agradable que tanta lectura.
No me gusta la suciedad, ni los alborotos, pero el que ha escrito este artículo parece el típico decimononico, que cena a las 6 de la tarde, duerme a las 9 y le molesta el mínimo atisbo de diversión juvenil. Se aceptan críticas a una mejor manera de desarrollar la feria de día pero no a esa total destrucción de lo poco divertido, que para la mayoría, traen las fiestas a esta nuestra ciudad.
Los mismos bares con cartel de pincho de feria y concurso. FUERA CASETOS
Entre CASETOS y terrazas no se puede pasear por Salamanca que vuelva el tráfico rodado. Era mucho mejor que esto.
Ante esto solo queda aplaudir tu artículo. Saludos
Estas,casetas deberían situarse en las afueras en alguna explanada cómo ocurre con las ferias así no molestaría a nadie y la gente acudiría a los bares y cafeterías que pagan impuestos durante todo el año
Las casetas dan trabajo ala jente ke lo necesita y esto es una vez al año y no hace daño ha nadie solo digo ke al ke no le guste ke se aguante
Esa hostelería que tanto criticas es lo único que mantiene con vida a tu querida Salamanca. La verdad, me parece totalmente ridículo que se critique que durante 10 días del año haya casetas por la calle y sean molestas, cuando cada vez atraen más y más y gente. Esos monumentos que dices, que reciben tantas visitas, no serían tan visitados de no ser por los hosteleros de la ciudad, por mucho que te ****.
Felices fiestas, pásenlo bien en las casetas.
Qué amargura en cada palabra, qué pereza. Como dicen por ahí arriba, escritos como este (muy pedante, muy redicho, sí, muy bien, buen trabajo intentando parecer moralmente superior que el que disfruta con una caña en una caseta) perpetúan la imagen de una Salamanca provinciana y cascarrabias que algunos tratamos de cambiar. Las casetas no huelen a orina…. En todo caso, ese olor lo provocará el cerdo que alivie la vejiga detrás, que es al que hay que perseguir y el culpable. Y -sorpresa- mientras se construían las maravillas arquitectónicas de las que disfrutamos en nuestra ciudad, la gente vivía, disfrutaba, ensuciaba, celebraba… Porque es lo que se hace en las ciudades. Porque una ciudad privilegiada como la nuestra no es un museo inmóvil, es un lugar donde VIVIR, donde relacionarse, donde pasear. ¿Proteger el patrimonio? Por supuesto, es nuestra obligación. Pero también disfrutarlo y vivirlo, y desde luego las casetas no son el infierno y la degradación que pinta este artículo.
Querido amigo Nacho: a mi tampoco me gustan las casetas. Procuro no pasar por donde están porque me molesta ese ruido infernal y esa alegría chavacana que se ve en ellas. En las galeras había que alimentar a la chusma, que es como llamaban a los pobres remeros. Ahora pasa lo mismo con estas cosas que estamos disfrutando.
Un abrazo
he empezado a leer el artículo y me ha dado pereza continuar. Vamos que lo más interesante son los comentarios. Salamanca esta muerta, mucha cultura mucha cultura pero nada de trabajo, esta ciudad se ha quedado en jubilados, funcionarios, y hostelería ya que cada vez hay menos estudiantes. Así que si estas fiestas (que antes pasaban sin pena ni gloria) atraen a más gente de fuera bienvenida sean.
Yo trabajo en el mundo de la cultura (fuera de Salamanca porque aquí tendría que trabajar en la hostelería) y vengo a las casetas a disfrutar y siempre respetando y no ensuciando la ciudad, pero las casetas es lo único que da vida a las ferias, sino las ferias desaparecerían como las de San Juan de Sahagún que ya ni existen tan siquiera.
He dicho
Sal y tómate una cerveza si tienes con quién.
Este año he estado en las casetas de Valladolid y son exactamente iguales que las de Salamanca, cada una de su padre y de su madre, colocadas en sitios importantes como en la catedral, rodeadas de tanta basura o más, y mucho más caras. No entiendo por qué las de Valladolid sí y las de Salamanca no…