Llega el verano y apetece agua, marcado por una orilla como en el mar, por dos, como en el río o contenida, como en lagos y pantanos. Ahora sí, si la tormenta lo permite. Pero existe la tendencia de buscar charcos todo el año. ¿Nos gusta mojarnos o es cosa del barro y las salpicaduras?
Alberto González
Consejos en la chistera
He tenido poco tiempo para muchas cosas y nada para mi cita contigo, que me escuchas por escrito, disculpa. Sí he podido, muy poquito, ojear y escuchar cosas, letras, saberes… Te cuento una que me ha llamado mucho la atención. Una reflexión en blanco y negro de Bertrand Russell.
Querer de colores
Todo el mundo quiere. Todo el mundo quiere ser querido. Pero ¿resulta que para ese todo el mundo es más difícil saber qué y cómo está queriendo que la manera en la que pretende ser querido? Que nos quieran por lo que somos. Con los demás ¿por qué no hacer lo mismo?
La semana del odio
Por comenzar por algún lado, si no has leído 1984, procede. Te dejará un cuerpecillo genial descubrir la cantidad de dosmilventidosidades (mil perdones si te acompaña la dislexia) que aparecen en esas líneas escritas un poquito antes del año del título. (Ejem).
Parte de mantenimiento
Todo aquel que haya comprado algún cacharro, más o menos tecnológico, sabe que su longevidad depende en gran medida de un correcto uso y mantenimiento. Unos ejemplos.
1553 era eso
Como cifra podría darme insinuar la efeméride, al juego del historiador y contarte que en ese año, entre otras cosas, se quemó en la hoguera a Miguel Servet, descubridor de la circulación pulmonar de la sangre, junto a sus libros en las afueras de Ginebra. Hereje, dijeron. A quién se le ocurre defender el bautismo en edad adulta y negar la Trinidad.
Días malos, cosas buenas
Que todas las cosas malas tienen aspectos buenos es una afirmación de mierda. Las cosas malas son malas y punto. Pero sí, esconden cosas buenas. Ruego me permitas estos próximos minutos como público desahogo. Es lo que tiene un adiós inevitable.
Impuesto a la palabra
[dropcap]M[/dropcap]alos tiempos para la lírica. Magníficos para la prosa vacía. De capa caída las palabras bonitas excepto para quienes buscan poesía. No faltará quien la genere, quien la comparta, incluso quien la escriba, quizá tantos como los que la disfrutan. Por eso son malos tiempos. Porque no somos todos. Y por eso no hay tiempo, por eso las prisas, por eso sin pausa.