[dropcap]L[/dropcap]levamos ni sé ya cuántos días encerrados, sabedores de que debe ser así, pero con el cansancio inevitable y la consecuente sensación de hartazgo por la pérdida de libertad. Así todo es más complicado y no son de extrañar los episodios vesánicos que comienzan a darse de cuando en cuando. El ser humano, sin embargo, por enorme que sea la tragedia, buscará siempre esperanzado una salida que le salve.