
Ni en sus mejores sueños pensaba Juan Vicente Herrera que en las postrimerías de su interminable mandato como presidente de la Junta iba a vivir un momento tan dulce como el que está atravesando. Ello gracias a su estrecha relación con Pablo Casado, el mismo al que antes antes de apoyar en su pugna con Soraya Sáez de Santamaría y Dolores de Cospedal para suceder a Mariano Rajoy, propuso en 2017 como sucesor suyo al frente del PP de Castilla y León, iniciativa que abortó Génova, donde entonces campaba por sus respetos Fernando Martinez Maillo, máximo valedor de Alfonso Fernández Mañueco, quien, en pago de dicha deuda, se vio después obligado a secundar la equivocada apuesta por el sorayismo.
