La noche de la Historia

[dropcap]L[/dropcap]a actuación de la clase política es nauseabunda. Salvando honrosas excepciones, que las hay, los políticos se han convertido en una plaga de parásitos cada vez más difícil de erradicar. Carecen de formación y escrúpulos y les da lo mismo que su discurso y ejercicio estén plagados de incoherencias, contradicciones y mentiras. Aristóteles, que reconoce y justifica la política como inherente a la condición humana, afirma con contundencia que el hombre más excelente es quien debe gobernar. Miremos entonces ayuntamientos, cortes regionales y nacionales, consejos de ministros y demás estancias de destino para el enjambre y evaluemos la excelencia de quienes dirigen nuestras vidas. La ley, añade el Estagirita, es un discurso basado en la inteligencia. Entran escalofríos. El panorama, cuando se analiza con detenimiento, no puede resultar más desolador.

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