Las inmobiliarias vuelven a abrir sus puertas para atender a sus clientes. Los agentes pueden realizar visitas a locales o viviendas para gestiones relacionadas con actividades o negocios inmobiliarios
Los estudiantes ya no se conforman con los pisos más baratos. Se han cansado de pagar en torno a 200 euros por persona para vivir en un apartamento cuyos muebles fueron adquiridos en la época en que se casaron sus abuelos y no han sido renovados desde entonces. Los deprimentes papeles pintados de flores, las lámparas de cordel o los sofás que resultan más incómodos que el propio suelo pasaron a la historia.