[dropcap]T[/dropcap]odo lector de la Grecia clásica tropieza con la fascinante figura de Alcibíades, un general ateniense que durante la guerra del Peloponeso estuvo al servicio de ambos bandos, es decir, Atenas y Esparta. Posteriormente, ya con demasiados enemigos en tierras helenas, se convirtió en consejero de los persas. Aunque recuperaría su cargo en Atenas, fue obligado nuevamente a marchar; creyó encontrar refugio en Frigia, pero allí la muerte finalmente lo alcanzó.
lorenzo sentenac
No corre prisa
[dropcap]S[/dropcap]i preguntáramos a un náufrago chapoteando en medio del mar que le corre más prisa, si nadar o pisar tierra firme, quizás añadiríamos a su desesperación un verdadero dilema.
Noche de paz
[dropcap]E[/dropcap]s frecuente escuchar o leer auténticas filípicas contra el odio en un lenguaje lleno de mayúsculas e insultos, y con el odio herniándose por el ombligo del irritado analista.
Vencer sin convencer
[dropcap]N[/dropcap]uestra historia está llena de vencedores que no convencen, de vencedores nefastos. Ya lo dijo Unamuno: “Venceréis, pero no convenceréis”. Y cuarenta años después seguían sin convencer.
Supongamos
[dropcap]S[/dropcap]upongamos que en Europa (y al nombrar a Europa nombramos un ente mítico que quizás no se corresponde del todo con la realidad) leen con detenimiento los mensajes del whatsapp de ciertos policías de Madrid.
Alucinando
[dropcap]L[/dropcap]a posverdad, no sé qué pensar sobre la verdad y sus postrimerías. Si las actuales turbulencias que vivimos, no solo políticas sino también mentales, significan que estamos atravesando en modo barrena las fronteras del futuro, la pregunta que se impone sin duda es la siguiente: ¿Qué futuro nos aguarda al otro lado, visto lo visto y como tiembla todo?
El interrogante
[dropcap]H[/dropcap]ay interrogantes sobre el pasado (quizás presente) que lanzan un interrogante hacia el futuro.