Fray Gonzalo

 

[dropcap]D[/dropcap]espués de la pavorosa muerte de Ramiro y de su entierro siguieron días de horror en Almenara de Tormes. Nadie se atrevía a adentrarse en el bosque del páramo, ni tampoco en las riberas. La gente salía de sus casas lo imprescindible; parecía que la vida se había detenido. Pero más terribles aún eran las noches… Nadie dormía, todos pendientes del más mínimo ruido o ladrido canino.

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  – ¡Qué! ¿Dónde estuvo este fin de semana? – Pues fui a la boda de un sobrino, en San Vicente de la Barquera. – ¡Hombre! Ese puerto me trae muchos recuerdos… – ¿Lo conoce? – Pues sí. He estado varias veces allí. La primera fue en 1963. Estaba en un albergue del S.E.U. en (…)

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