[dropcap]E[/dropcap]n 1993, Pili yo descubrimos otro paraíso más de esta bendita España. Me estoy refiriendo al Norte Palentino, maravilloso por sus monumentos románicos y rupestres, por sus impresionantes paisajes, por la paz que se respira y, por qué no decirlo, por el goloso olor a galletas que impregna el ambiente en Aguilar de Campoo. A partir de entonces buscamos muchas ocasiones para pasar unos días allí, programando infinidad de andaduras, alguna de ellas repetida con gusto.