[dropcap]P[/dropcap]articipación comunitaria en jerga sanitaria. La participación de la sociedad en el hecho sanitario público se encuentra regulada por ley, y tiene un carácter eminentemente testimonial, puesto que carece de cualquier capacidad ejecutiva.
Es decir, los ciudadanos, a través de asociaciones, sindicatos u otras formas de agrupación social, pueden participar en los Consejos de Salud, pero a título informativo, no tienen ninguna capacidad de tomar decisiones, o de forzar que se tomen.
Se viene a participar en estos órganos de supervisión de la gestión sanitaria pública y desde allí se pueden instar preguntas, solicitar explicaciones, requerir información… pero nada más.
Este es uno de las carencias severas de nuestro sistema sanitario público, la escasa capacidad de participación –efectiva- ciudadana.
Un sistema sanitario para los ciudadanos debería tener más en cuenta la opinión de sus propietarios, los ciudadanos. O dicho de otra forma, la sociedad, debería disponer de fórmulas de participación, control y decisión más notables, más efectivas.
[pull_quote_left]La sociedad, debería disponer de fórmulas de participación, control y decisión más notables, más efectivas[/pull_quote_left]Ahora bien, hay otras formas de participación social. La expresión de la opinión de la sociedad a través de los medios, a través de actividades varias, especialmente ante problemas específicos, por los colectivos ciudadanos, profesionales, de barrio…
Desgraciadamente, en nuestro entorno, la participación, la opinión, y mucho menos, la movilización, ante problemas o aspectos sanitarios públicos, es muy débil, o incluso nula.
Ni la sociedad civil, ni los colectivos profesionales sanitarios, han creado un estado de opinión, de participación, por ejemplo, ante el principal reto sanitario de Salamanca: la construcción –la no construcción hasta hace poco- del nuevo hospital.
Salvo algún partido y alguna asociación que han promovido el debate sobre este tema –con una magra respuesta-, la sociedad y los profesionales, no han reaccionado.
Así pues seguiremos exigiendo participación ciudadana en la sanidad pública, pero me temo que primero la sociedad civil y los profesionales deberán despertar del letargo en que llevan años sumidos.
Miguel González Hierro (ADSP de Salamanca)
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