Opinión

Los primeros pasos

[dropcap]N[/dropcap]o sé si os acordáis de un coprolito en el que se ve, muy tenue, la huella de un ave. Como todo debe tener nombre, lo llamé Coproichnopterix. Os hablé de ello en este mismo querido periódico, pero por si acaso os recordaré que un coprolito no es un «excremento fósil», sino el «contramolde fosilizado de un excremento».

Si queréis verlo podéis hacerlo visitando la Sala de las Tortugas, pero es difícil apreciarlo si no os lo indican, pues la luz debe iluminarlo de una manera muy concreta, sesgada, para que se aprecie el ligero relieve dejado por el ave al pisar aquel excremento.

No es raro encontrar coprolitos en determinados lugares. Uno de estos es el Teso de la Flecha, en algunos niveles de los escarpes de la orilla derecha del río Tormes, entre Cabrerizos y Aldealengua. Lo que sí es rarísimo es uno que esté pisado. Más que eso; es único. No sé de ningún otro en el mundo.

De eso presumíamos en Salamanca. Pero, mira por donde, el 27 de mayo de 2014 andaba yo por la XIV Feria de la Piedra de Villamayor, cuando me tropecé con mi amigo Carlos Bernabéu y su hijo, que suponían me iban a ver allí para mostrarme unos fósiles para la Sala de las Tortugas. Uno de ellos era un coprolito del Teso de la Flecha, que parecía tener la sombra de una huella de ave: 3 dedos delanteros y uno trasero, de tamaño mayor que la del Coproichnopterix.

Carlos Bernabéu sabe muy bien que la importancia y valor de un fósil sólo son válidos si está depositado y registrado en un museo. Únicamente de esa forma puede ser publicado. Su coprolito está etiquetado en el libro de registro de la Sala de las Tortugas con el número 14.182 y se colocó al lado de Coproichnopterix, como no podía ser menos.

Al cabo de unos días, con más tiempo y tranquilidad, descarté la posibilidad de que la sombra sospechosa fuese la pisada de un ave; me puse a darle vueltas y, de pronto, vi ¡UNA HUELLA ESPECTACULAR!

Consiste en una ligera depresión, de forma entre circular y elíptica, de 7 mm de diámetro y, al lado, cuatro arañazos irradiados, muy pequeños y otro más ligero aún. Parecen ser el talón y la punta de los dedos de un animal.

Pero… ¿qué animal pisó aquel excremento? ¿Qué animal ahueca la palma o la planta al pisar? Un ARBORÍCOLA. ¡¡¡UN MONO!!!

¿Cómo lo llamaremos? Está claro: COPROICHNOAPIS.

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Coproichnoapis tesoflechensis. Eoceno medio. Cabrerizos-Aldealengua (Salamanca). (STUS 14.182)
Coproichnoapis tesoflechensis. Eoceno medio. Cabrerizos-Aldealengua (Salamanca). (STUS 14.182)

Lector que lees esto; estás viendo la foto y el esquema de un fósil y has asistido, en tu ordenador o en tu teléfono móvil, a su «bautizo». No ha sido publicado aún en ninguna revista científica, de modo que bien puedes presumir de haber compartido el amanecer de un nombre.

Y te estarás preguntando ¿es que había monos en Salamanca? Contesto: no en la Salamanca actual, pero sí en el lugar que hoy ocupa, hace 40 millones de años, junto a las tortugas, cocodrilos de río y de tierra y los mamíferos que son ya tan conocidos. Sí. Había monos en el Eoceno de la Cuenca del Duero. En los Escarpes del Tormes y en Zamora se han encontrado mandíbulas de Anchomomys y de Microadapis. En Mazaterón (Soria) hay Pseudoloris cuestai, una especie dedicada al inolvidable Miguel Ángel Cuesta. Todos eran de talla muy pequeña, 20 cm de altura como máximo.

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Así pisan: izquierda, un arborícola. Derecha, un caminante.
Así pisan: izquierda, un arborícola. Derecha, un caminante.

Pues sí, queridos lectores. Si habéis leído esta ocurrencia mía de hoy, podéis decir –no miento– que habéis asistido al descubrimiento del primer registro del paso de un simio en el planeta. No hay nada parecido ni en un coprolito, ni en sedimentos.

Y uno no puede dejar de pensar ¿es que desde el principio hemos ido por el mundo pisando… ESO?

8 comentarios en «Los primeros pasos»

  1. Querido Emiliano.

    Tu ocurrencia de hoy es brillante, con ello no quiero decir que las anteriores no lo fueran y como sabes las leo todas :::))), pero es que la que leemos esta semana es especial, porque has decidido que sea La Crónica de Salamanca el primer medio de comunicación en hacerse eco de este descubrimiento. Gracias, Emiliano, por hacer tuyo este periódico.

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  2. Querido Emiliano,

    Muchas gracias por esta primicia de hoy. Un fruto maduro que busca su espacio en las vitrinas de la evolución. Me parece justo y merecido pero tengo un comentario.

    A mí el Coproichnopterix me tenía casi convencido pero este de ahora ha hecho nacer una duda. Sé que no te molestará porque te conozco y se que tu motivación es científica y por lo tanto estás a gusto en el terreno de las dudas, amando y cultivando las tuyas y respetando las de los demás. Me explico:

    A mi que un pajarillo pise un excremento y deje su huella impresa me parecía tan verosímil, pero en cambio un mono, no lo sé. Mi impresión es que el objeto paciente de la pisada habría tendido al aplastamiento. Que tras la pisada habría venido un impulso que habría arrastrado parte del material. No lo sé. Tal vez un mono muy ágil y de muy pequeñas dimensiones, pero aún así lo veo difícil y en cualquier caso se trata de una pisada única… ¿No habría posibilidad de localizar alguna más para contrastar?

    Por cierto que la foto está muy bien y el esquema también. Eso sí, sería importante que nos dieras una idea de la dimensión.

    Un abrazo y que tengas una feliz semana

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    • Eso que dices ya lo pensé, pero es muy posible si el excremento está «durillo». Respecto a las dimensiones. si el talón del mono mide 7 mm, el coprolito 37 x 28.
      Un abrazo

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  3. Eres un monstruo de la evolución amigo Emiliano.
    O al menos así te verían sin duda los pequeños primates de nuestros pantanos del Eoceno, si pudieran contemplarte desde la seguridad de una rama, analizando sus pétreas pisadas con esa vista tuya tan peculiar , que te aleja de la ceguera que acompaña a muchos investigadores.
    Cuando deambulando por los escarpes del Tormes una «piedra» desprendida por la riada me llamó la atención, supe que contenía impresiones valiosas. La clave fue que pudiera llegar a las manos y lugar adecuado, como así ha sido.
    Seguiremos peleando juntos para conseguir el mejor reconocimiento y apoyo para la Sala de las Tortugas y toda la investigación hecha y por hacer sobre sus fantásticos tesoros.
    Fuerte abrazo

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    • Querido Carlos: estuve pensando en si llamarlo COPROICHNOAPIS BERNABEUI, pero decidí no hacerlo por las connotaciones posteriores. A fin de cuentas ¡NO ES MÁS QUE UNA M…..! y no hubiese estado bien asociar tu apellido con ESO.
      Un fuerte abrazo al descubridor de este fósil.

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  4. Emiliano: yo Marcelino tuve el honor de examinar el fósil y oír tus primeras interpretaciones en la anterior feria de la piedra de Villamayor.
    Gracias por esta significativa interpretación.
    Hablaremos de estas y otras cosas.
    M. Benitez de Soto

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    • Veo, querido amigo Marcelino, que te acuerdas de aquel día tan fructífero, cuando lo expliqué a aquel grupo de padres y niños. La visión de la huella del mono fue tres días después. Fue como si un rayo hubiese caído sobre mí. Antes pensé que el coprolito podía tener dos huellas de ave, que luego deseché.
      Un abrazo

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