[dropcap]M[/dropcap]uchos de nosotros nos pasamos la vida metidos en una vorágine de trabajo y responsabilidades personales de las cuales es difícil escaparse. Nos vemos involucrados en múltiples tareas diarias que, incluso a veces, no son, ni siquiera, de nuestra incumbencia… Pero ahí estamos, casi sin apenas ser dueños de nosotros mismos, de nuestro tiempo y mucho menos de nuestros deseos.
De repente te ves en una situación que se escapa a tu control. No eres dueño de nada de lo que está ocurriendo y una sensación de vacío se apodera de ti.
Empieza por un estrés ligero y cotidiano, pasa a provocar una ligera agonía cuando nos damos cuenta de que corremos a todos lados y no acabamos con todo lo que tenemos que hacer, y acaba por adueñarse de nosotros, de acompañarnos día y noche, y de pegarse a nuestra vida como si fuese casi imposible vivir sin él.
Pero…un buen día te das cuenta, de que has llegado a un sitio donde no querías estar, con quién no querías estar regalando ocho horas e tu vida a un trabajo que no te gusta, que no te llena, que no tiene mucho sentido y por último y lo más importante, es que te das cuenta de que no eres feliz. Ese día, los que tienen la inmensa suerte de darse cuenta a tiempo, ¿tomas absoluta conciencia de que no funciona y necesitas cambiar?…Cambiar de trabajo, cambiar de pareja, cambiar de entorno, de amigos, de piso… ¡Cambiar!…¡Cambiar para encontrarse! ¡Para saber quién soy y hacia donde quiero ir y cómo! Cambiar para decidir, para tomar las riendas de mi vida, en definitiva… Para ser feliz.
No todos sabemos cómo hacerlo. En ese momento, te invaden un mar de dudas, si, no si, no… ¿Hago esto? ¿Hago mejor aquello otro? ¿Lo hago hoy? ¿Espero a mañana?… Si… Mejor mañana…Y mañana…Quizá no llega nunca.
El ruido mental, es el peor aliado en estas ocasiones. No deja pensar con lucidez, es más, es el peor de los momentos para tomar decisiones. Aprovechando la metáfora de la tormenta…Siempre, siempre, siempre, después de una tormenta, siempre llaga la calma. El silencio de la naturaleza sabía. Dejar reposar el agua caída para que la tierra pueda filtrarla…Lo mismo pasa con los humanos. Después del ruido, de tanto pensar, de darles vueltas y vueltas a una idea, a una decisión que parece que nunca llega…Sabéis qué es lo mejor que puede llegar?… El Silencia. Saberse escuchar desde el silencia…Apartar toda idea que llegue, no juzgar, no tratar de forzar cambios, fluir con la vida, con el momento…Es desde ahí, desde donde llegará la respuesta adecuada. Y además, se siente con absoluta certeza y convencimiento. El silencio…El arma más poderosa para la toma de decisiones.
“El Silencio es Necesario para dejar de oír a los demás y poder así escucharse a uno mismo”.
Montse lópez.
Coach &Trainer
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