A partir de ahora, cuando veas en una película que disparan a alguien que está en el agua, seguro que cambia tu percepción.
Un científico noruego realizó un experimento para la televisión de su país para demostrar que si se realiza un disparo bajo el agua, la bala apenas avanza.
Ni corto ni perezoso, él mismo se puso como blanco y fue el encargado de tirar de la cuerda que accionaría el gatillo y el rito.
La bala sale con su ímpetu habitual, pero al atravesar el agua, que es 800 veces más densa que el aire, es incapaz de recorrer un par de metros para caer mansamente al fondo.
El vídeo protagonizado por Andreas Wahl, que así se sigue llamando, tiene 10,5 millones de reproducciones y subiendo.
No obstante, algo similar hizo otro inquieto observador y también grabó un disparo de un AK-47 hace más de dos años, aunque sin el ‘atrevimiento’ de ponerse de blanco, que es la novedad que aporta el noruego. Y tiene el doble de reproducciones.