Opinión

Otras apariciones

 

[dropcap]E[/dropcap]l otro día conté la historia de mi «aparición» en el verano del 64, en el que fui prospector de uranio para la Junta de Energía Nuclear, en el Pirineo de Lérida.
Pues habéis de saber que no fue la única de aquel agosto geológico.

Cada semana acampábamos las cuatro tiendas de campaña en parajes previstos por el director, que los escogía por su cercanía a puntos con anomalías de radiactividad detectadas por aviones de reconocimiento. Nuestra labor era buscarlas, definirlas y situarlas correctamente en aquel duro paisaje.

Los campamentos se establecían en las riberas de arroyos de aguas cristalinas, salvo en una ocasión, en la que estuvimos al lado de una masía abandonada.

El sonámbulo (Dibujo de Tito Jiménez, abril, 2016)
El sonámbulo (Dibujo de Tito Jiménez, abril, 2016)

En una noche de luna llena mi compañero de tienda, Miguel del Pozo, se despertó sobresaltado, con el tiempo justo para detenerme en mi caminar hacia el agua. Entonces desperté.

¡Porque yo, lo confieso, ERA SONÁMBULO! ¡Sí, sí, de esos que se levantan dormidos y pueden hacer cualquier cosa si les dejan! ¡Dicen que no es bueno volverles a la realidad de pronto, pero no me imagino, en mi caso, como puede hacerse de otro modo!

Esa fue mi segunda aparición aquel verano, para sorpresa y regocijo de mis compañeros, que veían en mí algo así como un «San Ermengol».

El sonambulismo me acarreó problemas, pero siempre se resolvieron afortunadamente. Permitidme que os lo cuente. ¡Seguro que os arrancaré alguna sonrisa!

La primera «sonambulada» que recuerdo fue cuando tenía unos 17 o 18 años. Una mañana la pared de mi dormitorio amaneció ensangrentada. Y también las sábanas. Le debí pegar una patada a la pared y, sin darme cuenta, me volví a acostar. ¿No sería que estaba soñando una jugada de rugby y daba un botepronto al balón?

Tampoco me espabilé otra vez en que me encontré tirada en el suelo la radio que tenía en la mesilla y una mano herida. ¡Cómo se enfadó mi padre! ¡Pero madre… no hay más que una!

¡Cuántas veces, cuántas, mi querida Pili –pobrecita mía–, me zarandeó, e incluso algunas llegó a darme un par de cachetes bien merecidos para volverme en sí! Una mañana, a poco de casarnos, al alba la cama estaba colocada junto a la puerta de la habitación, bloqueándola. ¿A quién querría yo impedir el paso?

Otra noche me desperté sentado en el borde de la ventana. Había soñado que venía un tren y yo estaba en medio de la vía. Mi casa está muy cerca de ella, pero te acostumbras fácilmente al traqueteo de las locomotoras.

Y hablando de trenes, una vez hubo uno que tardó mucho en pasar, metiendo un ruido tremendo. Nos desveló a los dos, y a los niños también. Al día siguiente, en clase, me preguntaron mis alumnos de Geología mi opinión sobre el terremoto. Al llegar a casa, al mediodía, comprobé que todos los cuadros estaban torcidos en las paredes y algunas cosas caídas. Ocurrió a finales de febrero del 69. ¡Pero no sé por qué os cuento esto, que no es un caso de sonambulismo! ¡Bueno, encaja con el del tren!
¿Qué fue de este mi mal dormir? ¿Sigo sonambuleando? Pues no. Fue sustituido por otro y lo olvidé por completo hasta que en la semana pasada, recordé la «aparición de San Ermengol».

¿Qué cuál es ese otro mal que me cambió los levantamientos nocturnos de la cama? Seguro que lo habéis adivinado: ¡la próstata!

13 comentarios en «Otras apariciones»

  1. Querido Emiliano.

    Es divertido leerte. Aunque el sonambulismo , además de anécdotas divertidas, a algunos les ha traído por el camino/calle de la amargura. Y es que las peculiaridades del sueño son numerosas, variadas y, en ocasiones, misteriosas. El sueño es nuestra «otra existencia» paralela. Toda una vida en horizontal que los expertos dicen que nos repara. O nos sustrae de excesivas horas de vigilia que podrían aplastarnos.
    Tu columna del lunes tiene la capacidad y los ingredientes necesario para sugerir al lector, para hacerse preguntas, para emocionar…
    Un fuerte abrazo amigo!

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    • No sé qué decirte hoy, amigo David. Lo que escribo me fluye por sí solo, como el agua de una fuente. A veces, con un chorrito pequeño, pero sigue saliendo… ¡Que me dure mucho es lo que quiero!
      Un abrazo

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  2. Querido Emiliano,

    Me hace gracia lo que le contestas en el comentario a David. Hay que investigar eso porque en este caso me da la impresión de que, efectivamente, algo se te ha quedado en el tintero. ¿Será como aquello que dicen, y que ya apunta David en su comentario, que nos equivocamos y que lo que hacemos cuando estamos despiertos no tiene tanta importancia y que en realidad nuestra vida está desarrollándose en los sueños? A lo mejor has querido meterte en terrenos altamente delicados y has sido tu mismo el que ha pisado el freno como en aquella ocasión hizo tu amigo que te paró cuando ibas de cabeza al charco.
    Como quiera que sea, nunca terminaremos de agradecerte el caudal de tus relatos que son, sobre todo, sugerentes.
    También te agradezco mucho que fueseis el otro día Pilar y tú a la presentación del libro. No me dí cuenta de cuándo os fuisteis, pero ya sabes, da igual. Al final todos nos fuímos. Bueno, nos echaron.

    Un abrazo y un beso a Pilar,

    Emilio

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    • Pues efectivamente, has dado en el clavo. Mis «ocurrencias» deben ser cortas porque su alargamiento reduciría el número de lectores. Y además, siempre dejo una puerta abierta para reconducir el hilo de los pensamientos. Y creo que es efectivo.
      Fue un placer asistir a la presentación de tu libro. ¡Lástima que no me pudiese quedar hasta el final! ¡Pero soy esclavo de mi deber! Por cierto: me han preguntado que donde se puede adquirir.
      Un fuerte abrazo

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  3. Para adquirir el libro Esta usted de broma mr Darwin? En Victor Jara,deben de tener todavia dos o tres ejemplares.
    Está el PDF abierto en Internet y por eso no se vende apenas en papel.

    Gracias y un saludo especial a quien compre un ejemplar.

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  4. Que cosa Tio, muy bueno! Tu sobrino de Brasil también es SONÁMBULO. Me echo de menos de vosostros.
    Saludos desde Brasil. Besos Tio

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    • Pues sí. Mi hermano José-Santos marchó al Brasil el 23 de abril de 1958. Casose por poderes el 19 de marzo del año siguiente. Su primer hijo, José Santos, de quien soy su padrino, nació en Madrid y los otros 3 (Esther, Isabel Cristina y Eduardo (Dudú)) en tierra extraña, Falleció allí el 7 de agosto de 2010.

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  5. Curioso lo que nos cuentas esta semana,no te privas de nada…Simpatiquísimo el dibujo,pero¡qué peligro!…Un abrazo

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    • ¡Pues verás el dibujo de la semana que viene, que también me lo ha hecho mi hijo Tito! ¡Te va a encantar!
      Un abrazo muy fuerte

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    • No. Aquel de quien te hablé en cierta ocasión no era mi hermano. Era Salvador Ferradas, que fue Presidente de la Federación Castellana de Rugby cuando yo era el Secretario.
      Un abrazo

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