[dropcap]M[/dropcap]e ha escrito desde Viena mi querida amiga Natividad Cabezas, compañera de «ocurrencias didácticas» en este periódico. Tiene un pie roto malamente.
Supongo que a esta mujer tan animosa este acontecer le habrá producido el inevitable dolor y, además, la pena de no poder deambular por la bella capital vindobonense. Pero sé que no por ello se debilitará su fuerte intelecto ni su buen humor. A fin de cuentas podrá bailar los valses en otra ocasión.
Su carta me ha traído el recuerdo de un amigo de quien hace mucho no sé nada. Su nombre: Vicente Sánchez Cela, catedrático de Petrología en la Universidad de Zaragoza, supongo que jubilado antes que yo.
![La bailarina escayolada (dibujo de Tito Jiménez, abril 2016)](https://lacronicadesalamanca.com/wp-content/uploads/2016/04/BAILARINA-ESCAYOLADA_0002-212x300.jpg)
Vicente es hermano de Jorge, mi querido compañero de todo el bachillerato en el Instituto Cervantes de Madrid. También hicimos juntos el preuniversitario. Camarada de ilusiones y limpias diversiones, en la Universidad Complutense el derivó hacia la Física y yo hacia la Geología, y la vida nos llevó por distintos caminos que no volvieron a juntarse. Sé que ocupó puestos de responsabilidad en la Meteorología de Galicia, pero nada más. ¡Así es la inescrutable vida!
Vicente Sánchez Cela fue mi profesor de prácticas de microscopio petrográfico. Dos veces coincidí con él en lugares insospechados, siendo yo estudiante. Y en ambas estaba acompañado por mi compañero de clase Ramón Bonache, que se costeó la carrera vendiendo minerales. Una vez fue en plena Sierra de Guadarrama, donde andábamos practicando cartografía geológica en granitos. La segunda fue en Hellín (Albacete), buscando apatitos de la variedad esparraguina en las escombreras de una mina abandonada. ¡Qué sorpresa, encontrarnos allí con Vicente! Los 3 descendimos hasta el fondo de la empinada galería, para no encontrar más que nubes de murciélagos que habían dejado el suelo hecho una pena.
Aquello ocurrió el Miércoles Santo del 64. Siempre sonreiré al recordar que en esas tarde y noche, en Hellín, resonaban fuertemente los tambores por todas partes donde ibas, redoblados con frenesí por los paisanos, vestidos con una vasta túnica de color burdeos. ¡Luego me enteré que por la noche les rociaban con vino desde los balcones! Y vimos la curiosa procesión, a la carrera por una cuesta abajo, y además con una peligrosa curva.
Siendo ya profesor en Salamanca, a veces iba a la Complutense y charlaba con Vicente un rato, recordando aquellas escenas.
Y toda esta conseja con Vicente, Jorge y Ramón ¿qué tienen que ver con el pie escayolado de Nati?
¡Paciencia, que ahora va! En octubre del 85 asistí, en Zaragoza, a las I Jornadas de Paleontología. Y aproveché la ocasión para saludar a Vicente. Fue una entretenida velada entre dos amigos que hacía mucho que no se veían, aunque siempre que habíamos necesitado algo de nuestras universidades, habíamos sido los gestores.
Me dijo que estando en un congreso, en Moscú, había tenido un grave problema médico, que se resolvió favorablemente con una urgente cirugía. Lo peor, me dijo, fue que lo pasó muy mal en el postoperatorio. ¿Os lo estáis imaginando? ¿Cómo le decís a la enfermera donde os duele o qué os está pasando, si ella no habla más que en ruso?
Y nos reímos al contarle yo en aquel chiste en que están dos amigos hablando y uno le dice al otro que le acababan de operar de anginas y que no podía hablar muy alto pero que, por lo demás, estaba bien. Y el otro contesta: «Pues lo mío fue terrible. A mí me tuvieron que hacer lo mismo, urgentemente, pero en Moscú, donde estaba por tal motivo, –eran los tiempos de Stalin— y me tuvieron que hacer una traqueotomía, porque ALLÍ NADIE SE ATREVÍA A ABRIR LA BOCA«.
¡Bueno, el chiste no era así, no le abrieron por la garganta, sino por donde termina el sistema digestivo!
4 comentarios en «La operación»
Querido Emiliano,
Hoy, se te nota, o al menos me lo parece a mí, que has improvisado. Este no es de esos relatos que llevas madurando y que tienes necesidad de contar por lustros, sino que pertenece a la clase de los espontáneos. Como bien sabes, una de las cualidades que apreciamos más tus admiradores es esta sorprendente variación y por tanto en ningún caso eso de que nos cuentes algo que acabas de preparar de improviso, puede ser criticado en este foro. Al contrario, se agradece mucho la espontaneidad. Además es cuando uno escribe con esta espontaneidad cuando realmente anticipa acontecimientos en la mente del lector y tienen lugar encuentros sorprendentes. Me ha pasado leyendo tu artículo de hoy que ha coincidido lo que yo pensaba justamente en un momento con lo que leía en el momento siguiente. Esto me ha pasado al leer la frase:
«…Y toda esta conseja con Vicente, Jorge y Ramón ¿qué tienen que ver con el pie escayolado de Nati?».
Justo leía lo que acababa de pensar.
Peeeero: Atención! Que escribas muy bien relatos espontáneamente no te exime de contarnos esas otras cosas que nos tienes reservadas para contar en forma de relato altamente elaborado a través de los años. He aquí que en tu relato de hoy asoma uno de estos temas que queda siempre pendiente de ampliación: El Microscopio Petrográfico, aparato que debió marcar un antes y un después en tu carrera, al que ya te has referido en alguna otra ocasión pero que siempre nos queda la duda de si lo habrás contado ya todo al respecto. Para mí que queda todavía mucho material en relación con este tema. Esperaremos pacientemente mientras nos deleitamos con tus sorpresas. Ah! y enhorabuena hoy a Tito por su dibujo. Muy original.
Un abrazo y hasta pronto,
Emilio
Pues la verdad es que yo estudié e hice mi tesina sobre el manejo de los microscopios de todo tipo. Y luego, ya en Salamanca, pretendí continuar, pero el tener que hacer de todo me apartó de aquello para lo que estaba más preparado. ¡ Cosas de la vida!
Otra semana más ,contándo tus andanzas,y evocando tu ayer.Me parece monísima, la muñequita con su escayola,tenías razón la semana pasada,cuando me decías me iba a encantar…Un abrazo,y felicita a tu hijo..
¡Ya sabía yo que te iba a encantar el dibujo! ¡Tengo un hijo que nació y es un artista!
Un fuerte abrazo