[dropcap]E[/dropcap]n 1997 viajé por el norte de Burgos visitando yacimientos de huellas de dinosaurios, las famosas icnitas. Y me hablaron de un árbol que crecía dentro de otro, en Canicosa. Movido por la curiosidad fui allá.
Me costó encontrarlo en el bosque. Pero lo hice y le tomé algunas fotografías, que hoy parecen más difíciles de hallar que el mismo motivo de ellas. Por eso he tenido que buscar otras y me he enterado que ahora es el candidato español en el Concurso «Árbol Europeo del Año». Supongo que lo habrán señalizado bien, como motivo turístico que es.
Consiste en un pino, que dicen tiene 130 años, saliendo de dentro de un roble, de supuestos 250. Algún tiempo después vi en mi querida Galicia, un pino que brotaba del tocón de un roble. Pero éste estaba muerto, no como en el caso de Canicosa, en el que los dos, huésped y anfitrión, están vivos.
El caso es que este biárbol me impresionó tanto –no sé si habrá otro como él en todo el mundo– que escribí un poema. Rebuscándolo, apareció entre unos papeles. Aquí lo tenéis:
«En Canicosa, / pueblo de Burgos con escasas cosas, / cuentan de un roble muy anciano, / que de su tronco, rasgado, / emerge un pino, incrustado, / ambos fuertes y lozanos.
«Lo mismo que a mí; en la derrota, / late un corazón alegre y noble, / pino joven sobre viejo roble, / como arroyo de montaña que en mí brota.
«No es el toque de la eterna primavera. / Eso ya fue cantado por Machado. / No. Es el impacto de tus ojos claros / que en el fondo de mi alma se han clavado.»
Eso escribí el 12 de junio de 1997. Han pasado 19 años y muchas, muchísimas cosas. Y recordando la maravillosa poesía de Antonio Machado dedicada al olmo seco de su Soria –(«… la gracia de tu rama verdecida. / Mi corazón espera / también hacia la luz y hacia la vida, / otro milagro de la primavera.»)–, pienso en mucha gente que cree que en su tronco ya no brotarán nuevas ramitas. Esas ramitas que son las ilusiones perdidas, que ellos suponen no renovables por no tener ya edad para ello.
Hay que dejar esos pensamientos: «Mientras hay vida, hay esperanza«, dice el dicho.
Nuestra existencia debe estar siempre llena de ilusiones. Cuando una nos desaparece es fácil caer en la ansiedad y llegar a la depresión. No pensamos más que en lo mal que nos encontramos al perderla. Acordaos de aquella fábula famosa:
«Cuentan de un sabio, que un día, / tan pobre y mísero estaba, / que sólo se sustentaba, / con unas hierbas que cogía. / ¿Habrá otro, entre sí decía, / más pobre y triste que yo? / Y cuando el rostro volvió, / halló la respuesta, viendo, / que otro sabio iba cogiendo, / las hierbas que él arrojó.» (Pedro Calderón de La Barca)
Por cierto, siempre pensé que ese cuento acababa mal. El pobre suele ser más generoso que el rico y el final debería ser que los dos protagonistas comparten aquellas hierbas. Ante ese rasgo de generosidad extrema, ambos verían la vida de otro modo y, juntos, encontrarían solución a sus problemas o angustias. Se podría añadir:
«Y mirando al más penante, / su condumio le entregó. / Y a partir de aquel instante / la vida les sonrió.»
Claro que es muy sencillo dar consejos. Pero en las noches oscuras, cuando estás solo con tus pensamientos, negros, ¿cómo te libras de ellos? Piensa que mañana amanecerá, que lo verás todo más claro. Y si no puedes dormir, levántate, refréscate con un baño o ducha, haz algo, lee, procura no dar y dar vueltas al problema. ¡Es difícil, pero puedes hacerlo!
¡Y verás como del viejo tronco brotan los verdes retoños!
4 comentarios en «En Canicosa»
Querido Emiliano,
Muy bueno tu poema. No lo conocía y me han gustado mucho los versos centrales. Estos:
Lo mismo que a mí; en la derrota, / late un corazón alegre y noble, / pino joven sobre viejo roble, / como arroyo de montaña que en mí brota.
Me recuerdan la Epístola a Arias Montano de Francisco de Aldana (1577):
Yo soy un hombre desvalido y solo,
Expuesto al duro hado cual marchita
Hoja al rigor del descortés Eolo…
mi vida temporal anda precita
dentro el infierno del común trafago
que siempre añade un mal y un bien nos quita.
Pero tienes razón, Emiliano, siempre en vela por mantener las ilusiones…
Un abrazo,
Muchas gracias, casitocayo. Todo pasa y cada día es como un capítulo más. Hay que vivirlo tratando de solucionar o saltar los obstáculos, ¡sin herir a nadie, claro!.
Un abrazo
Muy bonito tu poema, me alegro que salga a la luz ese poeta que llevas dentro… Cuando sientas nostalgias,plasma tus sentimientos en estrofas,ellas te harán vivir recuerdos…Las musas lleguen a tí,ese es mi deseo…Un abrazo .
¡Ay, Azucena! ¡Ojalá fuese siempre así! Pero la POESÍA casi siempre no quiere acordarse de mí, cuando tanto la necesito…
Un abrazo muy fuerte