El nombre propio de la felicidad es la última novela de María Jaunet. La escritora salmantina ha fichado por Planeta, un paso de gigantes teniendo en cuenta que sus dos primeras novelas, Las hojas de Julia y La foto de Nora, fueron grandes éxitos de venta en Amazon, pero tuvo que editarlos ella misma como buena emprendedora.
¿Dónde encuentra la felicidad María Jeunet?
Tengo suerte porque la encuentro en muchas fuentes: una buena comida, una tarde en bicicleta, una novela, en mi familia, en mis gatos, en el cine… No necesito mucho para ser feliz, la verdad.
Nico, el protagonista de su última novela, es escritor, pero lleva años sin escribir. ¿Qué importancia tiene en su vida la escritura?
Sí, el pobre está anclado y no puede avanzar ni en su escritura ni en su propia vida. Necesita algo que le empuje a coger las riendas.
Para mí, la escritura desde hace poco más de dos años, es vital. Antes de escribir mi vida era más pequeña y de hecho, más aburrida. Cuando descubrí la magia de crear otro mundo mediante las palabras, me sentí más relajada y feliz.
Para usted, ¿la vida es un cuento de hadas, de intriga, de pasión, de incertidumbre?
¿Te digo la verdad?
Hasta donde pueda.
Desde siempre he pensado la vida es una sucesión de acontecimientos casi siempre estresantes, aburridos y a veces tristes. Pero por suerte, está salpicada de otros que hacen que todo merezca la pena. Woody Allen dice algo como esto: la vida es una mierda, pero no queremos que se acabe. No me parece una mierda, pero me gustaría que no tuviera final. Quizá es una de las razones por las que leo y escribo: para vivir otras vidas y sentirme (casi) inmortal.
El nombre propio de la felicidad es una historia de amor hacia los demás y uno mismo. ¿Podemos querer a los otros si antes no nos queremos a nosotros?
Pienso que no, si no estamos bien con nosotros mismos me parece imposible que sintamos algo bueno hacia los demás o vivamos con alegría plena los buenos momentos de los otros. La felicidad empieza dentro de uno mismo. Puede que en estos tiempos que nos ha tocado vivir en donde lo queremos todo rápido y fácil, debamos mirar hacia nuestro interior para empezar a colocar las piezas de nuestra existencia. Creo que si uno se siente bien por dentro podrá ser más feliz con los que tiene a su alrededor.
A su protagonista le falta inspiración. ¿Dónde encuentra María el hilo de donde tirar?
Veo todo lo que me rodea repleto de hilos de los que tirar para conseguir una historia. Algunos son muy grandes y otros casi no se ven, pero ahí están, esperando a ser descubiertos por mi mirada. A veces es una canción, una casa abandonada, otras veces es la frase que alguien dice al pasar a mi lado, o una simple mirada… Un pedazo de un sueño o un fogonazo que viene de golpe. Así, de hecho, es como nació esta novela.
En sus anteriores novelas aparecían como personajes secundarios Washington y Nueva York, ahora París. ¿Cuándo veremos a sus personajes deambular por Salamanca u otra ciudad española?
No lo sé, de momento las ideas que están en marcha no transcurren aquí cerca… Pero nunca sé cuándo me asaltará el próximo escenario…
Ha pasado de editar sus propias novelas a contar con el respaldo de una editorial como Planeta. ¿Cómo ha sido el cambio?
Lo cierto es que ha habido una maduración importante: en estos años de experiencia he aprendido a tomarme las cosas con calma y voy entendiendo (o tal vez no…) cómo funciona el complejo mundo de la industria editorial.
Cuando comencé mi equipo era mínimo: yo misma y nadie más. Yo hice las labores de editora, ilustradora, maquetadora, marketing… Pero ahora tengo conmigo a un equipo extenso de expertos. Por ejemplo, un grupo de personas y yo trabajamos en la portada, en la fuente elegida, el color y el brillo de las tapas…etc. Ahora me siento arropada y siento que piso más fuerte con su apoyo.
¿Qué ha aprendido en este proceso?
A ver la vida con calma. Antes de todo esto era más impaciente y ahora soy capaz de no estresarme casi por nada…
Teniendo en cuenta que el mundo editorial está pasando una crisis. ¿Hacia dónde cree que se encamina la profesión de escritor?
La profesión de escritor siempre ha sido muy arriesgada. Muchos han muerto de hambre. Y la mayoría tuvo y tiene que compaginar la escritura con otro trabajo. Yo empecé a escribir cuando mi vida laboral era estable. No sé qué habría sido de mí si con 18 años me hubiera planteado vivir de escribir. Quizá aún seguiría viviendo en casa de mis padres… No lo sé. Es un mundo muy difícil, duro, en el que hay que trabajar mucho para conseguir muy poco. Pero mientras unos cuantos gocemos escribiendo seguirá habiendo novelas con las que disfrutar.
Hablando del trabajo del escritor. ¿Cómo se prepara mentalmente para ponerse delante del ordenador y escribir?
No es un proceso consciente. Es decir: no necesito meditar ni concentrarme reflexivamente durante horas antes de escribir. Para sentarme a juntar letras solo necesito que la historia me haya secuestrado el cerebro. Y eso, aún no sé cómo, es algo que me ocurre de forma inesperada y sin yo buscarlo. Los detalles de la trama, la personalidad de los personajes, la ambientación y las acciones van dibujándose en mi cabeza poco a poco y después solo tengo que plasmarlo.
Cuando todo está en mi cabeza comienzo a escribir en un cuaderno todas las ideas y sensaciones que he almacenado. Después, pero antes de desarrollar la novela, creo capítulos con sus acciones y en ese punto tengo ya medio camino hecho.
¿Y, físicamente?
Tengo dos pilares: comer bien y dormir bien.