La fachada occidental de la Catedral Nueva amanecía este sábado con un gurruño de serpentina de plástico color rosa, tras haber pasado, como mínimo, varios días en el mismo estado.
El desecho ha llegado a parar hasta la cabeza de la figura de San José, al tiempo que rodea el cuello del rey Baltasar. Ambas obras forma parte del grupo escultórico dedicado a la adoración de los Reyes Magos, situado en el pórtico central, a varios metros sobre las cabezas de los viandantes y turistas.
Algo más abajo, entre las dos puertas de madera y por encima de estas, también se observa un trozo de serpentina de plástico metalizado, plateada, incrustada entre los recovecos labrados en piedra de uno de los detalles.
Es posible que ambos trozos de basura hayan llegado hasta ahí de manera accidental, tal vez por la fuerza del viento que recorre estos días la ciudad, aunque también puede tratarse de una gamberrada o del descuido de los protagonistas de alguna boda o celebración similar que, debido al alborozo del momento, no han sido conscientes de que su algarabía iba más allá del “vivan los novios”.
En cualquier caso, los dos desperdicios afean el aspecto del monumento, que “lucirá” estos dos “adornos” en las cientos de fotografías que los turistas llevarán a sus lugares de origen este verano.
Daños en la piedra
Además de los plásticos, varias inscripciones estropean la piedra de la fachada de la Catedral Nueva. Se trata de nombres propios o iniciales, principalmente, de quienes han querido dejar su impronta atentando contra el patrimonio al realizar dichas marcas con algún objeto punzante sobre la piedra arenisca.