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Tomás Hijo: “Haría frescos demoniacos en la Cueva de Salamanca”

Profesor de Ilustración en la Facultad de Bellas Artes de la USAL, creador de mundos imaginarios en papel, formato digital y estampación tradicional, este artista “alucina” jugando con lápices junto a su hijo de 6 años, vende sus obras a cualquier lugar del mundo gracias a Internet y considera nuestra ciudad un lugar “difícil” para el arte.

 

Todos los niños pequeños dibujan, pero los mayores no siempre potenciamos esta habilidad en ellos. Dicen que por eso muchas personas la pierden y que, cuando son adultos, no saben dibujar ni siquiera lo más sencillo. ¿Qué piensas de esta teoría?

Libro infantil ilustrador por Hijo.

El dibujo es una habilidad comunicativa disponible para todos. Los niños la practican sin complejos ni vergüenza, de la misma forma que cantan o bailan. Pero hay un momento en el que se les explica que lo hacen mal, pero no se les enseña a hacerlo bien, por lo que lo abandonan.

De todas formas, no es una capacidad innata: hay que currar mucho para aprender a hacerlo bien, igual que es necesario esforzarse para escribir, bailar o incluso hablar bien. Pero en nuestra cultura, de base literaria (casi exclusiva hasta hace poco), se considera el dibujo algo muy secundario y se abandona su aprendizaje. No creo que sea algo innato, pero tampoco pienso que necesite un talento especial: sólo esfuerzo, como todo.

Recuerdos

¿Guardas algún dibujo de tu infancia?

No. Hace poco ha aparecido un cuaderno del colegio con dibujos de cuando tenía once o doce años, pero nada anterior. De todas formas, yo no era el niño que dibujaba bien en clase. Mi fuerte era la escritura, la expresión verbal. Hacía poemas al fundador del colegio, ganaba los concursos de redacción y era el portavoz de la clase en las “visitas culturales”. De dibujar, nada. En la adolescencia me aficioné a los cómics, me junté con otros chicos que dibujaban y hasta ahora.

[pull_quote_right] Yo no era el niño que dibujaba bien en clase. Mi fuerte era la escritura, la expresión verbal. Hacía poemas al fundador del colegio, ganaba los concursos de redacción y era el portavoz en las «visitas culturales» [/pull_quote_right]

¿Dibujas con los más pequeños de tu familia?

¡Muchísimo! Tengo un niño de seis años con el que me divierto mucho. Eso sí, siempre a demanda suya, nunca se lo pido. No tengo muy claro si debo alentar en él veleidades artísticas. Cuando estamos jugando con lápices veo muy claro lo que decía antes acerca del aprendizaje: no creo que mi hijo tenga un talento especial para la representación, pero pilla al vuelo las soluciones que yo uso y tiene una intuición y una falta de complejos alucinante.

Has ilustrado libros de contenido infantil, pero también de contenido adulto. Si pudieras elegir, ¿con qué tipo de obras preferirías trabajar?

No lo sé. Cada una aporta unas cosas. Me gusta ser más detallista y sofisticado en las adultas, pero las infantiles me empujan al empleo más libre de las formas y el color.

«Huida hacia el vado», de Tomás Hijo.

Tus obras más “oscuras”, inspiradas en los mundos de Tolkien, están viajando fuera de España. ¿Cómo es tu experiencia vendiendo a través de Internet, más allá de nuestras fronteras?

Es increíble. Que haya gente de países tan lejanos como Israel o Brasil que aprecien tu trabajo y se dejen unos cuartos en comprarlo es algo alucinante. Internet permite un contacto muy estrecho entre los productores y los consumidores de cultura hasta el punto de que pueden decidir cosas: a veces he pedido ideas y a veces me han llegado sugerencias muy razonables.

¿Qué técnica empleas para este tipo de trabajos? No parece ilustración convencional…

Siempre estoy experimentando. Todo mi trabajo de encargo para editoriales lo hago en soporte digital (donde hay mucho campo para experimentar y probar cosas distintas). Los proyectos más personales (como esa serie sobre la obra de Tolkien) los hago con herramientas tradicionales. No creo que una cosa sea mejor que otra: la versatilidad de lo digital me interesa, pero tallar una tabla para estamparla o rascar un esgrafiado aporta unas sensaciones diferentes y, para mí, casi adictivas.

Leyendas de Salamanca

Portada de «Leyendas de Salamanca».

Lo de “nadie es profeta en su tierra”, ¿lo podemos aplicar en tu caso?

En parte. Salamanca es un lugar difícil para estas cosas, porque no tiene “redes” que puedan sostener el trabajo de un artista. A veces digo que lo bueno de Salamanca para un artista es que está cerca de Madrid. Ahora bien, creo que Salamanca me ha dado mucho más que a otros: hace años hice un libro, “Leyendas de Salamanca”, que fue acogido con entusiasmo y que se ha vendido estupendamente. El libro, además, ha generado un montón de actividades para las que se cuenta conmigo en la ciudad: textos para visitas, representaciones, actividades escolares, exposiciones…

[pull_quote_left]Creo que Salamanca me ha dado mucho más que a otros: hace años hice un libro, “Leyendas de Salamanca”, que fue acogido con entusiasmo y que se ha vendido estupendamente[/pull_quote_left]

Hablemos sobre tu faceta como profesor. O, más bien, sobre los cientos de alumnos que van pasando por tus clases. ¿Qué es para ellos/as más difícil, representar la realidad o inventarla?

Creo que las dos cosas son igualmente difíciles y que están relacionadas. No se puede inventar sin conocer. Como profesor de Ilustración, les propongo moverse entre una representación reconocible y una gráfica distorsionada, potente y libre. Una labor difícil que debe asentarse en ver mucho y trabajar mucho.

¿Se puede potenciar la imaginación? ¿O se trata de algo innato?

Se puede potenciar. De hecho hay muchos ejercicios y técnicas para ello. De todas formas, también pienso que hay gente más predispuesta, aunque esto pueda depender de la educación más que de la genética. Conozco a mucha gente incapacitada para la imaginación. Los compadezco, porque se pierden uno de los mayores tesoros de la vida.

Tomás Hijo. Grabado. USAL. Ilustración. Bellas Artes Salamanca.
Detalle de un grabado en linóleo (en proceso). También obra del autor.

Imagina decorar con tus dibujos uno de los monumentos de Salamanca. ¿Cuál elegirías y qué dibujarías en él?

Haría unos frescos demoniacos y terroríficos en la Cueva de Salamanca.

Televisión y radio

Colaboras con Cuarto Milenio y Milenio 3. ¿Qué tipo de consultas te hacen en estos programas?

Suelen ser consultas sobre temas legendarios o sobre asuntos que tienen que ver con la historia y la tradición mágica. Por poner algunos ejemplos reales: brujas, gigantes, bestias de romances, momias vikingas o hadas.

En cuanto a la situación actual, se habla de crisis una y otra vez. ¿Podemos hablar de ella también en el ámbito cultural?

¿Podemos no hablar de ella?

Perfecto. Pero, ante este panorama… ¿existen soluciones? ¿Queda esperanza?

No lo sé. Mi día a día es hacer un buen trabajo en mi estudio, difundirlo con los medios a mi alcance y confiar en que pueda seguir haciéndolo en el futuro.

CÓMO SEGUIR AL ARTISTA

Tomás Hijo tiene una página web, una tienda online internacional y sube constatemente novedades sobre su trabajo en su perfil de Facebook.

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