«Mi padre»; «Mi abuelo»; «Mi bisabuelo». No llegó a una docena de familiares de las 143 personas que fueron fusiladas en Salamanca después de un consejo de guerra injusto, pero los que acudieron lloraron, recordaron y sintieron que por fin, más de 80 años después, se hacía justicia
La tapia del cementerio acoge desde este sábado 21 de octubre un conjunto escultórico que recuerda que allí, 80 años antes, fueron vil mente asesinadas 143 personas después de haber sido sentenciados a muerte por un consejo de guerra, 142 hombre y una mujer, la que fuera directora de la cárcel de mujeres de Madrid.
Durante décadas se ha dicho que en Salamanca no hubo guerra, solo algún disparo perdido. Salamanca sí tuvo guerra, lo que no tuvo fueron batallas, pero guerra, represión, consejos de guerra, fusilamientos y disparos que se escuchaban en la noche, sí que los tuvo. También salmantinos que mataron a otros salmantinos en la tapia del cementerio, del calvario, tanto es así que hay hombres y una mujer que derramaron su sangre simplemente por defender al gobierno que estaba legítimamente dirigiendo España en 1936. Su pecado: pensar de manera diferente al poder que dio un golpe de Estado y provocó una guerra incivil, donde vecinos mataban a vecinos, en Salamanca y en el resto de España, pero aquí también.
El primer fusilado en Salamanca fue Telesforo Vara un 17 de agosto de 1936. La Guerra había comenzado un mes antes. A Telesforo y a 142 personas más se les ha nombrado este sábado en la tapia del cementerio, se ha colocado un clavel encima de las figuras que los representan y se ha dicho alto y claro que allí dejaron de vivir, de amar, de trabajar, de gozar y de ver crecer a sus hijos.
Algunos de ellos, con ojos vidriosos leyeron el nombre de su padre, tantos años reprimido en público y hoy, por fin, lo han pronunciado con emoción contenida y lágrima derramada al depositar el clave.
Este conjunto escultórico, obra de José Luis Pinto, recuerda que en Salamanca ciudad sí hubo guerra, pero hay más lugares donde también se vivió la barbarie. Doce personas perdieron su vida, entre ellos una niña, en la Plaza Mayor por metralla y los consejos de guerra se celebraban en el cuartel de Julián Sánchez ‘El Charro’, hoy la plaza de la Concordia. Estos lugares deben de recordar que en Salamanca sí hubo guerra, para no repetir que hermanos asesinen a hermanos.