Tabarnia ha saltado de las redes sociales a la actualidad periodística. De la fantasía a ponerlo en el mismo plano que el discurso independentista, para combatirlo y despojarlo de la supuesta mística que sedicentemente se atribuyen los secesionistas y aflorando un ridículo demoledor.
Tabarnia es una nueva comunidad autónoma imaginaria, que estaría formada por parte de Tarragona (Ta-), de Barcelona (Bar-) y Narnia (-Nia) un mundo de fantasía creado por C. S. Lewis en sus siete novelas y que Walt Disney ha llevado al cine.
Buscaría su independencia de la Cataluña profunda de Lleida y Girona, donde tiene su caladero de votos el secesionismo, para seguir en España.
Esta idea ha triunfado en Twitter (este martes fue trending topic) y en Facebook, donde empiezan a surgir páginas para propagar este fenómeno que se prevé tan fugaz como interesante y divertido.
Y quienes más han contribuido al éxito de la idea han sido los propios independentistas catalanes, que en seguida se han dado por aludidos, y han mostrado su desorientación al ver que Tabarnia utiliza para justificar sus ansias de separarse de Cataluña para fundar una nueva comunidad autónoma los mismos argumentos que ellos han empleado para fomentar el odio hacia España.
Tabarnia alega que representa a la Cataluña industrial y urbana frente a la rural de las otras dos provincias, y que aporta más a la riqueza que la Cataluña profunda, por lo que se sienta robada.
“Sí, lo de Tabarnia es una broma, pero una broma maravillosa que pone a los indepes frente al espejo y les obliga a rebatirlo utilizando los mismos argumentos jurídicos que rechazan cuando defienden la independencia de Cataluña”, dicen en Twitter.
“En Tabarnia hemos recibido el mandato democrático de nuestro pueblo para instaurar una nueva autonomía que respete nuestro idioma y nuestras tradiciones. El que quiere podrá mantener la nacionalidad, aunque no sirva para nada, además de la española”, es otro de los comentarios que se puede leer en Twitter.
Incluso el político Juan Carlos Girauta, portavoz de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados, no ha dudado en afirmar que es una idea necesaria.
Apuestan por permanecer en España defendiendo el bilingüismo como valor, no como instrumento para el agravio y el segregacionismo.
Entre la broma y la seriedad, ahí va abriéndose paso la idea de Tabarnia, como escarnio al discurso independentista, como respuesta eficaz que hasta ahora no se había articulado contra la demagogia y la mentira independentista.
