Agentes de la Policía Nacional, en colaboración con el servicio de Seguridad Alimentaria de la dirección general de Salud Pública y Participación de la Consejería de Salud, han detenido en Mallorca al dueño de una empresa cárnica y a dos de sus encargados por la distribución de alimentos cuyo estado ponía en peligro la salud pública de los consumidores.
Se han intervenido 50 toneladas de productos congelados caducados y manipulados que se distribuían en restaurantes, hoteles y centros escolares de la isla.
Los detenidos cambiaban y falsificaban las etiquetas originales, descongelaban los productos en agua caliente o les añadían vísceras y sangre de cerdo para aumentar su peso, llegando a detectar la bacteria de la “salmonella” en una partida de carne.
A los tres arrestados se les imputa, presuntamente, un delito contra la salud pública, falsedad documental, delitos contra los trabajadores y contra la seguridad social.
En el registro de la nave propiedad del empresario, se localizó una cámara de congelación que contenía más de 30.000 kilos de carne congelada caducada, modificada, manipulada, sin identificación o sin trazabilidad. Así mismo se hallaron numerosos productos alimentarios como latas en conserva, salmón ahumado, pulpo cocido y otros comestibles cuya fecha de caducidad se encontraba vencida, en algunos casos desde hacía 3 años.
Durante el operativo se precinto un espacio que el empresario tenía alquilado en una nave de Palma. En ella guardaba unos 7.000 kilos de carne congelada que al igual que las anteriores se encontraban caducadas o sin etiqueta.
Las investigaciones realizadas acreditaron que, si bien el producto en sus inicios era bueno, la empresa no respetaba la normativa sanitaria de almacenamiento y distribución del mismo, llegando a descongelar productos cárnicos en agua caliente y vendiendo productos frescos caducados falsificando las etiquetas originales.
Entre sus clientes tenían diferentes restaurantes, hoteles y numerosos centros escolares de Mallorca. Los agentes pudieron constatar que, en varias ocasiones, cuando conocían que sus clientes no controlaban el peso de la compra, abusaban de esa confianza para facturarle un peso superior al realmente entregado.
Si un cliente devolvía género debido a que el mismo se encontraba en mal estado, optaban por quitar o limpiar las partes afectadas del producto para volver a ser congelado y, posteriormente, suministrado a otro cliente de forma directa o en carne picada.
La falta de higiene de los alimentos se pudo comprobar al detectar la bacteria de «Salmonella» en una partida de carne picada de ternera a la que, además, habían añadido vísceras y sangre de cerdo para aumentar su peso.
Las deficiencias sanitarias observadas constituyen un peligro para la salud pública por lo que, en diferentes actuaciones, se ordenó la suspensión de actividades, se precintaron congeladores y se inmovilizaron unas 50 toneladas de productos. Actualmente, la actividad sigue suspendida.
Trabajadores
Durante las investigaciones se ha podido determinar como de forma continuada los detenidos incumplían la normativa legal de los derechos de los trabajadores, con jornadas de 60 horas semanales en algunas ocasiones, sin derecho a pagas extras y en algunos casos a vacaciones, obligando a los trabajadores a firmar nominas por importes superiores a los que realmente cobraban.
Los empleados eran obligados a adquirir su propio material para poder realizar sus funciones laborales de manera segura, llegando a comprarse sus cuchillos y guantes metálicos para el corte de carne, así como ropa para el trabajo en frío, e incluso en algún caso, aportar su vehículo particular no refrigerados para transportar el género.