Y la Torre de los Anaya, ¿qué?.. otra vez vacía

El Ayuntamiento y la Diputación son los dueños de la Torre de Anaya (antes Palacio de Abrantes) desde hace una década llevan dando vueltas para darle una utilidad
La Torre de los Anaya.

 

[dropcap]J[/dropcap]esús Málaga, presidente del Centro de Estudios Salmantinos, y La Crónica de Salamanca inician una serie sobre monumentos, rincones, rutas y lugares ‘escondidos’ de nuestra ciudad bajo el título de: Salamanca, de la sombra a la luz

 

Casi, casi así comienzan las vicisitudes de don Félix de Montemar en la obra de Espronceda, El Estudiante de Salamanca.

Una calle estrecha y alta,
la calle del Ataúd
cual si de negro crespón
lóbrego eterno capuz
la vistiera, siempre oscura
y de noche sin más luz
que la lámpara que alumbra
una imagen de Jesús,
atraviesa el embozado
la espada en la mano aún,
que lanzó vivo reflejo
al pasar frente a la cruz.

 

La puerta de entrada a la Torre de los Anaya.

Y esta calle de la que habla, y esta imagen a la que alude el escritor José Espronceda es la que se abre paso entre la Torre de los Anaya -Palacio de Abrantes- y el Palacio de Orellana.

Durante el siglo XV y gracias al apogeo de la Universidad de Salamanca se construyeron palacios dieron a nuestra ciudad el perfil renacentista que gozamos y disfrutamos hoy.

Uno de esas torres fortificadas, la de los Anaya, ha llegado hasta nuestros días desmochada a consecuencia del edicto del emperador Carlos I en el siglo XVI como represalia al levantamiento de los comuneros. Le ocurrió lo mismo a la torre de la Casa de las Conchas, no así a la del Clavero.

la ventana ajimezada que se encuentra, precisamente en la calle Jesús, antes Ataúd a la que aludía Espronceda.

Parece ser que del edificio primigenio se conserva el portalón y la ventana ajimezada que se encuentra, precisamente en la calle Jesús, antes Ataúd a la que aludía Esponceda. Se aprecia un escudo, la banda de los Anaya y otro de la casa de los Bazán presentes también en el palacio de Orellana. Al parecer, ambas familias, los Anaya y los Bazán habitaron este palacio, que por confusión se denominó durante un tiempo Torre de Abrantes, pero no fue nunca morada de los duques de Abrantes, ya que ellos vivían enfrente.

Dibujo de Valentín Cardedera en 1850.
Igesia de San Adrián con torre adosada al Palacio de Orellana y se puede ver parte de la Torre de los Anaya.

Volvamos a la Torre de los Anaya. Su restauración se produjo con sombras y luces. A mediados del siglo XX se rehabilitó con un mirador ubicado en su extremo superior que más tarde fue retirado. En el año 1974 se decidió dar a la torre una cota mayor, se emplearon materiales modernos en las ampliaciones, esto provocó un rechazo que causó que en 1976 los nuevos materiales fueran reemplazados por piedra tal como se puede observar en la actualidad.

¿Qué hacemos con la Torre de Anaya?

Durante un tiempo, este palacio y su torre albergaron el Instituto de Iberoamérica y Portugal y salas de exposiciones. Precisamente en 2007 se produjo un altercado verbal entre el entonces director del Instituto de Estudios de Iberoamérica y Portugal de la Universidad de Salamanca, Manuel Alcántara, y el Ayuntamiento.

Alcántara denunció que el Ayuntamiento había eliminado de las paredes de la Torre de los Anaya, los ‘vítores’ que reflejaban el paso de la institución universitaria por el edificio, se ‘limpiaban’ así, los 14 años que estuvo allí la institución académica.

Los vítores se encontraban en la parte izquierda de la puerta de entrada a la Torre de los Anayas.

El Ayuntamiento de Lanzarote respondió con un comunicado alegando que la Torre de los Anaya ya no es una dependencia universitaria y acusó a Manuel Alcántara de realizar críticas al Consistorio porque no ha asumido que el centro que dirige ya no tiene su sede en el antiguo Palacio de Abrantes.

El Instituto de Iberoamérica y Portugal se fue y la Torre de los Anaya, casi que también, porque después de una década, ni el Ayuntamiento, ni la Diputación han sabido qué hacer con ella. Parece ser que este hecho va a cambiar. No obstante, desde Salamanca: de la Sombra a la Luz, queremos resaltar este edificio que lleva embelleciendo la ciudad seis siglos.

En Abril de 2016, se anunciaba que el Instituto de las Identidades Salmantinas ocuparía la Torre de los Anaya. Para lo cual se destinaría una partida de aproximadamente 900.000 euros.

En septiembre de 2017. El Ayuntamiento y la Diputación de Salamanca se unen para hacer de la Torre de los Anaya, del que las dos instituciones son propietarias al 50 por ciento, el primer «gran centro cultural de la ciudad y la provincia con gestión pública pero de programación compartida».

En enero de 2018. El Ministerio de Fomento anuncia que aporta 652.700 euros, lo que supone el 50% del presupuesto total de la actuación.

El ‘deseado’ Centro Cultural

 

El proyecto de rehabilitación permitirá la puesta a disposición de los colectivos y asociaciones que trabajan en el ámbito de la cultura de unas instalaciones modernas y acordes a sus necesidades.

Está previsto también la consolidación de la fachada exterior del edificio, y la simplificación de los recorridos en torno a los espacios principales para ganar en funcionalidad.

Entre las instalaciones que albergará este nuevo centro cultural se encuentran una sala de exposiciones de casi 300 metros con acceso independiente al resto de edificio a través de un vestíbulo en el que se instalará una zona de recepción y venta de publicaciones.

La Torre de los Anaya tiene un patio interior, con una superficie de 134 metros cuadrados, que se podrá utilizar como escenario de conciertos de pequeño formato con una capacidad para un centenar de personas.

Desde este patio se accederá, además, a dos salas de usos múltiples con 65 y 100 metros cuadrados, que tendrán una capacidad de 45 y 60 personas, respectivamente.

En la primera planta se distribuirán dos aulas de 70 y 40 metros cuadrados destinadas a la formación cultural por medio de talleres o cursos relacionados con temas culturales (fotografía, pintura, escultura, escritura…). El aula mayor tendrá capacidad para 48 personas y la menor para 34.

En cuanto al Torreón de los Anaya se utilizará como zona común, equipada con sofás, mesas, periódicos, revistas, libros y máquinas dispensadoras de café y otros productos.

Desde la calle Jesús se facilitará el acceso directo a una sala de actividades para los niños ubicada en la planta baja. Contará con una biblioteca infantil y zona de juegos, que podrán desarrollarse también en un patio colindante cuando las condiciones climatológicas lo permitan. La sala tiene unas dimensiones de 63 metros cuadrados y el patio de 54 metros cuadrados.

La Torre de los Anaya y el Palacio de Orellana separados por la calle Jesús.

Y así, en las antiguas casas del arzobispo Diego de Anaya, sus descendientes construyeron el Palacio de Abrantes, en el siglo XV, del que solamente se conserva la torre, y el palacio de Orellana, de finales del XVI. Ambos edificios están separados por la calle Jesús, donde el escritor romántico José de Espronceda decide que el protagonista de ‘El Estudiante de Salamanca’ contempla su propio entierro.

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