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Lunes de Aguas sin monumento en Salamanca

Es la fiesta más querida por los salmantinos y no hay una estatua o una placa que hable de ella. El callejero refleja el paseo Lunes de Aguas que está entre la avenida de La Salle y concluye en la Glorieta Aceña
Miles de personas se acercan al Puente Romano a disfrutar del Lunes de Aguas y el hornazo. FOTO, Archivo.

 

 

[dropcap]J[/dropcap]esús Málaga, presidente del Centro de Estudios Salmantinos, y La Crónica de Salamanca inician una serie sobre monumentos, rincones, rutas y lugares ‘escondidos’ de nuestra ciudad bajo el título de: Salamanca, de la sombra a la luz

 

Hace unos días, el Ayuntamiento de Salamanca anunciaba que solicitará a la Junta de Castilla y León que la festividad del Lunes de Aguas, celebrada el segundo lunes después del Domingo de Resurrección, sea declarada como Fiesta de Interés Turístico Regional.

Quizá la Junta de Castilla y León le dé más empaque a la fiesta que el propio consistorio, porque teniendo en cuenta que es, quizá, la fiesta más querida por los salmantinos, no hay un monumento, una placa, una mención al Lunes de Aguas, salvo en el callejero.

El paseo de Lunes de Aguas, una calle de nuevo cuño, que comienza en la avenida de La Salle y concluye en la Glorieta Aceña. Es por esta razón, por lo que traemos a la sección Salamanca: de la sombra a la luz, el Lunes de Aguas como bien inmaterial y para ponerlo en valor.

Del Príncipe Juan a Felipe II y el cura Putas

El que sí trabajó para hacerle un homenaje, a modo escultórico, al Lunes de Aguas fue el escultor Agustín Casillas. Tenía bocetos, incluso, bajo relieves alegóricos del Lunes de Aguas.

El príncipe Juan es el fundador de Casa de la mancebía, las prostitutas debían estar bajo la tutela de un cuidador, que comenzó a conocerse en la ciudad como el Padre Putas.

La escultura que sí realizó Casillas fue al Príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos, que se formó en la Universidad de Salamanca. El príncipe Juan es el fundador de Casa de la mancebía, las prostitutas debían estar bajo la tutela de un cuidador, que comenzó a conocerse en la ciudad como el Padre Putas.

El Príncipe Juan muere en Salamanca el 4 de octubre de 1497. Casi 50 años después, el 12 de noviembre de 1543, Felipe II se desposa en la ciudad del Tormes con María Manuela de Portugal. Durante los festejos de la boda, el recto Felipe II se escandaliza de la lujuria y diversión que se respira en Salamanca, ciudad docta donde las allá en aquel siglo de Oro.

Bien es cierto que Salamanca tenía ‘matriculados’ por aquellos años unos 8.000 estudiantes y a su sombra y su dinero deambulaban taberneros, prostitutas para todos los gustos y bolsillos, amas de llaves, lavanderas, feriantes, catedráticos, clero de todas las gerarquías,… Salamanca albergaba entre sus calles la Universidad y el mayor burdel de Europa.

El Medallón de Felipe II, en la Plaza Mayor.

Felipe II, que no era tan juerguista como su tío abuelo, promulga un edicto en el cual ordena que de Cuaresma y Pasión no se puede comer carne, en el más amplio sentido de la palabra. Es decir, las prostitutas de la Casa de la Mancebía se tienen que ir fuera de la ciudad. Al otro lado del Tormes.

Ocho días después, el lunes después de Lunes de Pascua, los salmantinos celebran el Lunes de Aguas, la merienda campestre y primaveral, que los estudiantes festejaban con jolgorio juvenil allá por el siglo XVI junto al Puente Romano para ver llegar a las prostitutas acompañadas por el Cura Putas, y el resto de los salmantinos lo harían en familia y junto al río, por aquello de tener agua fresca para beber.

El estudiante italiano y el Lunes de Aguas

La primera referencia literaria que se tiene del Lunes de Aguas es del siglo XVII, en Diario de un estudiante de Salamanca. La crónica inédita de Girolamo da Sommaia (1603-1607). Girolamo da Sommaia llega a Salamanca en 1599 para estudiar a la Universidad y llevó un diario entre 1603 y 1607 de su vida y milagros en la ciudad del Tormes.

Diario de un estudiante de Salamanca. La crónica inédita de Girolamo da Sommaia (1603-1607)

El libro relata la vida salmantina en el Siglo de Oro en el ámbito social, cultural, económico y sus relaciones sociales con los Anaya, los Maldonados, el conde Monterrey, sacerdotes, menestrales, las predicaciones, los entresijos de la vida universitaria o sus relaciones con prostitutas.

Girolamo da Sommaia escribió en su diario como las prostitutas de la mancebía cruzaban en barca el Tormes, ocho días después de Pascua, porque sólo las mujeres que se habían confesado, ellas no lo hacían, podían caminar por el Puente Romano. También se puede leer como el jolgorio de los estudiantes que ayudaban a las prostitutas a pasar el río en barcas engalanadas.

De lo que sí hay mucha constancia en la literatura, es de la prostitución en Salamanca como fuente de inspiración. La Celestina es quizá la primera obra donde se da importancia a la prostitución (y de la brujería) en el ámbito de la ciudad del Tormes. La literatura erótica del Siglo de Oro encuentra en Salamanca y sus barrios bajos el escenario para obras como: La tía fingida, La lozana andaluza, La Carajicomedia, La pícara Justina y una gran cantidad de obras menores.

La fiesta de la primavera

Lo que realmente se celebra el Lunes de Aguas es la fiesta de la primavera. Salamanca, al igual que numerosas localidades, festeja la llegada de la nueva estación con una fiesta que se pierde en la memoria del tiempo y de sus gentes llegadas, en su mayoría, del campo que nutren la ciudad y siguen con sus costumbres.

El hornazo es típico comerlo el Lunes de Aguas.

Esta animación suelen tener lugar 8 ó 10 días después de Pascua. No se sabe cuál es el origen de estas fiestas primaverales. Son patrimonio de los antepasados y las mantenemos, es lo que los expertos llaman memoria amnésica.

Es la entronización con la primavera este día de merienda, porque como dice el dicho: ‘No hay festejo, sin comestrejo’.

La relación de la fiesta de la primavera, en Salamanca llamada Lunes de Aguas, y la prostitución es mucho más reciente, aunque date de hace 465 años, porque estas costumbres populares de salir a merendar al campo responden a unos cánones que son muy similares en todas las poblaciones.

Y el hornazo es pura carne. Si ya volvían las meretriz a ocupar los lupanares, también se podía comer carne.

Documentación:
Diario de un estudiante de Salamanca : la crónica inédita de Girolamo da Sommaia, 1603-1607.
Conversación con Juan Francisco Blanco, director del Instituto de la Identidades de Salamanca.

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