Iberdrola ha obtenido un beneficio neto ordinario de 1.367,7 millones de euros en el primer semestre de 2018, un 27% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior. Este incremento responde a la buena marcha del negocio internacional, a los retornos crecientes de los 20.000 millones de euros invertidos en los últimos cinco años, a la mayor eficiencia y a la normalización de las condiciones operativas en los mercados de referencia.
La ausencia de impactos extraordinarios en el periodo, frente a los registrados en el ejercicio 2017, explica que el beneficio neto reportado se haya situado en 1.410,5 millones de euros, solo un 7,1% menos. Durante el pasado ejercicio se incluyeron 442 millones de euros de partidas extraordinarias positivas después de impuestos correspondientes a la operación Siemens-Gamesa y a la revisión efectuada de los precios de la cartera de contratos de gas en España. Asimismo, resulta importante destacar el impacto negativo de la evolución de los tipos de cambio, que ha alcanzado los 69 millones de euros en el beneficio neto del primer semestre de 2018.
Los ingresos de Iberdrola han sido de 17.586,6 millones de euros en el semestre, un 17,5% más que en el mismo periodo del año anterior.
El beneficio bruto de explotación (Ebitda) del grupo se ha incrementado un 17,1% hasta alcanzar los 4.435,9 millones de euros. Si se excluye el efecto del tipo de cambio, con un efecto negativo de 260 millones de euros, el aumento es del 24%.
El Ebitda muestra además una evolución positiva en todos los negocios. Así, por ejemplo, en el área de Renovables, se incrementa un 25,5% hasta los 1.184,1 millones de euros; en la de Redes, un 20,7% hasta los 2.387,8 millones de euros; y en Generación y Clientes, un 1,7% hasta los 877,6 millones de euros.
La compañía ha continuado mejorando su eficiencia gracias al crecimiento operativo y a la contención de costes, con lo que ha logrado reducir en 100 puntos básicos la relación entre su gasto operativo neto y su margen bruto hasta el 27,5%, frente al 28,5% de 2017.
La deuda neta del grupo alcanza los 34.037 millones de euros, frente a los 29.474 millones de euros de junio de 2017. Este incremento se explica, fundamentalmente, por la consolidación de Neoenergia en Brasil, que aporta más de 2.600 millones de euros de deuda, y por las inversiones realizadas en el periodo.
Así, sobre este escenario, Iberdrola prevé cerrar 2018 con un Ebitda superior a los 9.000 millones de euros y un beneficio neto reportado cercano a los 3.000 millones de euros, lo que le permitirá continuar incrementando el dividendo en línea con la evolución de sus resultados.