[dropcap]B[/dropcap]urdeles y sitios de mal vivir. Carmen Martín Gaite en el programa de TVE que realizó en 1983 ‘Esta es mi tierra’, donde comenta que la fachada severa de Las Agustinas era para ella como el muro que separaba lo permitido de lo prohibido, la vida ejemplar de la irreverente. «Por esta calle -refiriéndose a la calle Ancha- se sale al barrio Chino, es una calle que ninguna chica decente de mi generación traspasó nunca. No sé si antes estaría todo tan destartalado y sórdido, tan desnudo y lleno de baches. ¡Quién me iba a decir que era tan poco atrayente este barrio? ¡Vaya desilusión!».
En 1982 el Barrio Antiguo, donde estaba incluido el barrio Chino o también denominado el de los Caídos, estaba escasamente poblado, siete mil habitantes sobre un total de 168.000 de Salamanca.
En porcentajes:
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- El 4% de la población de la ciudad, y lo que era más grave, envejecida y dominada por familias con escasos recursos.
- El 11% de las mismas habitaban casas de menos de 50 metros cuadrados.
- El 30% de los habitantes sufrían problemas de hacinamiento.
- El 12% carecía de servicios higiénicos y más del 30% no tenían agua caliente.
- El 50% vivían de alquiler.
- El barrio carecía de infraestructuras y equipamientos, siendo, sin embargo, el lugar que identificaba a la ciudad.
Cuando se puso en marcha la Operación Piloto a principio de la década de los 80 para rehabilitar el barrio Antiguo, la inversión ascendió a 2.000 millones de pesetas (12 millones de euros); 364 para urbanizar calles (2.1M€) 140 (841.416€), para renovación de redes, todas en muy mal estado; 76 (456.769€), para abastecimiento de agua y 223 (1,3M€) para expropiaciones. La mayor cantidad, 1.324 millones de pesetas (7,9M€)iba destinada a la rehabilitación de edificios.
Se construyeron viviendas sociales en San Vicente y en el Patio Chico; se urbanizaron plazas: la de San Blas, la del paseo de la calle Balmes y los entornos de la Facultad de Ciencias; se urbanizaron calles: cuesta de Carvajal, Arcediano, Silencio, Tavira, La Latina, Trilingüe, entre otras; y se emprendieron algunas obras de envergadura, impensables hasta entonces: la urbanización de la Vaguada de la Palma, la ronda entre puentes y la renovación de las redes de agua.
Según Jesús Málaga, alcalde de Salamanca en esta época, el problema más difícil de abordar era el del barrio de la Palma. «La situación del mismo desde el final de la guerra de la Independencia era realmente preocupante. Marginado y sin apenas servicios, con viviendas sin agua, sin luz, pedía a voces inversiones multimillonarias y mucha creatividad para sacar adelante el que los salmantinos, viendo tanta desolación, habían llamado el barrio de ‘Los Caídos’ (El barrio Chino)», cuenta en su libro: ‘Desde el balcón de la Plaza Mayor: Memorias de un alcalde’.
Tomando como referencia lo mencionado por Jesús Málaga sobre la situación del barrio en la Guerra de la Independencia, señalar que debido a la detonación del polvorín, la zona fue destruida completamente durante la citada guerra ‘la Francesada’ y por ello, este lugar comenzó a denominarse el barrio de los Caídos o de los derribados. Y, sobre las ruinas de los edificios comenzaron a surgir chabolas y infraviviendas que daban cobijo a personas muy desfavorecidas, mendigos y prostitutas. Ya en la década de los treinta, las casa se convirtieron en burdeles y pasó a denominarse Barrio Chino, debido a la influencia del americanismo ‘Chinatown’ de Nueva York.
Además, el barrio Chino de Salamanca comenzó a ser famoso y conocerse como uno de los importantes de nuestro país, junto con el de Barcelona o Bilbao, por la calidad de las mujeres que ejercían la prostitución, por la tradición que había en Salamanca, no en vano aquí nacieron las mancebías y durante un tiempo era legal la prostitución, y por los clientes que las frecuentaban, entre ellos, Alfonso XIII cuando vino a grabar el famoso documental por tierras hurdanas y salmantinas, o Rafael Farina, uno de los grandes de la copla y el flamenco de nuestro país.
El barrio Chino de Salamanca, en la primera mitad de la dictadura, al igual que el de otras localidades, estaba muy bien organizado. No todos los locales eran para señoritos, ni todos para obreros. Cada uno de ellos tenía su clientela y al caer la noche, salvo excepciones, todos cerraban sus puertas.
Los locales más destacados de esta etapa serían ‘Casablanca’, ‘Florida’, ‘Bar sol’ y ‘Serrano’. Y las chicas de compañía que han pasado a la historia gracias a que las inmortalizó Farina en sus coplas, fueron La Margó y Carmina. Esta última, al parecer fue una de las precursoras en nuestro país de la barra americana.
Tanto contribuyó el cantaor salmantino Farina al auge y a la popularidad del barrio que Salamanca le devolvió lo mucho que había llevado el nombre de su tierra por el mundo, colocando una estatua suya en el que en su día fue el barrio Chino y ahora es el de la Palma.
El médico David Rodero, recuerda en su blog que durante los años de la carrera de medicina en la Facultad, «pasábamos por el barrio chino, desde el Jardín Botánico, donde hacíamos deportes, hasta la Facultad de Medicina de la calle Fonseca y como las” Madames” llamaban nuestra atención, ofreciendo el género que estaba esperando en las casas , con una rebaja importante que era el “precio para los estudiantes”.
Los controles de salubridad de las prostitutas, se realizaban en la cátedra de Dermatología del Hospital General, donde acudían con su carnet sanitario y terminadas las pruebas clínicas y analíticas, si eran normales se la consideraba apta para continuar con su trabajo, en caso contrario se les ponía el tratamiento adecuado con el consejo de abstenerse, hasta que la efectividad de la medicación, lograra la curación.
En algunas ocasiones las veíamos en las consultas, donde estábamos realizando las practicas obligatorias en los tres últimos años de la carrera y para algunos eran conocidas de una noche de fiesta, motivada por haber finalizado un curso, por haber aprobado todas las asignaturas o celebrando la fiesta del Paso de Ecuador y el Fin de Carrera, eventos que casi siempre terminaban “con la última copa” en algún local del barrio chino».
Cuando la ciudad comenzó a crecer, por los años sesenta y setenta, esta zona siguió su ritmo envejeciendo y perdiendo su charme. La droga sustituyó a los cócteles y las prostitutas dejaron de tener encanto. Esta zona volvió a los orígenes del siglo XIX cuando el gran polvorín y el barrio de los ‘caídos’.
Siendo alcalde Jesús Málaga, comenzó la transformación del barrio con la expropiación de las casas, la construcción del Palacio de Congresos y Exposiciones, la edificación del Instituto La Vaguada de la Plama, la recuperación para la ciudad de La Casa Lis y tantas y tantas rehabilitaciones que han logrado convertir este barrio deprimido en lo que es ahora. Solo queda de lo que fue una casa en píe y un muro. Lo demás, historia y leyenda.
Documentación.
Archivo de RTVE.
‘Desde el balcón del Ayuntamiento. Memorias de un alcalde’, por Jesús Málaga
El blog de David Rodero Rodero.