[dropcap]Q[/dropcap]uizá se acuerden. Fue hace algo más de un año. Ocurrió en una cárcel de Asturias. Allí, supuestamente murió uno de los internos, pero cuál fue la sorpresa del forense, que cuando le iban a hacer la incisión para comenzar la autopsia, comenzó a emitir unos sonidos roncos y vieron que no estaba muerto.
G.M., que son las siglas a las que responde el preso, al Estado una indemnización de 50.000€ por los daños morales y los perjuicios causados.
Ahora, volverá a la cárcel. El motivo: que lo han pillado robando piezas de automóviles como radiadores o soportes de defensas y las cuatro ruedas de un BMW que estaban reparando en el taller donde cometieron el hurto.