Apuntan y disparan al estrés

El airsoft esta considerado casi como un "deporte de estrategia al aire libre"
‘Aire suave’ como desestresante Simulación de batallas para combatir el estrés Disfrazado de camuflaje, Miguel Ángel Vera, apodado ‘ghillie’ o francotirador, se esconde de sus enemigos durante la batalla. FOTOS. Principal y galería: JESÚS FORMIGO/ICAL

 

[dropcap]L[/dropcap]os salmantinos amantes del ‘airsoft’ recrean en el campo sus propias batallas y se asignan un rol determinado para combatir “con la adrenalina del momento”        

 

Beatriz Jiménez/ ICAL. Si hay un juego que combina a la perfección la estrategia mental con el ejercicio físico, ese es el ‘airsoft’. Una diversión que cada día gana más adeptos como es el caso de varios salmantinos que buscan en él una forma de distracción y emoción «que sirve como desestresante». Así lo aseguran los componentes de la asociación ‘Asadina’ una de las tres que existen en la ciudad dedicadas a estos juegos.

Considerado casi como un «deporte de estrategia al aire libre», el ‘airsoft’ pone a prueba las habilidades de los participantes en el campo de juego para conseguir unos objetivos. Todas son útiles para llevar a cabo el rol asignado. Para ganar en este juego se necesita una mente fría, desarrollo de estrategias, capacidad rápida de elección y decisión, habilidad con las manos y fuerza con los brazos, además de unos «reflejos rápidos». Dicen que hay tener una buena capacidad de adaptación a los diferentes medios donde se combate y «saber trabajar en equipo». Pero como destacan todos los participantes, «lo importante es el compañerismo y el buen rato que pasamos juntos».

Jesús Formigo / ICAL Los componentes de la Asociación Asadina de ‘airsoft’ simulan batallas para combatir el estrés. Foto. Jesús Formigo/ICAL

Como si de una misión militar real se tratase, este grupo de amigos de ‘Asadina’ deciden transformar sus vidas por unas horas y lidiar en diferentes bandos. En este caso, un terreno propiedad del Ayuntamiento de Terradillos, cedido bajo solicitud previa de manera que la Guardia Civil y la Policía Local estén también informados, sirve de campo de batalla. En él disponen de varios búnker y cuentan con la frondosidad del bosque que ayuda para el camuflaje.

Así lo explica uno de los fundadores de esta asociación salmantina de ‘airsoft’, Ángel Luis Lucas, quien cuenta que empezó en este mundo en 2010 como un hobby como recomendación de un amigo, «a pesar de ser una moda que va y viene, tiene mucho tirón».

Ángel Luis, más conocido como ‘Sedre’ en el campo de juego, asegura que la finalidad de este deporte «es pasar un buen rato entre amigos y salir de la rutina diaria», al igual que la gente que juega al fútbol o practica otros deportes. «Es un juego deportivo donde la edad no importa», dice, aunque la normativa fija que es obligatorio haber cumplido los 18 años.

Las réplicas

Las armas empleadas para las recreaciones en este juego «son lúdico deportivas», como se refleja en la Ley vigente y son muchos los tipos de réplicas que se pueden utilizar. Como explica ‘Sedre’, se categorizan según su tamaño, ya sean de mano, como las pistolas, o armas grandes, como rifles, fusiles y escopetas. Desde ‘Asadina’ recomiendan tenerlas registradas en el ayuntamiento donde se está empadronado y llevar siempre la licencia encima cuando se va a jugar.

Las armas tienen que ir siempre en los maleteros de los vehículos y nunca en los asientos, «las armas por un lado y el resto de complementos por otro», como son los cargadores, fundas, baterías o munición deben llevarse en otros elementos destinados al transporte. «Nunca puede estar todo junto y ni dentro del coche», afirma con rotundidad ‘Sedre’.

‘Aire suave’
Los componentes de la Asociación Asadina de ‘airsoft’ simulan batallas para combatir el estrés. Ángel Luis Lucas, en el centro, es uno de los fundadores de la asociación. Foto. Jesús Formigo/ICAL

Para jugar, las réplicas tienen una potencia máxima definida en función del rol que desempeñe cada jugador. Por ejemplo, está el rol fusilero que «es el soldado a pie», que como mucho puede disparar a 350 pies por segundo. También está el apoyo, que va con ametralladoras, simulando armas de mayor calibre y sirve para cubrir el avance de los jugadores. Los ‘Snipers’ y fusileros selectos cuentan con una potencia mayor que la de fusilero, por lo tanto, según las medidas de seguridad puede disparar por debajo de los 20 ó 30 metros.

Todas disparan bolas de seis milímetros biodegradables, fabricadas con productos orgánicos, por lo que no contaminan la zona de juego y están diseñadas para que se desintegren.

Guión establecido

Sus partidas están guionizadas y se recrean distintas misiones para darle «mayor realismo», reafirman los participantes. Todos los jugadores conocen ese guión antes de acudir al campo, además de un mapa aéreo de la zona con canal de comunicaciones, que en función de cada equipo, tiene un canal u otro para organizarse dentro de la escuadra. También disponen de los que ellos llaman «el canal 8», que está para mayor seguridad por si hay algún problema durante la partida o dudas, de modo que los miembros de la organización se encargan de solucionarlo.

Antes de comenzar todos los jugadores «están obligados a pasar crono», como un control de radar para comprobar que se cumple toda la legislación, como las protecciones o la potencia de las réplicas. En ese sentido son muy estrictos y «aquellas que no cumplan con el reglamento, no juegan».

Los componentes de la Asociación Asadina de ‘airsoft’ simulan batallas para combatir el estrés. Foto. Jesús Formigo/ICAL

Se divide a los equipos en función de las misiones. Antes se utilizaban distintas vestimentas de camuflaje pero ahora además, para diferenciarse mejor dentro del bosque «están los brazaletes de color». Cada equipo tiene una misión diferente pero las partidas están ideadas para que al final se encuentren y haya contacto, en definitiva, «que se diviertan», asiente Ángel. «Hay jugadores que prefieren el juego más táctico y a otros les gusta más atacar y disparar».

Según confiesa ‘Sedre’, a él le gusta mucho la historia militar y recrear las batallas actuales como la guerra de Afganistán o el tema de los narcos. Cuenta emocionado que en esa ocasión jugaron tres equipos que disfrutaron mucho. «Se simularon los maletines con dinero, la droga y al final tenían dos opciones en el punto de encuentro a la hora de intercambiar las sustancias, uno amigable o otro más violento». «Fue una experiencia genial para todos».

Equipación

Los jugadores deben llevar con gafas de protección ocular e incluso una máscara. Van protegidos con ropa de camuflaje que hace de armadura, por lo que en el ‘airsoft’ «los disparos pican pero no duelen».

Todos en este hobby cuentan con apodos que van reflejados en las chaquetas de su vestimenta, «algunos se lo buscan guerreros y otros usan su apellido como referente» e incluso otros tiran de personajes de los juegos de rol.

Disfrazado de camuflaje, Miguel Ángel Vera, apodado ‘guilie’ o francotirador, se esconde de sus enemigos durante la batalla

Las personas aficionadas a este juego de estrategia provienen de todos los gremios, desde albañiles, funcionarios, militares o estudiantes, entre otros. Lo definen como un deporte «multigeneracional», en el que comparten experiencia padres e hijos. De ahí surgen buenas amistades «dentro y fuera del campo». Fomentan el juego limpio, sin voces ni enfrentamientos, como se recoge en la normativa, por lo que si no se cumplen «está la expulsión inmediata de la partida».

Roles

En el ‘airsoft’ hay personajes diferenciados, «que no son bien vistos, los inmortales y los infalibles». Explican que a los inmortales son a los que se dispara «como si fueras Terminator», porque «no nota las bolas» y los infalibles, son aquellos en los que «donde pongo el ojo, pongo la bola».

Quizá uno de los personajes con la vestimenta más curiosa en este juego es «ghillie», conocido también como «emboscado», porque quien lo lleva puesto se hace parte del bosque. Así se denomina a la prenda que emplea para camuflarse el francotirador o el ‘Sniper’, su función es quedarse fijo en el campo y cuentan con una réplica de cerrojo, con mucha potencia y largo alcance.

El salmantino Miguel Ángel Vera es el «ghillie» de esta partida. Se ha confeccionado su propio traje con una red hermética y tela de sacos antiguos teñida de color verde. En su caso, siempre se había sentido atraído por el tema de las armas, su hermano es militar y aficionado a los videojuegos de acción. «Esto te da la opción de tener una réplica registrada y al que acabas de disparar, luego te tomas una caña con él». Con el rol de ‘Sniper’, elimina a todo el que se ponga en su camino y a veces, se trabaja con blancos selectivos.

Cuando se descubre a un mando del otro equipo se informa al francotirador, que será el encargado de eliminarlo. Es el primero en dar el aviso para poder entrar a un búnker. Dice que es el personaje «más tranquilo»; porque es el que menos se mueve. Confiesa que incluso en partidas de cuatro horas, nadie logró descubrirle. «Te tiene que gustar este rol». Para Miguel Ángel sirve de «desestresante», además de aprender a trabajar en equipo y meterse en la piel de los demás, porque «se puede rotar de papel con unos objetivos marcados».

Un hobby sano

Para el más joven, Alejandro González, lo que «realmente le gusta es el buen ambiente». «Porque no se compite, se juega». En su caso, un cliente de su padre le animó a ver el juego hace tres años y desde entonces no ha parado.

A pesar de ser «un hobby sano», porque «haces deporte, estás en continuo movimiento», confiesan que «es caro», pero «como todos». En ese sentido, sostienen que hay replicas muy caras y «si uno quiere meterse realmente en el papel hace lo que sea por conseguir toda la equipación». Entre risas afirman que aún así «sale más barato que ir al cine».

Según reconoce Juan José Martín, disfrutan con «la adrenalina del momento» y no se lo toman como una competición, «es un juego entre amigos para liberar el estrés diario y olvidar las rutinas».

Con réplicas de armas reales e indumentaria militar, los componentes de la Asociación Asadina de ‘airsoft’ simulan batallas para combatir el estrés. Foto. Jesús Formigo/ICAL.

Es el caso de este padre y su hijo, que acuden juntos a las partidas. Gracias a su hijo, Juanjo, se introdujo en este mundo, acudió a recogerle tras una partida y le conquistó «la buena camaradería» formada.

Estos grupos de aficionados al ‘airsoft’, formados por personas de diferentes edades y gremios, lidian sus propias batallas para salir de la rutina. Hoy ganan unos pero mañana pueden ser otros. «Frikis o no» lo más importante como destacan todos los integrantes «es el disfrute y el buen trabajo en equipo».

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